CUATrO estaciones en un solo día", decía Maribel Roncal, hospitalera del Albergue de Maribel, en Zizur, sobre la cambiante climatología navarra. Para León también sirve una expresión similar: no cambiante en un solo día, ni tan sólo referida a la climatología, pero sí sorprendentemente antagónica de las periferias con respecto del interior. Villafranca del Bierzo, uno de los últimos pueblos leoneses antes de entrar en Galicia, es un pueblo gallego. "Nada, nada, esto es León", se quejaba, bromeando, la dependienta -proveniente de León capital- de una terraza en la localidad. Sin embargo, los nombres de los pueblos de alrededor, el acento de los paisanos, la orografía y el clima indican todo lo contrario.
Ese pueblo mestizo, con alma leonesa y rostro gallego, fue el punto de partida de la etapa de ayer. Una localidad amable, rural pero con todos los servicios a disposición del visitante, y con un albergue para peregrinos de cinco estrellas: Viña Femita. La predicción meteorológica no dejaba lugar a dudas: los kilómetros de la jornada serían pasados por agua. El pelotón de bicigrinos -que con el paso de los días había ido creciendo: ayer ya sumaban nueve- dispuso su equipaje de forma impermeable de la manera más rústica posible: a base de bolsas de basura.
Las primeras gotas de lluvia mojaron las ruedas nada más empezar a rodar. El alto de O Cebreiro era lo primero que los peregrinos debían afrontar y el punto que marcaría el devenir de la jornada, a todas luces. Una subida de casi treinta kilómetros, sencilla al principio, muy exigente a medio tramo y rompepiernas en su parte final.
pista o carretera Al llegar a Las Fabas, a medio camino entre las faldas de la sierra y su cénit, el Camino ofrece dos opciones al peregrino: por pista, más corta pero tremendamente exigente, o por carretera: bastante larga pero algo más accesible. La llovizna no había amainado desde la salida por lo que la pista se tornó impracticable: "El Camino no es sufrir en balde", le decía un bicigrino a otro, con deseos de no salirse de la pista. "Con el barro que se forma y el peso de las alforjas es imposible ir por ahí". No hubo réplica: la ruta debía hacerse por carretera.
En Cebreiro, pueblo que corona la montaña, los ciclistas decidieron hacer un alto para reponer fuerzas en la taberna Casa O"Carolo: caldo gallego y vino Ribeiro. De nuevo en la carretera, al tratarse de una vía antigua, muy pocos coches surcaban los carriles pero, las nubes, dispuestas a demostrar su presencia -en contraste con sus hermanas de la estepa castellana- hicieron gala de todo su potencial. Un fortísimo viento acompañado de un gran aguacero convirtieron el descenso aún más sufrido que la subida. Las piernas se helaban y los dedos de las manos se entumecían: Benvido a Galicia, peregriño.
Triacastella es la localidad que indica el límite de la sierra, a partir de la cual la vía hacia Sarria, meta de la etapa, no es más que un continuo sube-baja, sin puertos considerables pero pocos momentos de descanso. Así se presenta Galicia y así se mostrará hasta Compostela. Hoy, penúltima jornada: desde Sarria hasta Palas de Rei. Predicción meteorológica: tormenta.
El Camino con 500€
Desayuno
Albergue Viña Femita, Villafranca del Bierzo Zumo de naranja, dos tostadas y colacao 3,00 €
Comida
Taberna Casa O’Carolo; Cebreiro 2 caldos gallegos y ribeiro 12,00 €
Durante el camino
3 latas de bebida energética aquarius, barritas energéticas y cacahuetes 7€
Cena
Ensalada mixta y filete de ternera 15€
Dormir
Albergue Internacional Sarria 8 €
Los datos de la etapa:
Recorrido: 75 km. Tiempo: 8h 30min. Recorrido acumulado: 637 km.
Tiempo acumulado: 74h 10min. Gasto acumulado: 274,30 €.