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Dulces, té y dátiles para el 'desayuno'

Más de 47.000 musulmanes afincados en Euskadi están llamados a iniciar hoy los 30 días de Ramadán

Dulces, té y dátiles para el 'desayuno'foto: Pablo viñas

bilbao. Ramadán. Así se llama el noveno mes lunar del calendario en el que se basa el Islam y que, al igual que hace 33 años, comienza hoy, primero de agosto, en pleno verano. Los musulmanes de todo el mundo aguardan este sagrado mes para reunirse en familia, además de emplear estos días para reflexionar e indagar en su espiritualidad y tratar, de esta manera, de mejorar como persona. A pesar de que se trata de una celebración muy arraigada en los países árabes, esta festividad no pasa inadvertida en Euskadi. De hecho, en los próximos treinta días algo más de 47.000 musulmanes afincados en la CAV y Nafarroa están llamados a ayunar para continuar con una tradición que se celebra desde hace más de 1.400 años, según el calendario musulmán.

Pero, ¿cómo recibe el pueblo musulmán afincado en Euskadi la llegada de esta fecha tan señalada? Según explica a DEIA Mustafa, un joven bilbaino de origen bereber que regenta una carnicería en el barrio de San Francisco, se espera con mucha ilusión y, sobre todo, con grandes dosis de dulces. "Se tiende a degustar más dulces de lo habitual y el dátil pasa a convertirse en el producto estrella", explica Mustafa, quien estos días exhibe en su comercio un escaparate repleto de estos productos.

Con miel, canela y frutos secos los poseedores de estas recetas preparan un amplio surtido de pasteles tradicionales para compartir con sus familias y con los que no tengan tiempo para hacerlos ellos mismos. "Los primeros alimentos que solemos ingerir cuando cae el sol suelen ser dátiles, agua, leche y sopa, pues son ligeros y abren el apetito. Además, los dátiles y los pasteles tienen un alto valor energético y fortalecen el cuerpo tras el ayuno", remarca.

Y es que, desde hoy hasta el próximo 30 de agosto, los musulmanes tendrán prohibido tomar alimento alguno hasta el ocaso, momento que aprovecharán para hidratarse antes de comenzar con los rezos y dar paso, a eso de las 23.00 horas, al único momento del día exento de restricciones: la cena. Para este ansiado momento no se preparan comidas específicas. Pero a las mujeres -que son las que normalmente se encargan de cocinar- les gusta variar, por lo que elaboran platos tradicionales como las ensaladas y el Tajine, compuesto por carnes y pescados aderezados con vegetales y pasas.

familia Ouafa

El Ramadán en Euskadi

Esta noche la familia Ouafa romperá el primer ayuno de Ramadán con crepes, té y almendras. Unas dos horas más tarde, cuando regresen los hombres de la mezquita, Amal tendrá la comida preparada: pan marroquí casero, ensalada y Tahine de cordero y pasas. "Este año nos reuniremos al menos 8 personas cada noche", cuenta orgullosa, pues Amal ha invitado a sus amigos solteros y a los que tienen a su mujer en Marruecos, su país de origen, para que no celebren solos estas fechas tan señaladas.

Según confiesa Amal, en Euskadi es algo más difícil cumplir con las tareas cotidianas durante el mes que dura el Ramadán. El motivo no es otro que los horarios, ya que al igual que ocurre en los países musulmanes cuando se aproximan estas fechas, la gente duerme durante el día y hace vida nocturna, adaptando los horarios acorde con las ingestas. "En el Ramadán dormimos poco y con los niños es necesario mantener los horarios cotidianos", declara.

En cualquier caso, Amal y los Ouafa pronto conducirán los 1.600 km que separan Bilbao y Marrakech para celebrar el Aid Al Fitr -una festividad religiosa con el que concluye el mes de Ramadán- para reunirse la familia al completo. Durante este largo viaje, cuenta, no ayunarán, pues se trata de una de las excepciones marcadas en el Corán. En este sentido, el libro sagrado permite eludir el ayuno a niños, ancianos, embarazadas y a mujeres con el periodo.

al calor de la familia

Banquetes nocturnos

Independientemente del grado de efusividad con el que se celebre el Ramadán, lo cierto es que existe cierto paralelismo entre las navidades y el aspecto social de esta festividad musulmana. De hecho, estos días es usual vestir con trajes tradicionales, reunirse para comer y hacerse regalos. También se vive un momento de mayor entendimiento y afecto y, sobre todo, más consideración por los demás que durante el resto del año. Igualmente, se recuerdan épocas pasadas y se repasa la herencia de historias familiares.

La última noche, el Aid Al Fitr, es la más especial de todas. Las demás comidas se hacen en compañía de los que viven en casa, pero el último día se reúnen todos en una casa para cenar juntos. Esa noche es habitual preparar comidas sorprendentes en grandes cantidades. Este año el noveno mes lunar cae en pleno verano y los días son largos y calurosos, pero no es motivo suficiente para dejar de lado esta costumbre transmitida de generación en generación.