Atenas - El líder de Syriza, Alexis Tsipras, propuso ayer refundar el partido y convertirlo en una formación de masas, que no se limite a representar principios de la izquierda sino también ecologistas. Tsipras hizo esta consideración en su primer discurso ante el comité central de Syriza tras la derrota del pasado domingo en las elecciones generales anticipadas, en las que el partido quedó relegado al puesto de principal fuerza de la oposición. “No se trata de cambiar nuestros principios e ideas, sino cambiar de forma. Rehagamos por completo el partido”, dijo el líder izquierdista.

Una de las prioridades deberá ser, dijo, lograr que el 10 % de los votantes de Syriza se afilien al partido. Con ello Tsipras aludió a uno de los principales problemas de esta formación. A pesar de haber estado en el Gobierno durante más de cuatro años, con porcentajes de voto que superaron el 35%, apenas cuenta con 30.000 afiliados.

Syriza tiene casi la décima parte de miembros que la conservadora Nueva Democracia, ganadora de las elecciones del domingo, y seis veces menos que el partido socialdemócrata Kinal, sucesor del Pasok. Este problema ha llevado a una deficiente estructura de partido en el territorio nacional, y su trabajo de campo se ha centrado en las grandes ciudades.

Syriza pagó cara esta carencia en las elecciones municipales de mayo al no tener suficientes candidatos, lo que llevó a que en varios municipios no pudiera presentar listas. Aunque perdió las elecciones generales, fundamentalmente porque los votantes le pasaron factura por haber firmado el tercer rescate y por los recortes que eso conllevó, logró un 31,5%, tan solo menos de cuatro puntos porcentuales por debajo que en las elecciones de septiembre de 2015. El partido interpretó este resultado como una voluntad del electorado de no regresar al discurso radical del pasado. Tenemos que ser un partido moderno, de masas, progresista, con raíces profundas y fuertes vínculos con los trabajadores y la sociedad, sostuvo ayer Tsipras. “No quiero proponer el esquema de lo que tenemos que llegar a ser, pero sí abrir el debate”, precisó y anunció que hasta el congreso previsto para septiembre se habrán delineado las líneas maestras del futuro partido.

Imposible cumplir las promesas Alexis Tsipras llegó al poder en 2015 con el país en números rojos y prometió a sus votantes no llegar a medidas extremas de austeridad. Finalmente fue imposible imponer sus promesas y el líder tuvo que crear una serie de recortes para devolver los rescates de la que ahora le pasarán factura la mayoría de sus electores.

Otro de los problemas con los que se enfrentó el griego en este período fue la crisis migratoria. Es uno de los países que más refugiados han recibido en los últimos años al igual que Italia. Fue el punto caliente de 2015. A pesar de que en 2016 entró en vigor el acuerdo de la UE y Turquía para crear soluciones: todos los que llegaran (incluidos los solicitantes de asilo) a las islas griegas regresarían a Turquía a cambio el país recibiera dinero para gestionar la crisis. El campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos, tiene capacidad para 3.000 personas. Ahora mismo son más de 5.000, casi el doble.

En cambio, Tsipras logró poner fin a la crisis con Macedonia del Norte a pesar de tener al sector conservador en su contra. La derecha soberanista de Griegos Independientes con la que compartió gobierno se opuso a que en el cambio de nombre del país del este se encuentre la palabra Macedonia. Mientras que fuera de sus fronteras fue una negociación muy aplaudida, en su país fueron muchos los detractores de este resultado. Las elecciones europeas fueron el último de los problemas que se han ido acumulando a lo largo de la presidencia. La pérdida de votos y representación en la Cámara es el reflejo de lo que ha sido este período. - Efe / Aquí Europa