Denuncian el deterioro del sistema de telealarma para los ancianos solos
Familiares de ancianos que usan el sistema de telealarma denuncian el deterioro del servicio de asistencia desde que lo asumió el Gobierno vasco
Bilbao. El sistema de telealarma del que disfrutan algo más de 23.000 ancianos vascos es simple: en síntesis, el usuario está conectado con una centralita mediante un sistema telefónico por si le surge una emergencia en el hogar. El botón para pulsar en caso de alarma generalmente va colgado en el cuello en forma de medallón. Los usuarios y las familias de los ancianos y personas dependientes que usan el aparato desde hace años se fían de su utilidad, pero a partir de que la prestación la proporciona el Gobierno vasco, desde el pasado mes de julio, han surgido quejas entre los usuarios, fundamentalmente en Bizkaia, por el deterioro de algunas prestaciones.
Según las críticas recogidas por DEIA, en los últimos cinco meses han disminuido drásticamente las llamadas que recibían los usuarios para interesarse por su salud y cerciorarse de que se encuentran bien, ya que muchas de las personas que hacen uso del programa, bautizado como Beti On, viven solas. Son lo que en el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales del Ejecutivo vasco denominan "llamadas proactivas". Pero lejos de la frialdad de las denominaciones oficiales, los usuarios que denuncian "una bajada en la calidad del servicio" hacen hincapié en la importancia de una comunicación con los ancianos, que ha disminuido e incluso es inexistente en muchos casos, lo que está provocando ansiedad y malestar en parte de este colectivo.
El relato que hacen personas como Begoña o Marian, en nombre de sus madres y de sus tías, que son usuarias de Beti On, es muy parecido. A finales del mes de junio las familias recibieron sendas cartas de la Diputación de Bizkaia y del departamento del Gobierno vasco que dirige la consejera de Empleo y Asuntos Sociales, Gemma Zabaleta, explicándoles que la prestación pasaba, desde el 1 de julio, de manos forales a las del Ejecutivo vasco y sería ofrecida por una nueva empresa, aunque, eso sí, en las mismas condiciones que hasta el momento. Todo iba a seguir "igual", precisaron. No fue necesario cambiar el sistema de funcionamiento, ni se modificaron los aparatos ya instalados, ni el sistema de avisos a los familiares de referencia. En la presentación del programa Beti On, la consejera Zabaleta explicó que el objetivo del sistema era homogeneizar las condiciones de la teleasistencia sociosanitaria en Bizkaia, Araba y Gipuzkoa, además de "racionalizar" los recursos. Por ese motivo, se centralizaron todas las llamadas en la plataforma Osarean, que ya estaba funcionando para la teleasistencia y la cita previa en Osakidetza.
Hasta en el cumpleaños Pero las perspectivas de Beti On son más ambiciosas: está previsto que en el futuro los teleoperadores recordarán las citas que tienen concertadas con el médico y los servicios sociales; aconsejarán a los usuarios si se sienten solos y les informarán sobre el sistema sanitario y las prestaciones sociales a las que pueden acceder.
Begoña, una sestaoarra cuya madre está encamada y cuyo padre, ya fallecido, también disfrutó durante muchos años de este servicio, solo pide lo básico, lo que tenía hasta el pasado mes de junio, antes de los cambios. "Se han desentendido del todo: en todos estos meses mi madre no ha recibido ninguna llamada, ni han venido a revisar el aparato. Eso sí, no han dejado de cobrar, pero por nada a cambio", se queja. El cambio ha sido sustancial porque, hasta junio, casi cada semana su madre recibía una llamada de control de la operadora, que le preguntaba por su salud y "ella se desahogaba un poco", matiza. Incluso tenían la buena costumbre de felicitar a los usuarios el día de su cumpleaños, recibiendo hasta tres llamadas, "una por cada turno de operadora", pondera Begoña.
Ese seguimiento "tan bueno" se quebró a partir de que el Gobierno vasco asumió la competencia. Las quejas de la familia de Begoña por el servicio hicieron reaccionar a la empresa prestataria, que comunicó que iba a realizar esas llamadas "proactivas", es decir, sin que medie ninguna emergencia, cada quince días. "Telefonearon a mi madre el pasado día 17, pero porque habíamos protestado. Una llamada en cinco meses", resume.
La experiencia de Marian es similar, aunque por partida doble. Su madre y su tía disfrutan del servicio aunque los casos son distintos. "Mi madre vive con los hijos, así que está atendida y no necesita tanto seguimiento, pero no así mi tía, que está sola en casa y no ha recibido ni una sola llamada en estos cinco meses. Se podría caer o desmayar por la razón que sea y, si recibiera una llamada al menos una vez a la semana, estaría más controlada", expone.
"Por lo que he podido comprobar, no saben si el usuario vive o ha muerto", aclara Marian. "Está demostrado que las llamadas dan mucha seguridad a los mayores y está claro que cuando solicitas este servicio es por algún motivo". Sin embargo los usuarios consultados por este periódico no han detectado deficiencias en el servicio de telealarma para las situaciones de emergencias, ya que no han tenido que utilizarlo.
"proceso de transición" El Gobierno vasco sostiene, por el contrario, que solo constituiría un problema si no funcionara el sistema de alarma, cosa que no ocurre, según dijo a DEIA un portavoz del Departamento de Empleo y Asuntos Sociales. En el caso de las denominadas llamadas proactivas, el Ejecutivo vasco asegura que, lejos de disminuir, "han aumentado", aunque matiza que lo ha hecho en el conjunto de los tres territorios y que se está "en un proceso de transición". "Aunque en Bizkaia se están haciendo estas llamadas, se nota menos ya que estamos implantando el mismo sistema para Araba y Gipuzkoa, que antes carecían de él", precisó.
No es la primera vez que se pone en duda la calidad del servicio de telealarma desde que el Gobierno vasco tomó las riendas del mismo y cambió la empresa que realiza la prestación. Los sindicatos ELA, LAB y UGT han denunciado este mismo mes que el cambio de titularidad y adjudicataria de la teleasistencia ha ido acompañado de "un abaratamiento" del coste del servicio, lo que ha repercutido "negativamente" en su calidad, "tanto en el plano laboral, como asistencial".
A esto se añade que un órgano del propio Gobierno vasco ha anulado la concesión del servicio y ha ordenado repetir el concurso, aunque esto no ha tenido repercusiones negativas en el servicio.
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