Bilbao
las vacaciones, más que un alivio, suponen para muchos padres un problema a la hora de decidir qué hacer con los más pequeños de la casa. Éstos disfrutan de unas vacaciones muy prolongadas, y condicionan el tiempo libre de sus progenitores que buscan romper con la rutina, y descansar del estrés del trabajo, mientras alejan a sus hijos de la televisión y las videoconsolas.
Por eso es tan importante la labor de los udalekus, que este año han logrado esquivar la temida crisis. En las estancias organizadas por la BBK en Briñas y Sukarrieta se ha tenido que colgar el cartel de no hay plazas debido a las elevadas solicitudes, según explica uno de los responsables de los centros. "La demanda ha sido superior, y en las actividades de invierno han venido sesenta centros en 31 semanas, y algunos se ha tenido que quedar fuera", afirma Javi García, director de las colonias de Briñas.
En total, más de 4.000 niños y niñas vizcainos disfrutarán del verano rodeados de naturaleza y animales en lo que sin duda es una alternativa de ocio diferente. Por eso DEIA ha querido contar cómo se organizan los udalekus de Sukarrieta, Briñas y Lurraska.
belleza turística incomparable
Sukarrieta
Las colonias de Sukarrieta, situadas en el Parque Natural de Urdaibai y la Reserva de la Biosfera, acogen cada verano a un total de 1.600 niños y niñas vizcainos, y a lo largo de todo el año pasan por sus instalaciones alrededor de 7.000 jóvenes.
Durante la etapa estival, llegan cerca de 200 niños y niñas en cada turno, que los monitores dividen en grupos de treinta jóvenes de manera equitativa en función de la edad y el sexo a la hora de desarrollar las actividades. El periodo de estancia se divide en ocho tandas, siete de una semana de duración, y el último, de dos semanas. Desde hace cuatro años, cada tanda arranca desde el Teatro Arriaga, donde los lunes por la mañana parte en tren, una marea de escolares con destino a las colonias de Sukarrieta. "Consideramos que es importante concienciarles sobre el uso del transporte público para proteger el medio ambiente", aclara Maribel Imatz, directora de las colonias.
Entre las actividades que se realizan en Sukarrieta están, el viaje en barco a la isla de Izaro, la visita al museo del pescador de Mundaka, piragüismo, vela, mountain bike, caballos, piscina y fútbol. Todo ello para promover "el deporte y las actividades en la naturaleza", destaca Imatz. Las instalaciones con las que cuenta para llevar a cabo todo esto abarcan, un campo de fútbol, uno de futbito, canastas para jugar al baloncesto, frontón, dos piscinas, talleres para actividades manuales, cuadra con caballos, granja con animales, huerta y acceso a la playa y a las marismas de Urdaibai.
Por ejemplo, un día normal en Sukarrieta arrancaría con la música del despertador a las 8.30 horas y "a las 9.15 horas todos están ya desayunando", describe Imatz. A las 10.00 horas comienza la intensa jornada repleta de actividades "por las que pasan todos los niños y niñas", indica Imatz. Al mediodía vuelven al centro para disfrutar de las piscinas hasta la hora de ir a comer. Después, tienen un descanso de media hora. Por la tarde, de 16.00 a 17.30 horas realizan más actividades. Luego es momento para la merienda, y a partir de la media tarde pueden volver a disfrutar de un chapuzón hasta las 19.30 horas. A las 20.30 horas se sirve la cena y más tarde es turno para la velada de 21.15 a 22.15 horas, "en la que se juntan en grupos y hacen cada día un juego diferente, además de preparar coreografías para la discoteca que disfrutan los viernes como despedida, después de la chocolatada y en la que surgen los primeros amores", relata Imatz.
Durante el invierno hay dos temáticas que engloban las actividades que se realizan en Sukarrieta. Una se basa en el programa de género, de lunes a jueves. "Los niños y niñas aprenden a detectar comportamientos sexistas que luego pueden derivar en maltrato. Se les educa analizando anuncios de televisión, canciones..., y una vez que han realizado el trabajo, lo que les parecía normal, toman conciencia de que no lo es", describe Imatz. Otra de las temáticas durante el invierno es el programa medioambiental, de lunes a viernes, en donde hay profesores que "enseñan a los menores a disfrutar de la naturaleza", prosigue. Por si fuera poco, los fines de semana, concretamente de sábado a domingo, hay otro programa "de ocio creativo" que tiene muy buena acogida, explica Imatz.
pensado para la diversión
Briñas
A lo largo del año pasan por el udaleku de Briñas situado en la comunidad de La Rioja, 6.500 niños y niñas de entre 7 y 13 años de edad. En verano es cuando acude una tercera parte de esa cifra, puesto que visitan las instalaciones riojanas 2.300 jóvenes. Para controlarlos a todos es necesario dividirlos en siete grupos confeccionados "de manera horizontal y respetando siempre las amistades previas", afirma Javi García, director de las colonias. Los grupos están formados cada uno por entre 41 y 44 jóvenes. "A cada uno le acompañan tres monitores, además de los seis especialistas que imparten hípica, tirolina, mountain bike, bungee y aeróbic" señala García. En verano en total hay 33 monitores en Briñas.
Durante la etapa estival hay siete tandas de jóvenes que disfrutan de una semana en las instalaciones, y un último turno que dura dos semanas y a la que suelen acudir "niños que ya han pasado por las colonias y les gusta, por eso la edad sube bastante y se sitúa en torno a los 11 años", declara García.
Entre las actividades que se realizan en tierras riojanas están: hípica, bungee, piscina, tirolina, mountain bike, visita al pueblo y comida campestre, pistas y tesoro, juegos de ayer, ludoteca, día del deporte, aeróbic, fiesta de noche y olimpiada final. "Las actividades estrellan son: la hípica, el bungee, la piscina y el aeróbic", destaca García.
Durante el invierno hay dos programas para alumnos del primer ciclo de la ESO que se denominan: Cine con BBK y Ciudadanía, solidaridad y cooperación al desarrollo. En mayo se mandan las solicitudes a 250 centros de Bizkaia. En estos cursos hay once técnicos de audiovisuales, y seis monitores sociales.
Respecto a las infraestructuras, Briñas cuenta "con unas instalaciones más modernas que Sukarrieta", presume Javi García. "Tenemos dos ludotecas, camas elásticas, futbolines, tenis de mesa, billar, piscina, picadero de caballos, cancha deportiva con dos campos de fútbol, tres de futbito, uno para jugar a campo quemado y espacio libre. Además, el edificio cuenta con dos comedores para 150 personas cada uno y cuatro habitaciones con 312 camas en total. También hay siete talleres en donde se desarrollan cuatro tipos de actividades: sales de colores con formato regalo para los padres; diversidad de caretas; montaje de mariposas y confección de bolsas para entrega de regalos.
En Briñas, la jornada comienza a las 8.45 horas y termina a las 20.30 horas después de intensas actividades y juegos, aunque también hay tiempo para el descanso. "Después de comer hay un ciclo de cine voluntario todos los días", indica García que destaca que "los niños con experiencia en udalekus tienen más desparpajo, pero los que vienen por primera vez se muestran muy tímidos hasta que se sueltan", concluye.
Primer contacto con los animales
Lurraska
Situado en el barrio de Kanpantxu, a tan solo un kilómetro de Gernika, se encuentra el centro medioambiental de Lurraska, un espacio privilegiado para los 120 niños y niñas de nueve a once años que acuden en cada tanda a disfrutar de la naturaleza. En una sociedad cada vez más urbanita, cuidar y limpiar a los animales, así como, asistir a talleres para hacer pan, queso o manualidades, son actividades que aparecen como un oasis en la rutina de los más pequeños. "Es un espacio de convivencia fantástico, combina naturaleza y artesanía. Es un sitio en el que se cubren a la perfección los objetivos de convivencia, ocio y creación", manifestó durante su visita a Lurraska, Josune Ariztondo, diputada de Cultura de Bizkaia. Además, Ariztondo hizo hincapié en el contacto con los animales. "Uno de los elementos de valor añadido de este campamento es que pueden tocar a los animales. Muchos niños es la primera vez que ven animales vivos fuera de las películas.", consideró. En el apartado económico, la diputada explicó la labor que desarrolla la Diputación. "El coste por diez días es de unos 110 euros. Las familias pagan un tercio del coste mientras que la Diputación abona el resto. Además, hay becas". De otra manera, el coste real de la estancia sería de entre 300 y 350 euros.
Por último, Josune Ariztondo garantizó la implicación de su departamento en la labor que desarrollan los udalekus. "La Diputación va a seguir impulsando este tipo de proyectos", señaló, al mismo tiempo que elogió la variedad de éstos en Euskadi. "Es muy bueno combinar los udalekus propiedad de la Diputación con los de iniciativa social", concluyó.