Quito - La capital ecuatoriana amaneció ayer como si se tratara de una zona devastada por algún terremoto, con vías obstruidas, calles ennegrecidas por fogatas, avenidas cerradas y la huella de una dura protesta contra ajustes económicos aplicados en el marco de un acuerdo con el FMI. Tampoco transporte público, ni taxis, ni Uber, mientras que los conductores tenían que rebasar los obstáculos con dificultad o encontrar vías alternas para llegar a sus destinos.

Tras una noche en la que se conjugaron un peculiar “cacerolazo” nocturno por la paz y las últimas broncas con policías en algunos barrios de Quito, la ciudad también amaneció con la posibilidad de que la huelga indígena termine con el diálogo aceptado por las partes.

La tensa calma de ayer sucedía a una violenta jornada que empezó con duros enfrentamientos en el centro de la capital. La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que lidera la protesta, aceptó ir a un diálogo con el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, si bien los disturbios continuaron por toda la ciudad por parte de otros grupos sociales hasta bien entrado el toque de queda decretado por el Gobierno a partir de las 15.00 hora local, que sirvió para que amainaran los desmanes y se recuperase un poco el orden en la ciudad.

Moreno se refirió a la jornada del sábado como “un día triste para el Ecuador, para Quito, para la historia de nuestro país”, debido a “una violencia nunca antes vista”.

Ya por la noche, miles de ecuatorianos hicieron sonar sus cacerolas desde balcones y terrazas para exigir que se restaure la calma. Asimismo, criticaron los episodios de violencia y vandalismo vividos durante ese día, que acabaron con la sede de la Contraloría incendiada. Al principio fueron unos pocos quiteños los que se animaron a secundar la convocatoria que había circulado horas antes por redes sociales, pero poco después se unieron más ciudadanos en esta particular manifestación pacífica para reclamar la vuelta a la normalidad. “¡Paz, paz!”, gritaban algunos participantes para remarcar la finalidad de los repetidos golpes a las cacerolas. Incluso, algunos grupos de ciudadanos desafiaron el toque de queda e improvisaron pequeñas concentraciones por la paz en algunos sitios de la ciudad.

Primera reunión El sistema de Naciones Unidas en el país andino y la Conferencia Episcopal Ecuatoriana anunciaron que la primera reunión de diálogo entre el Gobierno y representantes del movimiento indígena tendría lugar ayer. Sin ofrecer más detalles acerca del lugar de la reunión ni tampoco sobre quiénes integrarán las delegaciones de ambas partes, la Iglesia ecuatoriana y la ONU, en un comunicado conjunto, mostraron su confianza “en la buena voluntad de todos para establecer un diálogo de buena fe y encontrar una pronta solución a la compleja situación que vive el país”. - Efe