No hace ni tres meses que Pedro Sánchez acudió al Liceo de Barcelona a pronunciar, a bombo y platillo, su alegato en pro de los indultos y de lo que denominó la "agenda del reencuentro" que, entre otras cosas y encabezándolas, incluía retomar la mesa de diálogo. El foro bilateral entre gobiernos que no se celebraba desde vísperas de la pandemia, cuando aún era president Quim Torra, y que debería servir para ofrecer soluciones respecto a Catalunya. Septiembre era el mes en que el conflicto entraría en una nueva fase. La mesa tendrá lugar finalmente mañana miércoles en la ciudad condal y el presidente deshojó definitivamente la margarita para confirmar su asistencia pese a que la delegación de Moncloa estará compuesta por media docena de ministros. "Iré", sentenció contra pronóstico, y en una entrevista en el prime time de TVE, horas después de que desde un sector del independentismo se le acusara de intentar "humillar" a la sociedad catalana con su tardanza en comprometerse.

"Voy a ir a la mesa para hacer una apuesta clara por el diálogo y por un acuerdo. Lideraré esa delegación", destacó Sánchez, sin querer ahondar en la agenda, donde desde el Gobierno español se pretende incorporar el fallido acuerdo para el aeropuerto de El Prat si la Generalitat es capaz de madurarlo. "Vamos a empezar a dialogar con los temas que estamos más cerca. Lo que sea España lo tenemos que decidir entre todos. Vivimos juntos y lo tenemos que decidir juntos", aventuró el líder del PSOE, que alejó el referéndum y la amnistía, que son temas a debatir innegociables para los independentistas. "El referéndum está fuera de la Constitución. Con la pandemia y la vacunación hemos hecho un gran ejercicio de patriotismo", suscribió Sánchez, convencido de que "la situación en Catalunya ahora es mucho más estable de la que nos encontramos en 2017. Hemos conseguido unir a los catalanes y el resto de España cada vez más". "Pero si nos vamos a un programa de máximos, es evidente que la conversación va a durar poco", avisó, añadiendo que cualquier consenso en el marco constitucional sería posteriormente refrendado por la ciudadanía catalana.

A su vez, evitó hacer sangre con la desavenencia en el ámbito aeroportuario que tantas ampollas levantó la pasada semana. "Las grandes infraestructuras exigen de grandes consensos. Creemos en nuestro país y creo que es de interés de toda España que Catalunya no se quede atrás. Este Gobierno está comprometido con la lucha contra el cambio climático y por eso se exige un mínimo consenso constitucional", se limitó a aseverar.

La confirmación de su presencia en ese foro entre gobiernos llega después de que el socialista obviara a Catalunya en el discurso del inicio de curso, se supiera de sus intenciones de meter en el cajón la reforma del delito de sedición y saltara por los aires el pacto por El Prat, pero en esta ocasión ha optado por no dar más argumentos a quienes apuestan por la confrontación. Ahora bien, los aspectos a tratar divergen en una y otra delegación. La portavoz de ERC, Marta Vilalta, se refirió a una palabras del ministro Miquel Iceta para replicar que "si dicen que la mesa va a durar poco es que no tienen propuesta para Catalunya". En idénticos términos se manifestó la vicepresidenta de Junts, Elsa Artadi: "Si no se va a poder hablar de autodeterminación y amnistía, realmente la mesa tendrá una vida muy corta". A la CUP, que Sánchez esté o no le parecía lo de menos: "No cambia el análisis que hacemos. Con o sin él, si esta mesa no es para negociar el referéndum y la amnistía, es poco relevante".Díaz pide "hablar de todo"

Más conciliadora es la posición de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, quien abogó por "hablar de todo en libertad" en la mesa sobre Catalunya porque es "esencial en democracia para tejer una agenda común". Se trata de un proceso "complicado" y "muy lento" en el que ambas partes tienen diferencias pero "es la herramienta más valiosa" con el fin de conseguir una confianza entre las partes para el camino de la "reconciliación". La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, añadió que lo importante no era "el quién" se siente en esa mesa, sino "el qué". Pero, sin ir más lejos, ese "qué", para Esquerra, no atañe a retomar el proyecto de El Prat. "Cada tema, en su espacio. No vayamos a mezclarlo todo", replicó Vilalta.

Perspectivas de la mesaPNVPrioriza los resultados.

El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, prioriza que lo importante de la negociación serán los resultados. más allá de quiénes conformen las respectivas delegaciones. El jeltzale se mostró convencido de que las dos partes están interesadas en que la cosa vaya adelante, pero habría visto lógico que no acudieran los primeros espadas a este encuentro si no está todo o casi todo cerrado. "Si hay cosas que no están cerradas, siempre es mejor que queden fuera personas que luego puedan reconducir esos desencuentros y modular las posiciones", apuntó Esteban, esperanzado en que la mesa contribuya a "mejorar el clima político".

EpiscopadoOmella apela a la "empatía".

El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal española, Juan José Omella, apeló al "diálogo" con "empatía", escuchando "los unos a los otros", y no al "monólogo", de cara al desarrollo de la mesa. A su juicio, el diálogo entre los dos gobiernos ha de ser también escuchando los silencios del otro, "más profundo", de empatía hacia los sentimientos del otro, "pero no es solo una cosa estructural la que ha de cambiar, sino que el cambio ha de ser de corazón".