bilbao - El lehendakari arrancó ayer el curso político centrado en el principal reto que tendrá que abordar estos meses y que será decisivo para la continuidad de la legislatura: la aprobación de los Presupuestos para el próximo año. En la comparecencia posterior al Consejo de Gobierno de Miramar, Iñigo Urkullu dejó la negociación abierta sin vetos a ninguno de los grupos de la oposición, pero avisó al mismo tiempo de que las conversaciones tendrán que ser realistas y centrarse en las Cuentas, sin irse por las ramas con asuntos que vayan más allá del proyecto. Aludió de manera expresa a la tentación que pueda tener el PP de presionar con una rebaja fiscal en el IRPF o con la reforma de la renta de garantía de ingresos. Urkullu fue categórico al asegurar que no negociará sobre asuntos que tienen otro “tiempo y espacio”.

Como ya adelantó este periódico, PNV y PSE pactaron hacer balance de los impuestos el año que viene y no tienen ninguna intención de adelantar la reflexión. Además, la fiscalidad es competencia de las Juntas Generales. El consejero Azpiazu aclaró en su momento al PP que ese asunto debía quedar fuera de la negociación, y el lehendakari remachó el mensaje ayer al más alto nivel por si quedaba alguna duda. Esa puerta está cerrada a cal y canto, y el marco del diálogo ha quedado delimitado con claridad. Al PP solo le queda ceder y asumir un diálogo sobre otros parámetros, o bien dejar que sea otro el que pacte las Cuentas. Si no hubiera acuerdo, se expone a un adelanto electoral que podría no convenirle, aunque Urkullu no quiere amenazar con esa opción. El PP, aun así, volvió a reaccionar en declaraciones a Europa Press insistiendo en la rebaja de los impuestos. El enroque es total.

Las cifras de los Presupuestos se conocerán a mediados de octubre, con las previsiones de la recaudación del Consejo Vasco de Finanzas. El proyecto se presentará en Consejo de Gobierno el día 22 de ese mes. Pero el lehendakari adelantó algunas cifras para tentar a la oposición: el dinero destinado a la sanidad, la educación y la protección superará “por primera vez” el 70%, y se volcarán 2.440 millones en el Programa de Empleo y Reactivación. El PP está deslizando que es el único socio factible porque facilitó los dos primeros Presupuestos. Pero Urkullu deja la negociación abierta, también a EH Bildu y Elkarrekin Podemos. Con Bildu la relación ha empeorado de manera notoria tras la negociación fallida de las Cuentas de este año, pero la vía de Elkarrekin Podemos sigue muy viva por su nueva actitud pragmática. PNV y PSE están a un escaño de la mayoría absoluta. Basta la abstención de un grupo.

elecciones Urkullu evitó dar por hecho que la caída de los Presupuestos provoque un adelanto electoral a los primeros meses del próximo año, aunque al mismo tiempo avisó de que estará atento a las “incidencias” en el panorama internacional, estatal y en la relación con los partidos a nivel autonómico. En cualquier caso, la “voluntad” es que la legislatura continúe hasta otoño del año que viene. Aseguró que la prórroga presupuestaria no sería “un drama” y contrapuso el contexto actual al que se vivía en 2013, donde la situación sí era más peliaguda porque había recesión y se contaba con 1.200 millones menos que en 2012. A pesar de que una nueva prórroga ahora supusiera encadenar dos seguidas tras la caída de las Cuentas para este año, Urkullu matizó que se está funcionando actualmente con tres leyes que actualizaron asuntos como la RGI y el sueldo de los funcionarios, y eso facilita la gestión de la prórroga. El lehendakari, no obstante, aclaró que su voluntad es contar con unos Presupuestos “ad hoc”, adaptados a la situación actual.

Urkullu dejó claro que la reforma fiscal corresponde a “otros espacios y tiempos”, porque no la tiene que abordar el Parlamento, sino las Juntas, y PNV y PSE no la prevén con carácter inmediato. Sobre la RGI, dijo que está abierto a todos los grupos y que no hay nada cerrado con el PP, más allá de que ese partido permitió con su abstención que se empiece a tramitar la reforma. La secretaria general del PP de la CAV, Amaya Fernández, insistió en que “solo puede haber acuerdo presupuestario con el PP si hay reforma fiscal”. Y aludió a la reforma de la RGI como algo “imprescindible”.

El lehendakari no quiso especular con que una repetición electoral en el Estado, para el 10 de noviembre, pueda dificultar la negociación. Aunque vio nubarrones también en el mundo con el Brexit y la guerra comercial entre China y Estados Unidos, aseguró que la CAV tiene una “base sólida para el crecimiento”, del 2,3% este año, y un 2% para 2020.