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Victoria pírrica del PP

Rajoy pierde un tercio de sus votosPodemos irrumpe con fuerza en Euskadi y España y el PSOE aguanta El PNV será la voz vasca en Madrid

Victoria pírrica del PPEFE

BILBAO - El Partido Popular obtuvo ayer una dolorosa victoria electoral que le incapacita para gobernar en solitario o con un único socio estable tras perder más de tres millones de votos y un tercio de su representación en el Congreso. El anunciado final del bipartidismo no ha evitado que los resultados electorales reproduzcan un equilibrio casi exacto en el reparto de escaños entre los bloques de la derecha española que representan PP y Ciudadanos -cuyos resultados, pese a ser relevantes para una fuerza política que se estrena, distan de sus expectativas infladas- y las alternativas de centroizquierda estatal lideradas por PSOE y Podemos, que tampoco ha logrado superar el liderazgo de Pedro Sánchez al frente de la segunda fuerza de la Cámara legislativa.

En la Comunidad Autónoma Vasca, el PNV refuerza su presencia en Congreso y Senado, aunque la fuerza más votada al primero haya sido Podemos, por el mayor peso de la clave del cambio en La Moncloa a la hora de definir el sentido del voto. En esos términos, el castigo ha sido severo para EH Bildu, muy mermado por su falta de claridad en una campaña en la que los electores han visto en el PNV la voz que defiende los intereses de la especificidad vasca en Madrid.

La victoria electoral del PP es claramente insuficiente para una investidura automática de Mariano Rajoy en función de su incapacidad de mantener líneas de diálogo con las fuerzas políticas de sensibilidad nacionalista en Euskadi y Catalunya. Contra la voluntad expresada públicamente por los cuatro partidos de ámbito estatal, PNV, ERC y la nueva formación heredera de Convergencia, pese a obtener un discreto resultado en Catalunya, volverán a ser determinantes a la hora de configurar mayorías.

En clave de rechazo La polarización en torno a la continuidad o la generación de una alternativa al PP se ha reflejado tanto en los resultados en el conjunto del Estado como en Euskadi. Así, la fuerte irrupción del partido de Pablo Iglesias, le ha permitido concentrar el voto de rechazo en la Comunidad Autónoma Vasca y en la Foral Navarra, a costa de EH Bildu y Geroa Bai y, en menor medida, del PSOE, a los que ha arrebatado el primer puesto en localidades que hace apenas unos meses se decantaban por ellos en las municipales. Podemos ha sabido presentarse como voto útil por el cambio, sustituyendo al PSE y al PSN como alternativas. El otro componente del voto vasco, el de la defensa del autogobierno y el modelo propio en el Estado ante una eventual modificación del marco legal, se ha decantado nítidamente por el PNV.

Pedro Sánchez ha mantenido al PSOE como segunda fuerza y ha resistido el embite que le llegaba desde la izquierda, aunque no ha podido evitar que Iglesias esté en disposición de mirarle a los ojos si quiere contar con él como socio. Por el camino se ha quedado la tercera opción de izquierda, IU-Unidad Popular, demostrando que dos, aunque mal avenidos, pueden ser compañía, pero tres son multitud en ese espectro político. El modelo nacional recentralizador de la derecha española -el practicado por el PP y el prometido por Ciudadanos-, pierde el pulso pese al acierto de Rajoy de buscar el voto rural. Nadie tiene hoy opciones de ser investido.