Dublín - El primer ministro británico, Boris Johnson, deberá convocar un referéndum sobre la reunificación de las dos Irlandas si el Reino Unido abandona la Unión Europea (UE) sin un acuerdo, advirtió ayer miércoles el partido nacionalista irlandés Sinn Féin. Su presidenta, Mary Lou McDonald, planteó esa demanda después de reunirse en Belfast con el nuevo premier conservador, quien inició ayer una visita oficial a Irlanda del Norte para exponer su plan del Brexit. Johnson también mantuvo durante la jornada encuentros con los principales partidos de la región irlandesa para tratar este divorcio y la parálisis que afecta al Gobierno norirlandés de poder compartido entre protestantes y católicos, que está suspendido desde enero de 2017.

El jefe del Ejecutivo británico ya se reunió el martes por la noche de manera privada con el Partido Democrático Unionista (DUP), mayoritario entre la comunidad protestante y partidario de un Brexit duro, lo que cuestiona su “imparcialidad” como mediador en la crisis política norirlandesa, lamentó ayer McDonald.

La líder del Sinn Féin, la principal fuerza entre los católicos de la provincia irlandesa, pidió a Johnson que no se convierta en el “recadero” del DUP, cuyos diez diputados en el Parlamento de Londres le permiten gobernar en minoría.

Esos parlamentarios, junto al ala dura del Partido Conservador, recordó ayer McDonald, votaron, hasta en tres ocasiones, en contra del acuerdo de salida que la ex primera ministra Theresa May pactó con Bruselas el pasado diciembre, un rechazo que le costó el cargo en el Gobierno y en el liderazgo de los tories.

Unionistas y euroescépticos quieren eliminar de ese acuerdo la controvertida salvaguarda fronteriza irlandesa, diseñada para evitar el restablecimiento de una barrera física entre las dos Irlandas tras el Brexit, clave para sus economías y el proceso de paz.

Aunque el Gobierno de Dublín y Bruselas han reiterado que la cláusula irlandesa es “intocable”, Johnson se ha comprometido a suprimirla y, si no lo consigue, ha advertido de que sacará a su país del bloque comunitario en la fecha prevista del próximo 31 de octubre, con o sin un acuerdo. “Su curso de acción parece que está encaminado hacia un Brexit desordenado y salvaje. Le hemos dicho que eso sería catastrófico para la economía irlandesa, para nuestros medios de vida, para nuestra sociedad, nuestra política y nuestros acuerdos de paz”, subrayó McDonald.

Acuerdo de Viernes Santo En ese contexto de divorcio a la bravas, dijo, sería “impensable” que Johnson “no incluyese en sus planes” de contingencia la convocatoria de un referéndum sobre la reunificación irlandesa, tal y como permite el acuerdo de paz del Viernes Santo, el texto que puso fin en 1998 al conflicto armado en la isla.

El primer ministro británico, Boris Johnson, reafirmó ayer su compromiso para salir de la Unión Europea (UE) con o sin acuerdo, pero aseguró que un Brexit duro no provocará el restablecimiento de una frontera física entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte.

Así se lo comunicó Johnson a los partidos políticos norirlandeses durante una visita a la provincia irlandesa, en la que también abordó la parálisis que afecta al Gobierno autónomo de Belfast de poder compartido entre protestantes y católicos, que permanece suspendido desde enero de 2017.

Este vacío de poder ha avivado, asimismo, el temor a que Londres tome las riendas si el Reino Unido opta por un Brexit salvaje, ante las diferencias que mantienen el probritánico Partido Democrático Unionista (DUP) y el nacionalista Sinn Féin, principales representantes de las comunidades protestante y católica norirlandesas. Según informó ayer miércoles un portavoz del 10 de Downing Street, Johnson les pidió que “intensifiquen sus contactos” para lograr la “restauración de las instituciones de gobierno tan pronto como sea posible”.

Johnson, señaló la fuente, también “dejó claro” que el Reino Unido abandonará la UE el próximo 31 de octubre “pase lo que pase”, aunque su “intención es hacerlo con un acuerdo”. En caso contrario, agregó el portavoz, Johnson está comprometido a que no haya una frontera física entre las dos Irlandas, a fin de respetar el acuerdo de paz del Viernes Santo (1998), el texto que puso fin al conflicto sectario en la provincia entre católicos y protestantes.

No obstante, el líder tory rechaza la solución propuesta por Bruselas y Dublín para asegurar la invisibilidad de la frontera tras el Brexit, que pasa por la aplicación de la controvertida salvaguarda irlandesa.

Este mecanismo de seguridad prevé mantener a Irlanda del Norte alineada con ciertas normas del mercado único y la unión aduanera, mientras se negocia la definitiva relación entre Londres y la UE. - Efe