PNV y PSE tienen la intención de hacer lo necesario para generar las condiciones que permitan alcanzar un acuerdo en materia de memoria y convivencia esta legislatura. Ese propósito incluye un cambio de escenario y metodología. Una vez constatado que la Ponencia de Memoria que ha trabajado en las últimas legislaturas en el Parlamento Vasco no da más de sí y vive instalada en un bloqueo permanente y con el lastre que supone la ausencia del PP, el pacto entre ambas formaciones apuesta por trasladar el debate al Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Gogora. Se pretende buscar un ámbito más discreto, no tan condicionado por la presión de los medios de comunicación; y se quiere aprovechar también que en su Consejo de Dirección están representados todos los partidos, incluido un PP que decidió, por el contrario, quedarse fuera de la ponencia parlamentaria. Gogora va a dar la oportunidad de forjar poco a poco pequeños acuerdos y no adentrarse con un exceso de ambición en un acuerdo global desde el primer día. Las exposiciones sectoriales sobre cada tipo de violencia (las muestras en la sede de Gogora, las del bombardeo, y el 3 de Marzo) van a permitir una reflexión específica.El área de los derechos humanos ha vivido una pequeña revolución en el organigrama del Gobierno vasco. Ahora queda englobada en la macroconsejería de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales que dirige Beatriz Artolazabal. De forma más específica, la viceconsejería de Memoria correrá a cargo de José Antonio Rodríguez Ranz. El nuevo equipo aún debe asentarse y abrir una reflexión sobre los retos y las personas que deben pilotarlos. También está pendiente la renovación del Consejo de Dirección de Gogora, donde están representados todos los grupos del Parlamento Vasco, las tres diputaciones forales, Eudel y tres personalidades expertas de la sociedad civil, designadas por la Cámara vasca. El instituto lo dirige Aintzane Ezenarro.

La motivación principal para llevar este debate a Gogora consiste en que permite reflexionar en un ámbito alejado de los focos de los medios de comunicación. Basta con recordar que las reuniones del instituto apenas trascienden al gran público, a diferencia de la ponencia parlamentaria, donde las comparecencias de los partidos en rueda de prensa para valorar lo abordado y las presiones mediáticas y políticas complicaban la consecución de un consenso. Además, los grupos parlamentarios pactaron una reforma legal para que la dirección de Gogora diera cobijo a la diversidad política vasca, de manera que no se limitara a los cuatro principales partidos y el PP no quedara fuera. PP+C’s seguirá teniendo hueco en el órgano. Se quedaría al margen la ultraderecha de Vox, para cuya presencia habría que realizar otra modificación legal, según las fuentes consultadas.

Tres muestras

El pacto PNV-PSE parece deslizar una metodología para avanzar con pequeños acuerdos. La percha se puede encontrar en las tres exposiciones que gestiona Gogora. Para su puesta en marcha, el Consejo de Dirección tendrá que llegar a un acuerdo sobre el relato de cada exposición, su contexto y sus notas explicativas. Será necesario pactar un mínimo común denominador. Además del Plan de Actuación de Gogora 2021-2024, el pacto PNV-PSE habla de los proyectos expositivos de la sede de Gogora (memoria reciente), Museo del Bombardeo de Gernika (Guerra Civil y dictadura) y 3 de Marzo en Gasteiz (las muertes de los trabajadores abatidos por la Policía van a generar una reflexión que puede aplicarse con carácter general a las víctimas de abusos policiales). Estos pactos concretos pueden llegar con mayor facilidad que un pacto global. El acuerdo PNV-PSE contempla a renglón seguido que “Gogora desarrollará un pacto social sobre la convivencia, de alcance transversal y sentido ético, basado en la premisa de que -ni antes, ni ahora, ni en el futuro- ninguna razón política puede justificar el terrorismo o cualquier otra vulneración de derechos”. Toda esta reflexión se va a producir en un Consejo en el que también tendrán presencia tres personas de la sociedad civil, de manera que, aunque la tarea descanse en esencia sobre los hombros de los partidos, se puede generar un ambiente más amable. El plazo que se marcan como objetivo es la legislatura, los cuatro años.

Este debate lleva años encallado alrededor del denominado suelo ético. La Ponencia de Memoria solo dio pie en la legislatura pasada a algunos consensos entre PNV y Elkarrekin Podemos, porque el PSE no quiere firmar nada mientras la izquierda abertzale no asuma la injusticia del daño causado por ETA. El PP ni siquiera participaba y el contexto se vio enrarecido por los recibimientos a los presos. Este enquistamiento afecta a la política aplicada a los presos, a quienes se exige autocrítica para progresar de grado. En paralelo, el PP no participa en el Día de la Memoria del 10 de noviembre desde que incluye a las víctimas de abusos policiales, con el argumento de que mezcla todo.

Instituto de la Memoria. Gogora se encarga de tres exposiciones que abarcan distintas etapas de la violencia en Euskadi. La exposición de la sede de Gogora abarca la memoria más reciente, el Museo del Bombardeo de Gernika toca lo concerniente a la Guerra Civil y la dictadura, y el 3 de Marzo de 1976, en el que murieron cinco trabajadores por disparos de la Policía durante una asamblea en Gasteiz, va a permitir una reflexión sobre los abusos policiales.