Irán está enriqueciendo uranio en cantidad y pureza muy por encima de lo acordado en el pacto nuclear de 2015, mientras limita sustancialmente las inspecciones internacionales y no responde a dudas concretas sobre sus actividades pasadas, criticó ayer el OIEA, la agencia atómica de la ONU. En su más reciente informe, emitido en Viena, el OIEA precisa que Irán dispone actualmente de 3.241 kilos de uranio enriquecido, un 9,2% más que en febrero, con unos pocos kilos de ese material (2,4 kilos) con una pureza del 60%, un valor cercano al necesario para fabricar bombas atómicas.

Por otra parte, el OIEA critica como “profundamente preocupante” que Irán siga sin responder a preguntas sobre la presencia de material fisible en tres instalaciones no declaradas como nucleares hasta ahora, lo que afecta a su capacidad para garantizar la naturaleza pacífica del programa nuclear iraní.

La agencia de la ONU dispone desde hace un tiempo de pruebas sobre la presencia de huellas nucleares en varias instalaciones, sin recibir de parte iraní explicaciones al respecto.

Para esclarecer esta situación, el OIEA había pactado en febrero una agenda de conversaciones con sus interlocutores iraníes, que sin embargo no ha dado los resultados esperados hasta ahora, lamenta el informe publicado ayer.

Esta falta de transparencia puede constituir una violación de los acuerdos de salvaguardia nucleares de Irán con el OIEA, al margen del acuerdo atómico sellado en 2015.

Según ese pacto, conocido como JCPOA (en sus siglas en inglés), Irán no debería tener más de 300 kilos de uranio enriquecido, un material de posible doble uso, civil y militar.

Inspecciones limitadas

En un intento de presionar a Estados Unidos en las negociaciones para restablecer el pacto, Irán limitó desde el pasado 23 de febrero a un mínimo las inspecciones del OIEA en su territorio. Esas limitaciones están causando que los inspectores puedan verificar las actividades iraníes solo con un cierto desfase temporal, explicó ante la prensa en Viena una fuente diplomática conocedora de las actividades del OIEA en Irán.

Mientras, la República Islámica no está aplicando el llamado “protocolo adicional” del Tratado de No Proliferación de armas nuclear (TNP), que permite inspecciones sin aviso previo en cualquier instalación en el país. Este permiso especial era una parte integral del JCPOA, que Irán no está concediendo desde febrero pasado.

Todo ello sucede en medio de las negociaciones de los países del JCPOA (Rusia, China, Alemania, Reino Unido, Francia y Estado Unidos, de forma indirecta) para restablecer el acuerdo, que se celebran desde principios de abril en Viena.

El anterior presidente de EE.UU., el republicano Donald Trump, abandonó el acuerdo en 2018 para imponer nuevas sanciones contra Irán. El pacto nuclear establecía límites al desarrollo nuclear de Irán a cambio de levantar las sanciones internacionales, un equilibrio que rompió la salida de EE.UU del acuerdo. Los iraníes, por su parte, incumplen gran parte del acuerdo, sobre todo en cuanto al acceso a los inspectores y a la cantidad y pureza del uranio enriquecido.

El nuevo presidente de EE.UU., el demócrata Joe Biden, quiere volver al acuerdo, pero exige primero que Irán cumpla sus obligaciones. Mientras, los iraníes exigen que EE.UU. levante primero sus sanciones, incluyendo un embargo petrolero. Las negociaciones de Viena buscan un mecanismo para permitir un retorno simultáneo de Irán y de Estados Unidos al acuerdo atómico de 2015.