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"Trabajar la motivación es una de las tareas pendientes en la normalización del euskera"

La Federación de Asociaciones de Euskera Topagunea celebrará el congreso 'XXI. Mendeko Euskaldunon Elkarteak' ('Las asociaciones de euskera del siglo XXI') el 26 de febrero. Iker Martínez repasa el camino recorrido por este movimiento social, que cuenta con 20.000 socios, y los retos de futuro

BILBAO. El sábado se celebra en La Alhóndiga de Bilbao un congreso en el que presentarán las bases de la acción de Topagunea los próximos años. ¿Por qué ahora?

Después de 25 años de movimiento social por la normalización del uso del euskera en los barrios y pueblos de Euskal Herria, hemos sentido la necesidad de repensar todo lo que estamos haciendo y lo que queremos hacer en el futuro.

¿Qué ha aportado Topagunea a la normalización lingüística?

Topagunea es una federación que surge del movimiento de asociaciones locales por la normalización del euskera, lo que se conoce como euskara elkarteak. La primera nace en Arrasate en el año 83. Un grupo de euskaldunes de Arrasate sintió la necesidad de crear algo nuevo para poder vivir en euskera en aquellos espacios en los que el uso del idioma estaba limitado. Aquella nueva filosofía se extiende a otras localidades de Euskal Herria durante los ochenta y noventa. Al cumplir diez años, el movimiento hace una reflexión para aunar criterios, y de ahí surge Topagunea. En estos momentos reúne 96 asociaciones locales de Hego Euskal Herria y a 20.000 socios. Uno de nuestros objetivos en breve será dar el paso a Ipar Euskal Herria, donde no ha habido una tradición tan fuerte. Bizkaia y Gipuzkoa han sido los herrialdes donde ha habido más asociaciones históricamente, pero en los últimos años está habiendo un movimiento muy interesante Nafarroa y Araba.

El congreso es un punto de inflexión. ¿Qué les ha llevado a replantear el movimiento?

Hemos recorrido un camino de 14 años, hemos ido creciendo y ha llegado el momento de parar y reflexionar sobre quienes somos, de donde venimos, y qué queremos ser.

¿Cuáles son las necesidades que han detectado?

Por una parte hemos percibido la necesidad de articular más el movimiento y también que alguien tire de el. Hay ganas de centrarnos en la ideología de Topagunea, ya que en ocasiones nos ha comido la actividad. No somos una excepción, creo que esta necesidad es homóloga a de otros movimientos sociales: equilibrar el profesionalismo y la militancia. Hace un año, cien personas nos juntamos en Durango y se tomó la decisión de repensar el movimiento. En este año de proceso nos hemos centrado en el discurso. Primero 15 personas elaboraron la ponencia base que después ha pasado a un grupo de contraste formado por 50 personas, para luego abrir la reflexión a todas las asociaciones.

¿Cuáles son esas conclusiones?

Hemos llegado a la conclusión de que Topagunea es un movimiento que reúne a mucha gente, por tanto tiene una gran capacidad de influencia. Y hasta ahora no la hemos trabajado tanto ya que hemos invertido nuestras energías en las actividades. Siempre hemos dicho que el movimiento se basa en dos pilares: egin ta eragin/hacer e influir. Nuestra base social nos da una gran capacidad para influir tanto en las políticas institucionales, como sociales y económicas. Por tanto, ha llegado la hora de hacer valer de esa influencia, siempre alrededor del euskera.

La última encuesta sociolingüística vuelve a incidir en la necesidad de dar el salto de conocer el idioma a vivir en euskera. ¿Qué proponen?

Hay tres ámbitos en la normalización lingüística: conocimiento, uso y motivación. Muchas veces no se ha tenido muy en cuenta la motivación, hablamos de conocimiento y de uso, pero es muy importante incidir en la motivación. Nuestro papel como movimiento que trabaja a pie de calle es aportar en la parte de la motivación. Este paso es clave ya que siempre hemos trabajado en el uso, y quizá no hayamos trabajado tanto la motivación. Hoy en día es una tarea pendiente y creemos que nos toca trabajar ahí y ahora.

¿La política del Gobierno López camina de la mano de la motivación y el impulso del idioma?

Algunos cambios, la verdad, es que son un poco preocupantes. De todas formas partimos de la base de que durante muchos años el euskera nunca ha estado en el centro de la política, aunque sí del debate partidista. Las políticas desarrolladas no han ayudado mucho hasta ahora, la verdad. O se pone el euskera en el centro o se irán poniendo parches con un gobierno o con otro.