laudio. La barbería de El Pelucas de Laudio ha perdido una de sus voces más características, uno de sus tertulianos de primera fila. El pasado sábado falleció Ramón, quien ponía la guinda de apoyo al Athletic en las prolongadas charlas matinales diarias acontecidas en este local alavés. Más cuando el peluquero es de la Real Sociedad. La temporada en que el conjunto txuri-urdin regresó a Primera División, un equipo de ETB se desplazó a este salón de barbería. Cuando el micrófono llegó a su boca dijo "No soy de la Real, yo soy del Athletic y vengo aquí a tocar los cojones", con lo que sacó la sonrisa de todos los presentes.

Así era él, alegría, diversión y temperamento. En Maderas de Llodio S.A.L., fue uno de los trabajadores que impulsó la firma tras la quiebra de Maderas Reunidas y donde se jubiló. Por algo le apodaban El Tigre. "Nuestro padre era así. Todo alegría, diversión, pero con mala hostia también", explica Iñaki, el segundo de sus tres hijos. Todo lo vivía desde el corazón en la boca.

Ramón Olaguenaga Garay nació en Deusto el 24 de diciembre de 1924, víspera de Navidad. "De hecho, su nombre completo era Jesús Ramón", matiza la familia. Tomatero, con 12 años le sorprendió la Guerra Civil. Desde lo alto de Bilbao vio los bombardeos y solía decir que "oía soplar las balas por las orejas".

Con 16 inviernos entró a trabajar en Euskalduna, a través de la cual estudió Arte y Oficios. Dos años después, una reestructuración urbanística de Deusto obligó a demoler el caserío donde vivía por lo que la familia tuvo que emigrar a Orozko, localidad en la que se incorporó al sector de la madera en el que acabaría trabajando hasta la jubilación. Primero fue tasador de montes para la empresa Manzarbeitia.

El 27 de diciembre de 1958, recién cumplidos los 34 años contrajo matrimonio con Eugenia Arza, de Laudio. Se desposaron en San Pedro de Lanuza, recordaba ayer Eugenia a DEIA y volvió a mudarse, en este caso al pueblo del que es natural su esposa. El matrimonio dio al mundo tres hijos.

En el municipio alavés encontró trabajo en Maderas Reunidas, firma en la que fue encargado de almacén, así como durante un tiempo responsable de la entrada portuaria en Zorrotza de la madera que llegaba de países como Guinea Ecuatorial.

El nacimiento de una empresa Con el tiempo Maderas Reunidas se vio abocada a cerrar. Con Ramón y otros trabajadores a la cabeza removieron Vitoria con Santiago y consiguieron crear una sociedad anónima laboral como fue Maderas de Llodio, aún en funcionamiento. "Mi padre y otros vivieron años duros de juicios, de subvenciones, de ir a Gasteiz a comprar nueva maquinaria? Fue muy duro", recuerda Iñaki quien ensalza su profesionalidad en el trabajo: "Fue un incansable trabajador. Fue el trabajador número 1".

Pero Ramón fue de convicciones fuertes, lo que también hizo al afiliarse al PNV. Fue un nacionalista abertzale hasta las cachas. Era muy suyo oírle lo de "yo no soy español", estuviera donde estuviera. Es más, él, junto a una mujer "de la que no recordamos su nombre", fueron los primeros en volver a poner la ikurriña en el local que había sido ba-tzoki hasta que los golpistas de Franco requisaron para instalar en él una tasca con el nombre de bar España. "Les pillaron poniendo la ikurriña y un español le dijo cuatro palabras gordas, pero bueno?", agrega Iñaki quien recuerda que su padre lo pasó muy mal cuando el PNV vivió la escisión que derivó en la creación de EA: "Era más de izquierdas que el PNV, pero como era de convicciones absolutas, siempre fue fiel, un hombre de partido. No pasó a EA, ideología que quizás iba más con su forma de ser y actuar".

La familia pasó sus veranos en Laredo, allí viajaban "a conquistar un poco Cantabria", solía bromear.

Olaguenaga fue también un socio apasionado del Athletic: Hasta hace seis meses, con sus 88 años, seguía acudiendo solo a San Mamés. Le gustaba ir por su cuenta: bien en autobús o en tren desde Laudio. Y no solo eso, tampoco se perdía los partidos del Bilbao Athletic en Lezama. Eran sus convicciones las que le animaban a ir.