Síguenos en redes sociales:

Vivir a contracorriente

Una enfermera y un operario relatan los pros y contras de trabajar a turnos

Vivir a contracorrientePablo Viñas

Bilbao

CENAN pimientos rellenos a las tres de la madrugada, ven a sus hijos en foto gracias a los smartphones y terminan su jornada nocturna, de diez a ocho de la mañana, en el muro de las lamentaciones. "La última hora es de muerte. Es un sueño y un cansancio como cuando tienes gripe. Y oyes cosas como: Esto es un infierno, Esto no hay quien lo aguante, Las noches me matan, Cualquier día me toca la lotería y lo dejo...". Begoña Sánchez, enfermera de quirófano en el hospital de Cruces, se hace eco de lo duro que resulta para muchos profesionales trabajar a turnos. Algo que tanto ella como Patxi Bellón, operario en una fábrica, hacen gustosos. Son las excepciones que confirman la regla.

Begoña Sánchez > enfermera

"Hay gente muy joven que toma pastillas para poder dormir"

Lleva la friolera de 36 años trabajando a turnos en Urgencias y asegura, para perplejidad de propios y extraños, que no quiere cambiar. Y eso que apenas coincide con su recién estrenado marido. "Es técnico de laboratorio y también hace turnos. Mi piso a veces parece un piso patera, porque nos cruzamos en la escalera", bromea Begoña Sánchez. Se ven tan poco que a veces él le hace una visitilla en el hospital. "El pobre se acerca a ver si puedo salir un momento a tomar un café a la máquina de Maternidad y charlamos cinco minutos", cuenta. A veces, no le queda más remedio que darle plantón. "Igual le digo: Estamos acabando una apendicitis y te veo, pero viene y no puedo salir. Estamos como dos adolescentes".

Con los dedos cruzados para ver si logran cuadrar las vacaciones -ya han recurrido al hoy por ti, mañana por mí para cambiar turnos y poder ir a una comunión-, Begoña reconoce que vivir a contracorriente afecta a las relaciones personales. "Si conoces a un chico, te va a proponer quedar el fin de semana y le tienes que decir que no. O quedar a la tarde y a las diez, cuando va a empezar la chufla, marcharte. En esos intervalos, que no puede estar contigo, va conociendo a otra gente", constata. Los amigos, afirma, "también se hartan".

Pese a que el turno de noche la agote -"a las seis de la mañana, salvo que esté en pleno estrés de quirófano, me muero"-, Begoña está encantada con su caótico horario laboral. "La gente está como loca por trabajar de mañana, sobre todo los que tienen familia, pero yo no tengo hijos y me gusta juntar días de libranza. Además, trabajar a turnos me ha permitido estudiar e impartir cursos", indica.

Consciente de que es una rara avis porque duerme a pierna suelta, "aunque de día no se descansa igual", Begoña hace de altavoz de los problemas de otras compañeras. "Hay gente muy joven que tiene que tomar pastillas para dormir. Llegamos a casa cuando está toda la vida empezada y cuesta más conciliar el sueño. Además, aunque quites los teléfonos, siempre hay alguien que llama al portero", da fe. Tanto cambiar el despertador, no es de extrañar que a veces se levanten sin saber si tienen que ir a trabajar o no. Sus propias familias también se desorientan. "A una compañera le llamó su madre: Te has dormido, corre, que no llegas. Saltó de la cama, enganchó el bolso y cuando llegó a la parada del autobús y vio que no había nadie, miró el reloj y eran las cuatro de la madrugada. Hala, para casa otra vez", cuenta Begoña, a la que su ya fallecido padre despertaba contándole los partidos del Athletic a pie de cama.

El desorden de la almohada también se traslada al mantel. "Cuando estoy de noche, me levanto a las cuatro de la tarde y lo que me apetece es desayunar. Así que acabo haciendo la comida principal en el hospital, normalmente en forma de bocadillo", confiesa, sabedora de lo que supone no alimentarse adecuadamente. "A mí tiene que estar pasándome factura a la fuerza este desorden de comidas y de sueño. Me caerá de golpe, supongo", presagia.

Las enfermeras con hijos sufren el doble. "Separarse de los críos les cuesta un montón. De repente les ves una sonrisa y es que el aita les ha mandado una foto con el bebé al smartphone. Es muy tierno". Amamantar a los hijos es una odisea. "Yo ya he visto a algún aita venir a por la leche o traer al crío para que le dieran pecho". Por si fuera poco, con la crisis, no se pueden ni quejar. "Antes te decían: ¿Vas de noche? Pobre. Ahora es: ¿Vas de noche? Hija, da gracias a Dios. Y las damos. También eso te anima a llevarlo, pensar la suerte que tienes, que cuántos quisieran".

Patxi Bellón > operario

"Con los turnos nos perdemos a veces los partidos del Athletic"

Lo han hecho "contadas veces", cuando ha faltado algún compañero, pero su nombre asusta. "Llamamos el relevo de la muerte a ir de noche, al día siguiente de tarde y al día siguiente de mañana. Acabas bastante cansado, pero con una buena siesta se arregla", asegura Patxi Bellón, un operario de producción que trabaja a turnos en una fábrica del Duranguesado y que es capaz de conciliar el sueño "aunque estén con un taladro en el piso de al lado".

Pese a que bromea con sus compañeros -"cuando hacemos un cambio, decimos que falta la cama en el curro"-, este zornotzarra de 44 años lleva bastante bien fichar cada dos o tres días de mañana, tarde o noche. "Solo me he dormido una vez y procuro comer siempre a las mismas horas", dice. Sus dos hijos también se han adaptado a su peculiar ritmo laboral y las amistades las mantiene gracias a que en invierno libra dos fines de semana al mes. Lo que peor parece encajar es que "con los turnos a veces nos perdemos los partidos del Athletic".

Patxi, que alguna vez se ha despertado de la siesta "pensando que tenía que ir a trabajar", cree que "el cuerpo, al final, se tiene que adaptar porque llevas veinte o treinta años trabajando a relevos". No obstante, no descarta que haga mella en la salud. "Una vez salió un reportaje en DEIA en el que se decía que cada quince años a relevos se perdían cinco de vida. Ha habido personas, no en mi fábrica, pero sí en otras, que al de un año o menos de jubilarse han fallecido. Me imagino que será todo cosa de la patata".