BILBAO - Quim Torra desoirá la resolución aprobada ayer en el Parlament que le insta a someterse a una cuestión de confianza o a convocar elecciones. La moción responde a una iniciativa del PSC que fue respaldada en el pleno gracias a que la CUP decidió dejar caer al president al no participar en la votación, que se resolvió con 62 votos procedentes del grupo socialista, Ciudadanos, Catalunya en Comú y PP, y 61 de JxCat y ERC. El Jefe del Govern se ampara en que la proposición no tiene carácter vinculante aunque en teoría suponga una enmienda a la totalidad a su gestión, pero principalmente justifica su rechazo a adoptar una de las dos medidas en que la oposición se ha aprovechado del “voto de calidad del juez Llarena” para sumar fuerzas. “ Continuamos gobernando con la ambición republicana intacta”, aseguró Torra a través de su cuenta oficial de Twitter, y es que si los cuatro diputados de JxCat encarcelados pudieran votar (Carles Puigdemont, Josep Rull, Jordi Sànchez y Jordi Turull), la balanza se habría decantado del otro lado.

Desde el PSC, su portavoz, Eva Granados, le recordó que Oriol Junqueras y Raül Romeva, también presos, “sí pueden hacerlo porque designaron un sustituto, y ustedes no quisieron”. El Jefe del Ejecutivo catalán reta a la oposición a presentar una moción de censura si son capaces de encontrar un candidato con posibilidades de ser investido, algo altamente improbable dada la división política.

El discurso más duro llegó desde la CUP. Su diputada Maria Sirvent señaló que “los que hicieron a Soraya de Santamaría presidenta de la Generalitat del 155 no tienen legitimidad para nosotros. Es una tomadura de pelo y no participaremos en la votación”. “¿Qué credibilidad tiene Iceta que defiende un referéndum y 24 horas después se desdice? ¿qué credibilidad puede tener usted para este país?”, se preguntó al tiempo que censuró al Govern de Torra, considerando que ya no es una opción válida: “Es evidente que no gobiernan, que el país está en la intemperie, este es un independentismo de business y que hacen falta nuevos liderazgos”, valoró la formación antisistema. En un comunicado, la CUP concretó que, pese a no participar, exige que se marque una fecha de elecciones en Catalunya.

Desde el PSC reprocharon al president que “no ha aprobado los Presupuestos, no gobierna, no aprueba leyes, está sin rumbo”; mientras que desde Ciudadanos aprovecharon para criticar de paso a Pedro Sánchez por ser “cómplice” del procés al intentar una etapa de diálogo con Torra. Su obsesión electoral condujo a la marca naranja a recriminar a los socialistas que se hayan “tragado el marco separatista enterito”. “Si la pregunta es si compartimos el diagnóstico de que con Torra vamos a peor, ¿por qué le dieron coba desde el Gobierno de España con Pedro Sánchez mendigando reuniones con Torra?”, puntualizó su diputada Lorena Roldán. Los comunes también replicaron con dureza al Ejecutivo catalán pero aludiendo a “la situación de excepcionalidad” que supone que los líderes independentistas estén siendo juzgados por rebelión y en prisión preventiva. “También necesitamos saber qué propone el PSC, ¿son los socialistas del 155 o del derecho a decidir de hace no tanto?”, interpeló su portavoz Susanna Segovia. El diputado del PP Santi Rodríguez conminó a Torra a dar un paso al lado y poner las urnas. “Yo puedo entender que la CUP se sienta estafada”, llegó a decir.

Sorprendidos por la posición de la CUP, JxCat y ERC negaron las acusaciones de inoperancia y falta de objetivos. Josep Costa (JxCat) y Anna Caula (ERC) ahondaron en que si el Govern ha perdido la mayoría parlamentaria es por “una situación de represión e injusticia”. La republicana retó a la oposición a poner en práctica su osadía. “Hablan de valentía, usen la herramienta que les toca”. Desde el bando posconvergente recalcaron que el Supremo ha “usurpado” la mayoría independentista.