la labor investigadora trae de la mano a veces curiosas coincidencias e inesperadas relaciones. Tal es la que traemos hoy a colación. Analizando las biografías de los republicanos bilbainos de primera hora me encontré con que uno de ellos, Natalio Alonso Fuldain, estaba casado con Lucila Arana Goiri, que el matrimonio estaba domiciliado en la residencia de los Arana en la calle Ibáñez de Bilbao y que la hija de ambos, María Alonso Arana, nacida en 1875, vivió largo tiempo junto a sus tíos Sabino y Luis a la muerte de sus progenitores. Si bien es cierto que entre Natalio Alonso y el fundador del PNV mediaban 18 años, parece claro que debieron tener cierta relación, por lo que merece la pena preguntarse: ¿quién fue el cuñado republicano de Sabino Arana?

Natalio Alonso recibió las aguas bautismales en la parroquia de Santiago Apóstol de Bilbao el 1 de diciembre de 1847. Era hijo de Manuel Alonso Torres, natural de la provincia de Zamora, y de Fermina Fuldain Larrumbe, oriunda de Sondika. Tuvo dos hermanos menores, Juan y Rafael, también republicanos, el primero concejal del Ayuntamiento de Bilbao en 1887 y el segundo, diputado provincial en 1892 y 1907. Contrajo matrimonio con Lucila Arana Goiri el 11 de enero de 1873 en la iglesia de San Vicente de Abando.

Natalio ejerció en su juventud como comerciante regentando dos panaderías, una en Bilbao La Vieja y otra en la calle San Francisco. Sin embargo, el aspecto más importante de su vida profesional es el que desempeñó junto a sus hermanos al frente de la sociedad Hijos de Alonso. Esta sociedad familiar estaba dedicada principalmente a la contrata de obras públicas, aunque también se dedicó al arriendo de impuestos municipales y a los negocios inmobiliarios.

En vida de Natalio Alonso, la sociedad llevó a cabo una importante empresa concedida por la Junta de Obras del Puerto de Bilbao, las obras de la mitad superior de la ría, destinada a habilitar los muelles de la Villa para el atraque de los barcos mercantes. Las obras, que dieron comienzo en 1881, se alargaron durante buena parte de la década de los 80, teniendo que ser concluidas por Rafael, el menor de los hermanos Alonso, tras la muerte de Natalio en 1884 y la de Juan en 1888.

En el plano político, Natalio comenzó su carrera en el Sexenio Democrático, período durante el cual militó en el Partido Republicano Federal, fue socio del Casino Republicano, y participó en la defensa de Bilbao frente al sitio carlista como miembro del Batallón de Auxiliares. Entró por primera vez a formar parte de la Corporación municipal en agosto de 1873, tras ser elegido regidor en las elecciones del mes anterior representando al Partido Republicano Federal por el distrito de San Nicolás, donde consiguió 153 votos. Sin embargo, Natalio renunció a su puesto ya que por aquel entonces estaba domiciliado en el Valle de Orozko, algo que automáticamente le privaba de la posibilidad de ser concejal.

Al margen de ello, Natalio, como republicano preocupado por el acercamiento de la cultura a todas las clases sociales, trabajó en el Sexenio por el establecimiento de una biblioteca pública en Bilbao junto a otros liberales y republicanos de Bilbao como Antonio Trueba, Segundo Salvador, Horacio Oleaga y Eduardo Delmas. Durante este mismo período, nuestro personaje estuvo vinculado con la masonería, en concreto con la logia La Estrella del Norte, donde figuraba en los cuadros lógicos de la sociedad con el simbólico nombre de Quevedo.

Ya en tiempo de la Restauración monárquica, y tras la descomposición del Partido Republicano Federal, Natalio Alonso ingresó en las filas de la Unión Democrática de Bilbao, formación auspiciada por los líderes republicanos locales Cosme Echevarrieta y Gaspar Leguina para tratar de mantener a todo el republicanismo bilbaino bajo una misma sigla. Dentro de las filas de la Unión Democrática, Natalio regresó al Ayuntamiento de Bilbao en julio de 1879, al haber resultado elegido como concejal en las elecciones de mayo del mismo año, logrando 276 votos por el distrito unido de San Francisco y Galera. En el seno del consistorio fue nombrado vocal de las comisiones de Fomento, Hacienda y Ensanche.

Experto en economía Alonso, en el período que se mantuvo como representante municipal, destacó por sus intervenciones sobre economía, tema en el que defendió la libertad de comercio y la abolición de la contribución sobre los consumos como criterio tributario apostando por una contribución proporcional a la riqueza. Por otra parte, su anticlericalismo fue más moderado que el de sus compañeros de partido en la corporación, puesto que accedió a la concesión de subvenciones para el arreglo de templos y conventos tras el período bélico, y defendió la libre asistencia de los ciudadanos a las procesiones y romerías religiosas, distinguiéndose así de sus correligionarios que identificaban Iglesia con carlismo. Su preocupación también se dirigió a la clase operaria, formulando una moción junto a su compañero Eduardo Delmas, dueño de la imprenta Viuda de Delmas, para la colocación de relojes en el barrio obrero de San Francisco, dotándoles así de infraestructuras de servicios. El 21 de agosto de 1880, sin embargo, Natalio renunció a su cargo de concejal por ser este incompatible con su papel como arrendador de impuestos municipales para el año 1880-1881.

En diciembre de 1882, Natalio fue elegido diputado provincial por el Distrito de Bilbao representado a su partido, la Unión Democrática, con la que logró reunir 1.723 votos. En la corporación provincial ocupó los cargos de secretario, vocal de la comisión de hacienda, y representante de la Diputación en la junta directiva de la Escuela de Artes y Oficios.

La actuación de Natalio Alonso en la Diputación fue el auténtico reflejo del programa del republicanismo bilbaino a comienzos de la Restauración, puesto que en sus mociones se advierte punto por punto el ideario republicano. En primer lugar, Alonso se ocupó de procurar el no reconocimiento de la deuda carlista. Este parecer, defendido también por algunos liberales avanzados en la corporación provincial, salió derrotado, puesto que la postura prorreconocimiento de la deuda salió triunfante en la votación, lo que llevó a Natalio a presentar su dimisión como vocal de la Comisión de Hacienda el 27 de abril de 1883.

Por otra parte, y con motivo del pago de la contribución de culto y clero, formuló una moción protestando por el sistema contributivo sobre la unidad humana que se quería emplear. Entendía que igualar a todos los ciudadanos en sus obligaciones y repartir los servicios que se originan de éstos en forma desigual era un despropósito que convenía desterrar, y proponía que las cargas fueran en relación directa de los servicios, haciéndose, según él, de una manera más descentralizadora, más equitativa y más económica y fácil de cobrar. Se trataba de una moción que tendía a repartir los impuestos de una forma más justa, preocupándose de que a los menos pudientes no les cayese la misma carga tributaria que a un adinerado. En tercer lugar, dio muestras sobradas de su anticlericalismo. Primero, proponiendo se eliminara de los presupuestos provinciales las partidas consignadas a pago de atrasos del Clero Catedral de Vitoria porque dichos atrasos provenían del período de guerra carlista, y segundo, oponiéndose a la subvención que la Corporación provincial pretendía dar a la Sociedad La enseñanza católica para el establecimiento de una universidad en Deusto.

En cuarto término, dio muestras de su tendencia republicano fuerista o vasquista, al proponer que se le diera una subvención a las fiestas euskaras que, costeadas por el vascófilo Antoine d’Abbadie, se iban a celebrar en Markina en la primavera de 1883. En estas fiestas, en su opinión, “se evocan recuerdos de un pasado glorioso, se avivan los sentimientos de amor y cariño hacia tradiciones que constituyen el timbre más glorioso de los pueblos y son los que determinan la especial idiosincrasia de la tierra euskara”.

Servicio de beneficencia En cuanto a su política social, formuló una moción en la que proponía el establecimiento de un servicio de beneficencia provincial en combinación con los municipios que contaban ya con servicios organizados en ese ramo, dotándole en los presupuestos provinciales una respetable cantidad a tal fin; moción que fue aprobada. Defendió, como siempre entre los republicanos, la honestidad en la gestión pública, solicitando la subasta de la recaudación de los derechos de pontazgo, y en general de todos los servicios públicos. Por último, cabe destacar la defensa que realizó de la fiesta del 2 de mayo en Bilbao, ante la denuncia de los diputados carlistas que pretendían que se le censurase al alcalde de la villa, Eduardo Victoria de Lecea, por unas frases pronunciadas en la celebración en el cementerio de Mallona. El Ayuntamiento bilbaino aprobó una moción agradeciendo a los diputados liberales la defensa que hicieron de la figura del primer edil bilbaíno. En el plano social, Natalio Alonso perteneció al Club de Regatas y fue miembro de la sociedad El Sitio, en la que pronunció varias conferencias sobre economía y comercio, siendo uno de los primeros oradores que tomó la palabra en esa prestigiosa tribuna.

Natalio Alonso Fuldain falleció, a causa de una afección cardíaca, el 30 de octubre de 1884 en Erandio, lugar en el que estaba siguiendo las obras que la compañía familiar, Hijos de Alonso, realizaba en la parte superior de la ría. Su mujer, Lucila Arana, falleció el 17 de enero de 1893, dejando a su hija María al cuidado de sus tíos Sabino y Luis. Teniendo en cuenta la relación que debió existir entre ellos, cabe preguntarse si un hombre con el grado de compromiso político que tenía Natalio Alonso, concejal y diputado provincial, pudo influir de alguna forma en el pensamiento político de un todavía muy joven Sabino Arana. Es esta, sin embargo, una cuestión a la que no podemos responder.