Bermeo. Para que el bien hecho hoy no caiga en olvido mañana, el grupo de gimnasia rítmica Xixili de Bermeo quiere agradecer toda la dedicación de Alasne Uriarte-Bidaurreta Ormaetxea y su familia hacia el club en el que ha colaborado de forma desinteresada como secretaria. Lo ha hecho sin esperar nada a cambio desde hace más de diez años.
Una de sus hijas entró a formar parte de la asociación deportiva poco después de que esta se constituyera en 1993. Tras un periodo comor gimnasta, hoy es una joven monitora de Xixili Gimnastika Taldea, nombre completo de la entidad. El vicepresidente y coordinador del club, Andrés Uriondo, solo guarda buenas palabras para la exsecretaria de Xixili. "Le vamos a echar muchísimo en falta porque, sobre todo, yo puedo decir que era muy buena amiga y compañera, porque en mi caso he trabajado con ella", valoraba ayer Uriondo.
experiencias compartidas A su juicio, Alasne era una mujer "muy abierta, muy colaboradora, de esas personas que se hacen querer", aseguraba agradecido de haberla conocido y haber compartido con ella tantas experiencias en el club. Alasne Uriarte-Bidaurreta era de Bermeo "de toda la vida", como subraya su marido, Luisfer Allika.
Ella había estudiado administración y trabajó como secretaria en Pescafrisa (Pesquerías Hispano-Africanas) de Bermeo, una de las firmas más relevantes del Estado en productos congelados del mar. Llegó un momento en que la vizcaina cambió de trabajo y se hizo cargo de Kiku Liburudenda, una tienda de libros y periódicos en la plaza del mercado del municipio. Por todo era una mujer muy conocida en la localidad pesquera, tanto como querida en el municipio. Desde Xixili prevén tributarle algún sencillo recuerdo. "Al acabar la temporada haremos algo en su recuerdo, allá por junio, un detalle", avanzaba Uriondo.
El marido de Alasne, por su parte, ensalzó la ilusión de una mujer "luchadora, alegre", "aficionada a los bailes de salón". "Se embarcó en Xixili como secretaria porque en el club estaba una de nuestras hijas", resume Luisfer. Familia, amigos y vecinos abarrotaron la parroquia de Santa Eufemia. Hubo hasta quien se quedó fuera aun acercándose a la iglesia veinte minutos antes del oficio religioso. Le han apreciado tantas personas que el agua del mar de Bermeo aún está más salada estos días.