BILBAO- El lehendakari, Iñigo Urkullu, mantiene el suspense en torno a si habrá adelanto electoral y, en su caso, en qué fecha se celebrarán las elecciones autonómicas vascas. No tiene aún decidido cuándo pulsar el botón electoral y medita las diferentes opciones después de que él mismo suscitara el debate entre sus consejeros en el Consejo de Gobierno del pasado martes.

La opción con más fuerza es la del 5 de abril, ya que permitiría tener un gobierno en marcha para junio o julio y, de ese modo, podría dar impulso inmediato a las transferencias pendientes cuyo calendario fijarán el consejero Josu Erkoreka y la ministra Carolina Darias el próximo día 20. Además, el nuevo ejecutivo resultante de las urnas agilizaría las directrices presupuestarias, con lo que dos de los pilares de la acción de gobierno quedarían garantizadas a la vuelta del verano.

Asediado por los periodistas a la entrada del Parlamento Vasco que ayer recuperaba las sesiones plenarias tras el impasse de enero, Urkullu no descartó esa fecha para las elecciones, aunque, como hiciera los días anteriores, amplió la "horquilla" hasta el 25 octubre, fecha límite para la convocatoria de elecciones una vez agotada la presente legislatura que arrancó en octubre de 2016.

"Yo no he fijado un día, he hablado desde cuándo hasta cuándo podrían ser", explicó el lehendakari, en referencia a las afirmaciones que efectuó este pasado miércoles, cuando situó el periodo de tiempo en el que podrían celebrarse los comicios entre el 5 de abril y octubre.

Según explicó Urkullu, la reflexión efectuada en torno a este asunto en el Consejo de Gobierno puede ser interpretada como el primer trámite que, según la Ley de Gobierno, ha de cumplimentar el lehendakari para convocar las elecciones. No obstante, no confirmó si la consulta realizada este pasado martes a sus consejeros constituye o no dicho trámite. "Es absolutamente normal que, en un Consejo de Gobierno, se reflexione sobre la situación", afirmó. Insistió en la idea de que buscaba compartir con su gabinete una reflexión en torno a la idoneidad de la convocatoria electoral teniendo en cuenta que la legislatura está prácticamente periclitada tanto en cuanto a la alta ejecución de los planes de gobierno, como en en la actividad parlamentaria, en la que la mayoría de los proyectos están en fase inicial y sin tiempo material para materializarse en leyes. Políticamente, el adelanto al 5 de abril le ahorraría algunos plenos ásperos en el Parlamento Vasco, en los que la oposición, ya en plena carrera electoral, buscaría el desgaste de los partidos que sustentan al Gobierno vasco (PNV y PSE) con temas como el caso de Miguel o las oposiciones de Osakidetza. La situación de Catalunya es otro factor a tener en cuenta, ya que una coincidencia en la fecha electoral mezclaría las campañas y los mensajes electorales.

Por estas razones y por otras, la oposición venía pidiendo en los últimos meses un adelanto electoral a Urkullu. Ahora que parece que puede pulsar el botón electoral, le reprochan el haberlo hecho, tal y como ayer censuró el lehendakari. "A la hora de tomar una decisión, lo haré pensando en el bien de Euskadi", declaró, al tiempo que lamentó que algunos partidos "llevan jugando con la idea de un posible adelanto electoral desde el pasado año. Aquí nos retratamos todos".

La posibilidad de un adelanto electoral a abril ha pillado a contrapié a los partidos políticos, que prolongaban unos meses más la legislatura, sobre todo después de que el Gobierno vasco aprobara en diciembre los Presupuestos para 2020, facilitado por la abstención parcial de Elkarrekin Podemos. Pero el lehendakari Urkullu tiene su propia visión, que será la que determinará la decisión final. La incógnita podría quedar despejada hoy en el pleno de control del Parlamento Vasco, en cuyo orden del día figura una pregunta directa al lehendakari sobre esta cuestión de parte de Lander Martínez, portavoz de Elkarrekin Podemos.

el martes, fecha límite Incluso si Urkullu no anunciara hoy el fin de la legislatura, la posibilidad de adelantar las elecciones al 5 de abril seguiría viva hasta el próximo lunes, último día para firmar el decreto de disolución del Parlamento Vasco y convocatoria de los comicios. El lehendakari tiene todo el fin de semana para meditarlo. Tras su publicación en el Boletín Oficial del País Vasco al día siguiente (martes, 11 de febrero), transcurrirían 54 días hasta la celebración de las elecciones, tal y como establece la ley electoral. La presentación de las listas electorales deberían formalizarse del 26 al 2 de marzo.

Es la opción más pausible a pesar de las apreturas de calendario. Una segunda posibilidad sería el 26 de abril, pero presenta el inconveniente de que está precedida y seguida de varias festividades, lo que propiciaría cierta desconexión de los votantes.