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Los blusas inundan de alegría Gasteiz

El primero de los paseíllos de La Blanca pone a punto a participantes y asistentes a las fiestas

Los blusas inundan de alegría GasteizFoto: alex larretxi

PARECÍA sólo un suspiro, pero ya había pasado todo un año desde el último de los paseíllos de los blusas en La Blanca. Gasteiz volvió ayer a vestirse de fiesta y a sonreír sin complejos al paso del primero de los desfiles del año, exceptuando el del Día del Blusa, claro está. Las terrazas se abarrotaron como de costumbre, los ánimos se exaltaron una vez más y el bullicio inundó el centro de la capital alavesa. Los blusas ya están aquí y amenazan con hacer bailar a la ciudad sin parar hasta el próximo día 9.

Sonó Beso a beso y las cuadrillas se enamoraron de Dato a ritmo acelerado. Los de Batasuna fueron los encargados de abrir el fuego con un par de bueyes, carro de hierba incluido. Su camión verde esperanza llevaba incorporado un enorme cañón en su parte superior, pero al menos durante el primer tramo de la calle permaneció en silencio y no arrojó nada, tal vez por problemas técnicos. Cosas del directo.

Los Biznietos de Celedón les sucedieron y con ellos empezaron a florecer las primeras efigies voladoras de Bob Esponja y Patricio Estrella, dos referentes indiscutibles de las fiestas por donde quiera que van. El remolque de los de Okerrak constituía toda una declaración de intenciones. Llevaba incluido un tirador de cerveza al uso, pero incorporaba además una columna con fuente pública milagrosa, ya que de su grifo no manaba agua, sino kalimotxo. No era de extrañar, pues, que se formase un tumulto a su alrededor.

La cuadrilla de Gasteiztarrak apareció con un vehículo verdigualda que pese a la huelga de brazos caídos debió levantar las sospechas de los municipales. Por detrás, llegaban apretando con ganas los de Bereziak y a continuación Los Bainas, quienes lucían casi unánimes pegatinas disconformes con el 10% de recorte aplicado por el Ayuntamiento de Gasteiz a las cuadrillas.

Belakiak no se cortó y apareció con un tractor que tiraba de un todo un bar rodante en toda regla. El descarado distintivo de muchos de sus integrantes para este año pasaba por adornarse la cabeza con tangas. Los de Jatorrak llegaron portando un letrero luminoso con su nombre, como las grandes estrellas. Sobre el vehículo de Luken se distinguían una magnífica representación del campanario de San Vicente y un porrón de vino conmemorativo.

Los de Zintzarri se decantaron por la tecnología punta y con un pequeño altavoz y el sonido que salía de un móvil pusieron al personal en danza. Los Desiguales mantuvieron alto el listón y Hegotarrak celebró su XV aniversario regando con agua a propios y extraños.

Petralak tiró de espíritu vintage con un tractor de época y una motocicleta custom, de juguete, eso sí. Los de Zoroak iniciaron el paseíllo cantando sentidas odas al Alavés y alguno de los de Txolintxo recuperó el espíritu de los blusas elegantes repartiendo chupa-chups entre la chiquillería. Los Martinikos, Karraxi, Alegríos, Nekazariak, Txirrita y Basatiak les siguieron alegres calle arriba en pos de la plaza de toros, o de cualquier otro lugar donde hubiera jaleo. Hoy, más.