Los yihadistas que mueren a manos de una mujer se quedan sin las 72 vírgenes

Los yihadistas más desalmados, los que entierran vivos a los niños cristianos, los que crucifican a sus rivales y cortan las cabezas de periodistas e incluso los que se comen el corazón de un enemigo abatido huyen despavoridos cuando les silban las balas de algunos batallones kurdos. Y es que en ellos el gatillo es apretado por un dedo de mujer. La yihad ‘guerra santa’ predicada por los clérigos más radicales promete a quien muere en combate un acceso directo al paraíso en el que tendrá a su disposición a 72 bellas vírgenes. Un reclamo usado para el alistamiento de combatientes radicales. Por eso las legiones de yihadistas dispuestos a morir son numerosas. Pero si son abatidos por una mujer, entonces no hay paraíso.

Una mujer soldado es haram (maldición), así lo explicaba una combatiente kurda llamada Diren a la BBC. “Cuando ven a una mujer con un arma de fuego, sienten tanto miedo que comienzan a temblar. Se retratan a sí mismos como chicos rudos para el mundo, pero cuando nos ven con nuestras armas, se escapan”, relata.

Estas mujeres kurdas son unas buenas combatientes, valientes y audaces que prefieren “morir antes de ser capturadas por el EI” ya que conocen las atrocidades a las que serían sometidas.

Estos batallones están compuestos por mujeres de entre 18 y 24 años y no son de nueva creación ya que las kurdas ya luchaban por la liberación del Kurdistán. Ahora, ante el avance yihadista, se ha disparado su alistamiento. Tanto es así, que un tercio de las fuerzas kurdas está formado por mujeres, unas 7.000.

Las mujeres-soldado kurdas están muy satisfechas con su labor ya que han conseguido detener el avance islamista y aseguran haber matado a muchos miembros del EI.

El prometido armamento que iba a ser entregado por occidente, parece no llegar nunca frente a un EI que cuenta con armamento pesado y tanques. Así, las filas Pesmerga han encontrado en sus mujeres una de las amas más poderosas contra el cruel enemigo.