trapagaran - Los familiares y amigos de Javier Rodríguez Rodríguez, el hombre cuyo cadáver apareció con signos de violencia el pasado 26 de junio junto a las vías de Renfe en Trapagaran se muestran persuadidos de que “no fue una sola persona la que le agredió para robarle” y por las circunstancias en las que se produjo el ataque “estamos convencidos de que ha sido alguien del pueblo”.
Visiblemente dolidos por el fallecimiento de Javier, un hombre soltero de 51 años que llevaba una vida discreta en el municipio minero, sus allegados rechazaron de plano que su fallecimiento tuviera algo que ver con un asunto de drogas o un ajuste de cuentas y reclamaron a los cuerpos policiales una pronta investigación, a fin de dar con “quienes han agredido a una persona querida en el pueblo, que estaba rehaciendo su vida y no tenía enemigos”.
Sí es cierto, reconocen sus familiares, que hace unos años, Javier estuvo sumergido en el oscuro mundo de las drogas “a raíz del fallecimiento de su madre que era un poco su guía y consejera pero eso fue hace muchos años y nada tiene que ver con si situación actual que le llevó, también, a superar la muerte por cáncer de una de sus hermanas ”, relatan.
Para sus allegados el motivo de su fallecimiento estaría más relacionado con su carácter afable y dicharachero que le llevaba a tener pocas precauciones a la hora de hablar sobre sus ingresos económicos. “Estuvo en un conocido pub del centro del municipio comentando que ese día cobraba la pensión que le daba la Seguridad Social”, señalan sus familiares, quienes constatan que este mes le tocaba cobra la paga por lo que estaba pendiente de recibir cerca de 1.500 euros.
Según su allegados, Javier era un hombre meticuloso que llevaba a rajatabla una libreta en la que apuntaba todos sus compromisos económicos, “desde cuantos cafés se podía tomar al mes e incluso de cuantos porros se podía fumar.”, relata con ternura una de sus primas carnales quien, como el resto de la familia, cree que Javier fue víctima de uno o varios ladrones que le oyeron hablar sobre su expectativa económica. El resto, dicen, “es malhablar”. - E. Zunzunegi