GASTEIZ - Casi desde el primer día en que anunciaron su alianza estratégica para hacerse con la Alcaldía de Barcelona, Manuel Valls y Ciudadanos han tenido sus más y sus menos, hasta la fecha principalmente a cuenta del coqueteo del partido naranja con la extrema derecha que representa Vox. Ayer, con los resultados de las municipales sobre la mesa, una nueva disensión surgió a la palestra, pero esta vez con la todavía alcaldesa, Ada Colau, como protagonista.

El republicano Ernest Maragall ganó en votos y en principio debería ser el nuevo alcalde, aunque en primera vuelta necesitaría apoyos con los que superar a Colau, con quien empató a diez escaños en el Pleno. Ayer Valls, con el fin de evitar que el alcaldable convierta Barcelona en “palanca del independentismo o de la república imaginaria”, ofreció sus votos a Colau para, con el apoyo también del PSC, hacerla de nuevo alcaldesa, “sin pedir nada a cambio”, informa Efe.

“Es la hora de la responsabilidad y de hacer gestos de responsabilidad: Ada Colau, Jaume Collboni y nosotros”, afirmó Valls en su primera rueda de prensa tras las “decepcionantes” elecciones del domingo, en las que consiguió seis concejales. Valls recordó a Colau y al socialista Collboni que “a menudo en la política hay que saber escoger la opción menos mala”.

El ex primer ministro francés, que lidera un grupo que cuenta con tres concejales independientes y otros tres de C’s, afirmó que todos ellos están de acuerdo en que la ciudad no puede “entregarse” al separatismo.

Sin embargo, la formación de Albert Rivera no es partidaria ni mucho menos de dar la alcaldía a un partido, Barcelona en Comú, que considera populista. Muy poco tardó, de hecho, en desmentir a Valls, quien había negado que se le haya “impuesto” ninguna “línea roja”, a pesar de que, según el presidente del grupo en el Parlament, Carlos Carrizosa, la plataforma de Valls y la formación liberal propondrán juntos los acuerdos de gobierno en el Ayuntamiento en Barcelona a través de un órgano paritario. Cualquier acuerdo que pueda alcanzar el grupo municipal “deberá ser ratificado en el seno de este órgano”, advirtió Carrizosa. “No va a haber ningún problema”, insistía sin embargo Valls, que no desea “excluir a una persona u otra”.

No coinciden en Ciudadanos en esa apreciación. En un comunicado, el partido liderado por Albert Rivera admite que el resultado electoral no les permite gobernar la ciudad y, por tanto, estarán “en la oposición”. Sin embargo, “si hubiera que impedir que haya un alcalde independentista o populista” en la capital catalana, los concejales de C’s “negociarían con un candidato que no sea ni independentista ni populista”, indicó C’s. “C’s está dispuesto a negociar con condiciones con el señor Collboni para que la ciudad de Barcelona sea una ciudad abierta y constitucionalista”, añadió el partido.

Por otro lado, también Units per Avançar, formación heredera de Unió y que ha tejido alianzas con los socialistas para el Parlament y el Ayuntamiento de Barcelona, se inclina por facilitar la alcaldía de Barcelona a Ada Colau como “mal menor”. También el PP movía ficha, para pedir al PSC y a los comuns que busquen una alternativa a Colau y así echar a un lado tanto a la alcaldesa como a Maragall.