"Nació una niña, pero a mi tío le mostraron el cadáver de un niño"
Erika Beitia tiene treinta años, un hermano de 34 y presume que también pueda tener una hermana de 36. Las extrañas circunstancias de su supuesta muerte, nacida en el extinto Ginecoyatreo, y los nombres de las personas vinculadas al parto, han acrecentado los recelos de su familia
Bilbao. "Fíjate si mis padres estarían moscas y fíjate si se quedaron marcados que ya no se fiaban y mi hermano y yo nacimos en el extranjero", dice Erika Beitia, resumiendo todas las sospechas que rodean a la muerte de su hermana mayor, nacida en el Ginecoyatreo de Bilbao el 17 de mayo de 1975.
¿Cuál es su historia?
Todo lo que sucedió en torno al parto fue bastante raro y además resulta que la clínica, las fechas y el nombre del ginecólogo coinciden con algunos presuntos casos de bebés robados. Tanto el Ginecoyatreo como el doctor Gil Turner son nombres que aparecen en otras denuncias. Con estas coincidencias empezamos a dar vueltas al tema. Además, mi padre y mi madre están convencidos de que era una niña y, sin embargo, a mi tío, que fue el que vio el cuerpo porque mis padres estaban conmocionados, le enseñaron el cadáver de un niño.
¿Cómo fueron las circunstancias del fallecimiento?
A mi madre, que es extranjera, siempre le pareció muy raro lo que pasó. Ya le habían dicho que podía tener algún problema en el parto porque es muy estrecha de caderas y, por eso, había avisado al médico de que igual le tenían que hacer una cesárea de urgencia, pero al final, no se le practicó ninguna cesárea y solo le explicaron que como era muy estrecha, la niña se había ahogado y se había muerto. El médico le dijo además a mi padre que no había intentado reanimar al bebé porque corría el riesgo de padecer secuelas cerebrales.
¿Alguna otra circunstancia extraña ese mismo día?
Sí, también coincidió que ese mismo día en la clínica había muerto otro recién nacido. Hay que tener en cuenta que era el primer hijo de mis padres, mi madre acababa de parir y estaba muy trastornada y fue mi tío el que se encargó de ver el cadáver y de realizar todos los trámites. Ya no sabemos si el que murió fue el nuestro o fue el otro, o si tenían un bebé muerto en un frigorífico para enseñárselo a todos.
¿Qué pasos están siguiendo?
Es que todos los documentos que estaban en el Ginecoyatreo han desaparecido. Se tramitó todo con el seguro, con Ocaso y en aquel momento no se encargó nadie de guardar nada, se dio por seguro de que la niña estaba muerta y listo. Ahora, hemos llamado al Ayuntamiento de Bilbao, a Diputación... pero lo único que sabemos es que hay un féretro enterrado en la tumba familiar, aunque no sabemos si está vacío o no, si es el nuestro o tampoco lo es.
¿Pretenden exhumar el cuerpo?
Para abrir, exhumar y pedir las pruebas de ADN necesitamos unos papeles, pagar bastante dinero y tampoco sabemos si queremos someter a mi madre a un proceso tan doloroso. Pero si es un caso de bebé robado es para matarlos.
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