Un hombre de 74 años muere corneado en el cuello por un novillo en Lodosa
lodosa. La tragedia se hizo presente en el cuarto día de las fiestas patronales de Lodosa. Félix de Luis Morentin, lodosano de 74 años y residente en Donostia, murió ayer en el transcurso del encierro de las nueve de la mañana, corneado por un astado que se había escapado del recorrido, a la altura del Paseo. El novillo se introdujo en el portal de una vivienda deshabitada donde decenas de vecinos se habían refugiado y alcanzó a Félix de Luis, al que corneó de muerte en el cuello.
Además, otro novillo aprovechó el espacio abierto en el vallado por su compañero y se escapó al trote hasta la plaza de Los Fueros, a unos 300 metros del recorrido. Allí fue reducido por varios mozos y cargado en un camión ganadero sin provocar heridos.
El encierro, el tercero celebrado en las fiestas lodosanas, comenzó a la hora habitual protagonizado por seis novillos utreros de la ganadería de Prieto de la Cal (Huelva), cuatro jaboneros, uno melocotón y otro negro. La manada corría a gran velocidad, compacta y encabezada por los novillos. Así llegó hasta las inmediaciones de la plaza de toros pero, mientras los cabestros se introducían en el coso, los novillos no tomaron la curva y rompieron el vallado que protege un espacio sin salida. Al abandonar este hueco ciego, los novillos retomaron el recorrido del encierro y uno de ellos embistió a un mozo, que tuvo que ser trasladado al hospital de Lizarra.
La manada corrió en sentido inverso hasta llegar a la altura de la iglesia, haciendo caso omiso a los pastores y a los cabestros de cola. Regresó de nuevo hasta la plaza de toros, esta vez sin complicaciones, pero a mitad de camino dos de los animales se dieron la vuelta incitados de forma poco prudente por el público. En ese momento se complicó el encierro. Los novillos Tortolillo (negro) y Vinatero (jabonero), ambos de tres años y unos 450 kilos de peso, comenzaron a arremeter contra el vallado y trotaron hasta llegar a los tablones que cortan la avenida de Navarra, entre la iglesia y el Paseo. Tortolillo rompió uno de los cuatro tablones de esa zona, y en una segunda embestida, terminó por abrirse hueco y salir al exterior del recorrido, donde se concentraban decenas de personas.
El novillo negro enfiló su carrera hasta el único portal que había abierto en esa zona, el número 3 de la avenida de Navarra, una casa deshabitada que utiliza la brigada municipal para guardar los tablones del encierro. La mala suerte quiso que el animal entrara a su interior, justo donde se habían refugiado varios vecinos, y alcanzó a Félix de Luis. Ya habían transcurrido unos diez minutos desde el comienzo del encierro. El hombre apenas había subido el primer escalón de las escaleras cuando el novillo le embistió y le dio una profunda cornada de muerte en el cuello. El hombre también sufrió otra cornada en el abdomen y quedó a merced del astado.
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