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Un revisionista en la Curia romana

Un revisionista en la Curia romanaFoto: deia

Madrid. El cardenal belga Julien Ries, uno de los antropólogos e historiadores religiosos más prestigioso de la actualidad, falleció el pasado 23 de febrero a los 92 años de edad tras una larga enfermedad.

Ries alcanzó las más altas cotas de la Iglesia católica, la púrpura del cardenalato, el 18 de febrero de 2012 de manos de Benedicto XVI. Pero el ahora ya Papa emérito no premiaba así la labor eclesiástica del prelado belga, tampoco su larga tarea pastoral como arzobispo de alguna archidiócesis o como ministro de la curia vaticana. No. Lo que Ratzinger apreció en Ries fue su larga trayectoria intelectual y sus grandes apuestas por la evolución del cristianismo y sus teorías, incluso las más denostadas desde el eje romano. Así, de la noche a la mañana, Ries, que no tenía ningún cargo dentro de la Iglesia, fue nombrado obispo antes de acceder al cargo del cardenal.

El clérigo belga, nacido el 19 de abril de 1920, destacó como intelectual tras haberse formado en el seminario menor de Bastogne entre 1933 y 1939. Después prolongó sus estudios de Filosofía durante dos años más, antes de ingresar en el seminario mayor de Namur donde profundizó durante cuatro cursos en su formación teológica, antes de ser ordenado sacerdote el 12 de agosto de 1945. Tres años más tarde obtiene su licenciatura en Teología, preludio de las de Filología e Historia Oriental que consiguió en 1949.

En la década de los 50 imparte clases de Religión Católica en el Ateneo de Athus. Su gran labor divulgativa en ese centro le valió para ingresar como profesor en la Universidad de Lovaina en 1960.

Allí comenzó a labrarse un prestigio, no solo como docente, sino también como investigador de la historia religiosa, a pesar de posicionarse muchas veces en contra de la teoría oficial que defendía el Vaticano. Quizás la más polémica en este apartado fue su defensa del jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin, un religioso, paleontólogo y filósofo francés que aportó una muy personal y original visión de la evolución, lo que propició que fuese atacado por la Iglesia y, tras su muerte, proscrito por ella. Teilhard defendía la teoría de la evolución de Darwin, mientras negaba la Segunda Venida de Cristo y la teoría del pecado original. Ries fue uno de los más fervientes defensores del jesuita francés y defendió, según reveló el año pasado en una entrevista en el periódico italiano Il Corriere della Sera, la actualidad de las teorías de Teilhard al afirmar que "las investigaciones actuales sobre la evolución demuestran la visión clara y previsora que tenía Teilhard. Se cometió un error al marginarlo".

Una raíz cultural común En su obra Símbolo, mito et rito, Constantes de lo sagrado, Ries defiende que en la historia de la humanidad existe una raíz cultural común a todas las culturas. Según el cardenal fallecido, "todas las culturas del mundo son creaciones cuyas raíces se encuentran en la imaginación simbólica. La creatividad del espíritu humano (artística, poética, literaria) se basa en esta función biológica del símbolo. Esa raíz cultural común reúne a todos los seres humanos en la búsqueda de una trascendencia, de un Otro con quien construir una alianza".

En 1986, Ries fue galardonado con el premio Dumas Millier de la Academia Francesa por su trabajo. Un año después fue galardonado con el premio Furtado de la Académie Francesa. En octubre de 2010, la Universidad Católica de Milán recompensó el trabajo de Ries con un doctorado honoris causa en Filosofía y Bioética, debido al "valor intrincado de su estudio" y su "incansable actividad científica y cultural". También fue Miembro Honorario Vitalicio de la Asociación Internacional de Historia de las Religiones.