gasteiz. La cárcel de Zaballa ya está operativa. El penal recibía a sus primeros presos hace dos semanas dentro del proceso de traslado progresivo que Instituciones Penitenciarias ya había anunciado y que tenía programada su segunda fase para ayer.
Los primeros en llegar a las nuevas instalaciones fueron una veintena de presidiarios encargados de los servicios de cocina y lavandería. ¿Su misión? Poner a punto los recursos básicos para la llegada del gran bloque de residentes. Y el plan se siguió sin incidentes. Un total de 550 presos de Nanclares de la Oca, según el Departamento de Interior, abandonaron ayer el viejo penal para estrenar una de las infraestructuras más modernas del sistema penitenciario estatal. De esta manera, el año cero para Zaballa supone prácticamente el punto y final para la instalación de Nanclares de la Oca.
9 horas de operativo El dispositivo comenzó a las 8.00 horas y terminó sobre las 17.00 horas. Fue dirigido por la Ertzaintza en medio de altas medidas de seguridad que incluyeron un dispositivo de 100 agentes, patrullas escoltas, un helicóptero y varios furgones. Este cambio de ubicación supuso la certificación de la paulatina desarticulación del antiguo centro penitenciario.
Eso sí, según aseguró Instituciones Penitenciarias, parte de las viejas instalaciones se van a utilizar como unidad de apoyo a Zaballa para servicios penitenciarias de régimen abierto. Es decir, a pesar de que el grueso de la comunidad reclusa vive ya en las faldas de los Montes de Gasteiz, un grupo de 60 reos que disfrutan del tercer grado mantendrán su residencia en el viejo presidio. Asimismo, los funcionarios de Nanclares de Oca también van a utilizar el recinto como alojamiento.
De esta forma se logrará reducir la gran concentración que se mantenía en el antiguo penal donde 705 personas estaban ingresadas en 469 celdas, circunstancia que situaba a la instalación entre las de mayor ocupación del Estado, mientras que Zaballa cuenta con 720 celdas funcionales. No obstante, a pesar de que con el traslado de ayer se han logrado ocupar todos los habitáculos disponibles, no será el último. Entre los reclusos de Zaballa, bautizada como Araba, figuran algunos de los presos de ETA que han firmado el documento que les concede beneficios penitenciarios a cambio de pedir perdón a las víctimas.