Yllanes pide perdón a Nagore Laffage, a su familia y a toda la sociedad
IRUÑEA. El psiquiatra José Diego Yllanes, al que se ha juzgado en la Audiencia Provincial de Navarra por la muerte de la joven irunesa Nagore Laffage el 7 de julio de 2008 en Iruñea, ha pedido hoy perdón, en su declaración final, a la víctima, a su familia y a toda la sociedad, "con la que me siento en deuda".
Yllanes ha sido juzgado desde el pasado día 2 por el crimen de la joven Nagore Laffage durante los Sanfermines de 2008 y se enfrenta a peticiones de cárcel que van desde los veinte años de la acusación popular y particular a los 17 y medio que pide el fiscal por asesinato y los siete años por homicidio que solicita la defensa.
Después de que el abogado defensor expusiera sus conclusiones finales, Yllanes ha hecho uso de su derecho a una declaración final, en la que ha reconocido que "nadie tiene derecho a quitar una vida", una actuación que según ha dicho le "ofende" a él especialmente, porque, como psiquiatra, se dedicaba a "ayudar a la gente para que viviera mejor".
Yllanes ha pedido disculpas "a todo el mundo" y se ha puesto en manos del jurado y "a los pies" de la familia de Nagore Laffage.
Con anterioridad había intervenido el abogado defensor, Eduardo Ruiz de Erenchun, quien ha destacado que él y su padre, Ángel Ruiz de Erenchun, acumulan más de sesenta años de ejercicio profesional y "nunca jamás habíamos asistido a un juicio con tamaña presión mediática".
El abogado defensor no ha querido "ahorrar calificativos" sobre la muerte de Laffage, pero ha afirmado tener "dudas muy serias y fundadas" de que hubiera alevosía en la actuación de Yllanes, ya que, en su opinión, transcurrió un lapso de tiempo "muy corto" desde que ambos jóvenes se dirigieron al domicilio del psiquiatra, el momento en que comienza a golpearla y el instante en que supuestamente la estrangula.
Ruiz de Erenchun, quien ha calculado que ambos jóvenes sólo estuvieron durante veinte o treinta minutos en el piso, ha apuntado además que es "indiscutible" que a las 10:04 horas se recibió en los servicios de emergecias una llamada de teléfono de la tarjeta de Yllanes en la que una voz muy tenue dice las palabras "matar" y "muerta", pero ha estimado que hay "dudas más que razonables" de que se tratara de Laffage pidiendo auxilio.
La madre de Laffage ha asegurado en el juicio que reconoce la voz de su hija en esa grabación, pero "con todo nuestro afecto, comprensión y cariño", la defensa ha opinado que ella es "la testigo menos imparcial" por "el tremendo dolor y la angustia que siente".
El abogado ha opinado que quien llamó fue el propio Yllanes, que "sabe que acaba de quitar la vida a una chica inocente" y llama al 112 para decir: "La acabo de matar, está muerta".
Tampoco ha considerado que en este caso haya un delito de profanación de cadáver, como creen las acusaciones particular y popular, porque, a su entender, lo que se castiga en el Código Penal son actuaciones que supongan "mofarse" de un cadáver y faltarle al respeto, algo que no estaría implícito en la acción "desesperada e irracional" de Yllanes de cortar un dedo de la mano a la joven.
Respecto a las atenuantes que solicita la defensa, el abogado ha indicado, sobre el pago de 126.853 euros en concepto de reparación de daños, que, "nos podrá parecer justo o injusto", pero es un concepto que "se aplica todos los días en toda España", aunque ha reconocido que "no hay dinero en el mundo que pueda compensar la muerte de Nagore".
Además, sobre la petición de atenuante analógica de confesión del acusado, ha señalado que en efecto fue "muy tardía", pero ha subrayado que Yllanes no huyó, colaboró en la reconstrucción de los hechos y admitió ser el autor del crimen, a pesar de que no había "ni una sola evidencia biológica o científica" de que fuera la persona que estranguló a Laffage.
En relación a la atenuante de arrebato u obcecación, el abogado ha considerado que, el día de los hechos, Laffage entendió en un determinado momento que Yllanes iba a agredirla sexualmente, le amenazó con denunciarlo por este motivo, una acusación que él entendió que era "absolutamente injusta", y el "miedo tan intenso" que sintió le hizo "perder la razón".
El abogado, quien ha asegurado que esa "locura" temporal del acusado no significa que esté totalmente exento de responsabilidad, ha resaltado asimismo que Yllanes no ha ganado "absolutamente nada" matando a Laffage, sino que, al contrario, "lo pierde todo", incluida su dignidad, su trabajo, el reconocimiento social y los amigos.
Por último, acerca de la atenuante de intoxicación, ha considerado que existen suficientes indicios para apreciar que estaba afectado por el alcohol, lo que a su juicio sería compatible con el hecho de que Yllanes llegara a casa andando y aparentemente en buen estado.
Uno de los indicios de su ebriedad, ha añadido, es el propio hecho "inexplicable" de cortar un dedo a la víctima por un plan "absurdo, delirante, que no tiene el más absoluto sentido", porque se había vuelto "absolutamente loco".
El abogado ha terminado su intervención pidiendo a los miembros del jurado que actúen "con libertad, con racionalidad, con prudencia, sin pasión, con templanza".
El jurado de este juicio permanecerá hoy aislado hasta que mañana el presidente de la sala les entregue el documento en el que se especificará el objeto del veredicto.
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