El pasaje del Boeing de Seychelles Airlines que el jueves cubría la ruta París-Victoria, diez horas de eterno vuelo, lo componen parejas acarameladas, un grupo de mecánicos de empresas atuneras y cinco hombres cortados por el mismo patrón: son corpulentos, dotados de músculos que revientan la manga de la camiseta a la altura del bíceps, el pelo al límite del cartón, las manos bárbaras. Son ex militares de la Marina pertenecientes a la empresa UC Global, la única compañía militar privada del Estado, que acuden al Índico para proteger a un atunero con pabellón de las Seychelles. David Morales es su gerente, además de ex militar de la Marina española que participa en algunas de las operaciones. Como ésta. "Aquí estamos hablando de un ambiente bélico. Los métodos, los medios que utilizan los piratas, se aproximan más a una zona de conflicto que a cualquier altercado que pueda ocurrir en territorio español", apunta.

Si se trata de un ambiente bélico, ¿por qué no actúa el Ejército?

Los franceses pidieron que subieran militares a bordo de los atuneros, el Gobierno aceptó y ahora es el ejemplo en el que todos se miran. Pero en el caso de España… Tal y como está ahora mismo Defensa, España no dispone de la capacidad logística, táctica y de personal para poder realizar una operación de ese tipo.

De ahí el recurso de los guardas de seguridad privados.

No es tan descabellado. Es lo que nosotros hemos propuesto al Gobierno para este tipo de problemas y es una solución fácilmente aplicable. Se lleva haciendo muchos años. Se ha colaborado con otros ejércitos, con agencias internacionales, con la ONU, con la OTAN. Es una realidad ya existente, es cuestión de tiempo que se acabe legislando en España.

Cuando el conflicto no había llegado a estos extremos predijo que los atuneros acabarían llevando seguridad privada. ¿Tan evidente era?

Era una cuestión de tiempo. El gasto económico que les supone a los armadores contratar agentes de seguridad privados es relativamente poco en comparación al gasto que le puede producir un secuestro, el pago de éste, la inactividad del buque, los destrozos que provocan los piratas... Son buques que cuestan muchísimo dinero.

Los guardas de su empresa sí tienen experiencia en la mar y en el Índico.

La base de UC Global la conforman ex infantes de la Marina española y personal de seguridad marítima de otras naciones. Trabajamos con españoles, británicos, americanos… En este caso de la problemática de los piratas en el Índico, el perfil más recomendable es el de los infantes de Marina o miembros de unidades de operaciones militares navales porque tienen experiencia.

¿En qué misiones han participado?

Es confidencial. Pero sí le puedo decir que hemos operado por el Índico realizando alguna escolta de paso de buques mercantes en el corredor de Adén. Militarmente, tenemos experiencia en asaltos e intervenciones marítimas.

La mayoría de sus hombres son ex militares, ¿por algo especial?

Porque es el perfil que más se adecúa a este tipo de trabajo. Es gente con experiencia en el medio, disciplinada y que sabe lo que hace.

¿Por qué dejan el Ejército?

En mi caso, por ejemplo, después de llevar bastantes años sirviendo ves que puedes hacer algo más. Me lancé a esto porque quería desarrollar más mis capacidades en este sector.

¿Cómo se prepara a una persona para este tipo de misiones?

El personal viene formado porque tiene una experiencia previa. Lo que sí hacemos es una actualización y un entrenamiento previo en base a lo que exige la misión a realizar. Como es gente que tiene experiencia resulta relativamente fácil volver a instruirles. Eso se complementa con nuevas técnicas, nos ponemos al día con inteligencia, tácticas…

Este caso en el que se trata de convivir con pescadores en un espacio reducido, ¿requiere una preparación psicológica especial?

La integración con la tripulación es fundamental. El grupo de seguridad y la tripulación son indivisibles, forman un equipo. En los buques de trabajo, como lo son los atuneros, donde se viven y se comparten muchas cosas, el guarda tiene que ser una persona a la que le resulte sencillo adaptarse. Ha de ser consciente de que va a pasar mucho tiempo en la mar, de que el 80-90% son situaciones muy aburridas. Eso hay que saber controlarlo porque se puede pasar de estar muy aburrido a tener acción en segundos. Por eso hay que ser psicológicamente estables. Nosotros recurrimos a personas que ya saben lo que es la mar, los días de navegación, lo que es convivir en un buque, conocen sus restricciones…

¿No existe peligro de roce entre los guardas, llamémosles militares, y los arrantzales, los civiles?

Hombre, es que nosotros también somos civiles. Somos conscientes de la amenaza que para ellos supone hallarse desprotegidos en una situación tan complicada como ésta. Por eso hemos tratado siempre de aportar una solución para que los pescadores puedan tener la seguridad necesaria para realizar su trabajo.

¿Ustedes sienten la inquietud de los arrantzales? ¿Hacen algo para tratar de tranquilizarles?

Intentamos calmarles, pero no solamente con nuestra presencia. Hablamos con ellos, les informamos de la situación, de lo que pueden hacer… Nos relacionamos mucho con la tripulación. A mi personal le han pedido incluso hacer sesiones de defensa personal, lo que dentro del buque supone una actividad más, distrae, crea lazos, fomenta el compañerismo, genera autoconfianza…

¿Pero se hacen cargo ustedes de su preocupación?

Hasta nuestra llegada sí estaban nerviosos. Ahora creo que están más tranquilos porque saben que contar con seguridad en el buque es una medida preventiva con la que los piratas se ven más amenazados.

¿El de los piratas del Índico se ha convertido en un negocio?

¿Para quién? ¿Para los piratas o para las empresas de seguridad privada?

Usted dirá.

Para los piratas, evidentemente. No hay más que echar un vistazo para percatarse de que han incrementado potencial de ataque; han aumentado su armamento, su logística… Esto es un negocio para ellos.

¿Y para las empresas de seguridad?

Se ha abierto un mercado para realizar una actividad que antes no estaba contemplada. Pero desde el punto de vista de la empresa es más importante aportar una solución que la rentabilidad económica.

¿Cuánto vale proteger un atunero?

Podemos decir que está entre 40.000 y 60.000 euros por marea, que viene a ser una salida, unos 40 ó 45 días. Muchos de los guardas llegados el sábado para defender los barcos con pabellón español no tienen experiencia en la mar. ¿Qué opina?Si lo que pretendes es realizar labores de seguridad marítima, qué menos que la gente tenga cierto bagaje en el sector. La seguridad de los atuneros no puede ser un parche, un experimento para ver qué sale.

Es que hay vidas en juego.

Claro. En este tipo de operaciones te lo juegas todo en un momento. Por eso el guarda debe estar suficientemente capacitado para saber reaccionar en ese momento puntual. Para eso, la gente debe saber cómo funciona un barco, que la vida allí es complicada… Son una mezcla de muchos y pequeños elementos.

La preparación de los guardas, por corta, también está en entredicho.

Aquí se necesita gente que tenga experiencia suficiente y eso sólo se adquiere con los años, pero supongo que el Gobierno ahora mismo tiene una necesidad imperiosa de encontrar una solución al problema que tiene sobre la mesa. La presión es grande y hay que aplicar soluciones rápidas, pero eso no garantiza nada.

¿Entiende usted por qué tardó el Gobierno tanto en atender las advertencias, que desoyó al principio, para actuar en la zona?

Supongo que porque al final siempre nos movemos cuando las cosas ocurren realmente. Cuando el problema se le viene a uno encima es cuando se toman medidas urgentes.

Ustedes, los armadores, los arran-tzales… ya habían advertido de lo que podía pasar.

Sí, pero sólo han tomado medidas cuando han tenido el agua al cuello.

¿Cree que la gestión del secuestro del 'Alakrana' ha sido correcta?

Las cosas no se han hecho bien. Es evidente. Se ha tardado mucho, se está negociando al límite, hemos tenido que sufrir que se amenace al personal bajándolo a tierra para acelerar el proceso… Tampoco creo que la negociación se haya llevado adecuadamente. Y, lógicamente, el proceso que se ha llevado después de la captura de los dos piratas no ha sido el adecuado. En este tipo de situaciones hay que actuar con un perfil bajo y ser lo más discreto posible. En este caso han querido aprovechar, de cara a la galería, el bombo de haber capturado a dos piratas sin medir las consecuencias de esa acción. El andar a ciegas, a lo loco, nos lleva a casos como éste.

¿Atisba un final feliz del secuestro?

Sí. Se llevará a los piratas a Somalia y se pagará el secuestro. Nada más. Los piratas saben hasta dónde pueden presionar y espero que no haya un desenlace trágico.

¿Tiene constancia de algún final así, trágico, en el Índico?

No.