Hemos secuestrado a su hija. Si quiere volver a verla tiene que pagarnos 5.000 euros”. Once hogares vascos -diez vizcainos y uno guipuzcoano- han recibido en los últimos días una llamada con este mensaje. Un interlocutor les comunica que han secuestrado a un ser querido -en la última oleada, siempre se habla de una hija- y piden un rescate por su liberación. La negociación se abre y el interlocutor se muestra dispuesto a negociar el precio hasta una cifra asequible para la economía de la víctima. En algunas ocasiones, se ha llegado a rebajar el rescate hasta los 300 euros.

Se llaman secuestros virtuales; un modelo delictivo nacido en Sudamérica que hace dos años se trasladó a Europa. Según fuentes policiales consultadas por DEIA, este tipo de llamadas llegan por oleadas. La última comenzó el pasado miércoles, cuando la Ertzaintza destapó cinco llamadas alertando de otros tantos secuestros (4) en tres localidades vizcainas del Bilbao metropolitano -la mayoría concentradas en un mismo municipio- y otra en la capital donostiarra. Desde entonces, y en tan solo tres días, las ertzainetxeas han recogido seis denuncias más, todas ellas en suelo vizcaino. Ninguna de las llamadas ha llegado a buen puerto por una serie de motivos que han restado credibilidad a la amenaza.

El área de delitos contra las personas de la sección central de investigación criminal y policía judicial de la Ertzaintza es quien se encarga de investigar este tipo de delitos. Según apuntan a DEIA, no descartan que en los próximos días puedan darse más casos que se sumen a los ya denunciados. Por ello, piden a la ciudadanía calma cuando se recibe una llamada de este tipo y templanza para seguir una serie de pautas. Y después, siempre denunciar, porque ello pondrá sobre la pista a los agentes para recopilar los detalles de esa llamada y confrontarlos con los de otras denuncias e, incluso, otras policías.

“Lo más efectivo es colgarles el teléfono”, explican sin dudarlo. “Hay que tener una cosa clara: te vas a poner nervioso y no vas a escuchar ni lo que están diciendo. Te va a estar hablando un niño por detrás y vas a pensar que es tu hijo. Pero, si lo piensas, ni tu hijo llora así ni nada. Hay que pensar en que la principal intención de ellos es que no cortes la comunicación; quieren engancharte, porque a medida que te están hablando, estás interiorizando lo que te dicen. Por ello, no hay que bloquearse. Lo mejor es cortar”. Los agentes explican que si el secuestro es real -“la estadística es mínima en Euskadi y en el Estado”-, es seguro que volverán a contactar. “Te van a llamar de todo, pero su interés final es cobrar, por eso te volverán a llamar. Pero, también hay que decir que en este tipo de casos, nunca se ha producido una segunda llamada, y ahora tampoco”.

Los expertos en secuestros virtuales tienen clara que la intención de los delincuentes es obtener dinero rápido. Una vez que han convencido a su víctima, le indican que se dirija a un locutorio y les haga la transferencia del dinero vía Western Union o Ri, remesadoras que transfieren el dinero a una persona. En Euskadi, la Ertzaintza no tiene constancia de que se haya pagado rescate alguno en ninguna de las oleadas que se han vivido en los últimos dos años.

Al azar Centrándose en las últimas denuncias, hay una serie de detalles que indican a los agentes que las llamadas se han realizado de manera aleatoria. A diferencia de otras oleadas en las que se empleaba el móvil, todas las comunicaciones se han realizado a través de un teléfono fijo. La Ertzaintza ha descubierto que repiten los cuatro primeros y que luego alteran los cuatro siguientes. Son llamadas que se realizan al azar y que ha dado con situaciones curiosas como por ejemplo que una de las comunicaciones se haya realizado con un banco y otra, con una persona que no tiene hijos.

Además, la llamada proviene de un país suramericano, principalmente de Chile, y los cuatro primeros dígitos son 0056, aunque a veces se registre como número oculto. Por lo tanto, si no espera una llamada internacional, lo lógico es que no conteste.

“Es importante que la gente esté alerta. Lo habitual en estas llamadas es que se oiga un sollozo de fondo y una voz que dice mamá ayúdame. Acto seguido le quitan el teléfono y un señor dice que pertenece a un grupo organizado, que tienen secuestrada a tu hija y que tienes que seguir las instrucciones que ellos te digan”, explican fuentes policiales.

Las llamadas se realizan entre las 15.00 y las 20.00 horas. “Si la llamada es internacional, mosquéate. Luego, comprueba dónde está tu hija, y si tiene que estar en la ikastola o en una extraescolar, llama al centro y confírmalo; si no puedes comprobarlo, llama al 112, que se activará el protocolo y una patrulla irá al punto concreto a verificarlo en persona”, argumenta la Ertzaintza.

Los agentes recomiendan anotar todos los detalles (acentos, notas...) que se puedan dar en la conversación “y si se puede grabar, mejor”. Pero también consideran importante para la investigación “anotar el número de teléfono y la hora en que se ha producido la llamada”. Otra de las sugerencias es “realizar preguntas personales” para verificar la amenaza. En casi todos los casos no saben qué contestar y la víctima se da cuenta de que es un timo. Paralelamente, se puede utilizar un móvil para llamar al 112 y alertar a la Ertzaintza. Los agentes repiten una y otra vez que la templanza será la mejor baza; ante una llamada de este tipo, no lo crea y cuelgue.