iruñea - La sombra del agostazo de 2007 se cierne una vez más sobre el PSN... y sobre Nafarroa. La dirección del PSOE comunicó el pasado domingo a los líderes de la federación regional que no van a apoyar un Gobierno liderado por María Chivite que dependa de la abstención de EH Bildu. “Es nuestra línea roja”, apuntaron fuentes del PSOE citadas por la agencia Efe. Una negativa clara y rotunda que va más allá del planteamiento inicial tras las elecciones, en el que Ferraz se había mostrado dispuesto a aceptar una abstención si no había contrapartidas.

Pero ya ni siquiera eso es suficiente en Madrid. Ha bastado un fin de semana con Nafarroa en el eje mediático en Madrid para que el PSOE revise su estrategia y opte por sacrificar el PSN. El temor a cuatro años de acuerdos o coincidencias de voto con EH Bildu en el Parlamento foral, y el deseo de mostrar coherencia con el cordón sanitario a Vox que exigen a Ciudadanos, han propiciado un cambio de rumbo y un toque de atención a la dirección del PSN.

La noticia la avanzó la noche del domingo elconfidencial.com, y fue confirmada ayer por fuentes próximas a la Ejecutiva del PSOE e incluso algunos apuntando directamente al presidente Pedro Sánchez como responsable de la decisión. Pero en todos los casos con el mismo mensaje: la opción de buscar un gobierno con Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra queda descartada. “Lo que ocurra en Navarra se tiene que decir de la mano de la dirección federal. Hay cosas que se están hablando allí que no solo afectan a Navarra”, advertía el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Paje. Por si hubiera alguna duda, la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, recordó anoche que “son pasos que está dando Chivite, pero para el PSOE como partido, todo el mundo lo sabe, EH Bildu no es socio de gobierno en ninguna de sus formas”.

La noticia ha caído como un jarro de agua fria en el socialismo navarro, que por primera vez en 12 años veía opciones de recuperar el poder. Más de una decada peregrinando por el desierto de la oposición, con el peaje del caótico año en coalición con UPN, por fin parecía ver su final. El PSN confiaba así en una nueva experiencia de Gobierno que le permitiera consolidar la confianza recuperada estas elecciones, en las que han vuelto a los niveles electorales de 2007.

De hecho, la apuesta contaba con el apoyo de la dirección del PSOE, que la semana pasada dejó a Chivite explorar posibles alternativas. “Apostamos por un Gobierno de impronta progresista, y nosotros reivindicamos la presidencia”, apuntó el secretario de Organización, José Luis Ábalos. Santos Cerdan, responsable de política territorial del PSOE, era además uno de los principales defensores en Madrid de la vía Chivite.

La estrategia sin embargo ha sufrido un giro de 180 grados. Una nueva estimación de los cálculos coste-beneficio, y la posibilidad de abrir puentes con Ciudadanos en el resto de instituciones, incluido el Gobierno central, han llevado al PSOE a tratar de zanjar el tema por la vía rapida y evitar el mayor coste posible.

Un nuevo escenario que ha pillado por sorpresa al PSN, que ayer optó por un prudencial silencio, y que se remitió a la nota de prensa del pasado viernes, el último posicionamiento oficial del partido en Nafarroa. Un comunicado en el que María Chivite, en respuesta a unas declaraciones de Javier Esparza, reiteraba su apuesta por intentar liderar un Gobierno con la abstención de EH Bildu. “Ya hemos dicho que no pactaremos con Bildu y que vamos a trabajar para construir un Gobierno de progreso liderado por el PSN”, afirmó.

ronda de contactos Así que de momento se mantiene la ronda de contactos prevista a partir de mañana en el Parlamento con Geroa Bai, Podemos y EH Bildu. El primer encuentro será entre Barkos y Chivite, momento que servirá para testar los ánimos en el PSN y la voluntad por avanzar en un camino que Madrid no ve con buenos ojos. Y que puede acabar en un choque frontal entre la dirección federal y la regional.

Los socialistas navarros no obstante mantienen todavía la esperanza. La advertencia de Ferraz, de momento, ha quedado en eso, una advertencia. No es una orden vinculante, por lo que el PSN tiene todavía margen autonomo de decisión. Así al menos lo entienden en Nafarroa, donde confían en ganar tiempo hasta que, una vez consumada la investidura de Pedro Sánchez prevista para principios de julio, se reduzca la presión.

Lo que pueda hacer la dirección desde Madrid si no se le obedece, es ya una incógnita. Una actuación contraria a los afiliados supondría un golpe a la imagen del propio Sánchez, que llegó a la secretaría general tras enfrentarse a los poderes orgánicos y lograr el apoyo de los afiliados.

Es la salida en la que confía ahora el equipo de Chivite, que cree contar con el apoyo de los afiliados en Nafarroa. Además, desde el último congreso cualquier acuerdo de Gobierno queda en manos de los militantes, que deben validar los pactos de Gobierno. Así que el PSN podría someter a consulta los pasos a seguir en busca de un aval que sirva para hacer frente a Ferraz.