Síguenos en redes sociales:

Un bilbaino de pro al servicio de todos

Un bilbaino de pro al servicio de todosFoto: j.M. MArtínez

bilbao. El bar restaurante Anboto es uno de los templos gastronómicos históricos de Bilbao. Ubicado en el Casco Viejo y regentado por la saga Oleaga de Mungia, fue el primero de tres establecimientos hosteleros casi en la misma calle, en Jardines: Amboto II y Amboto III. El primero ha perdido el pasado martes a quien se hacía cargo del servicio de taberna, a Javier Oleaga, uno de los hijos del matrimonio que fundó el local en 1947. El funeral por su persona lo ofició el jueves el párroco de la catedral de Santiago.

"El Anboto es uno de los negocios fundamentales del Casco Viejo", resume para quien no lo conoce Jon Aldeiturriaga, gerente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo de Bilbao. Y así lo es: por sus mesas han pasado desde los miembros de Euskaltzaindia, a Xabier Markiegi cuando era Ararteko o aquel Athletic que fue campeón de Liga en 1982, 1983. Fueron invitados por la casa a una comida que presidió también en la mesa el míster Javier Clemente.

Javier Oleaga Elorriaga nació el 21 de agosto de 1950. Fue el único de los cinco hermanos del matrimonio compuesto por José Oleaga y María Elorriaga que llegó al mundo en la capital vizcaina. Fue el cuarto. Estudió en Salesianos y desde siempre se dedicó al negocio hostelero de su padre y su madre, ambos de Mungia, que abrieron este conocido salón del paladar en Jardines justo hace 65 años. Primero llegó José y más adelante se mudaron a la villa capitalina su mujer y los niños nacidos hasta entonces.

Javier, desde entonces, no ha dejado un minuto de trabajar, hasta tal punto que su mujer no duda en asegurar que "fue un esclavo de su trabajo". Profesional como pocos. Abría a diario a las 8.40 horas y él mismo cerraba el bar a las 23.20 o pasada media hora de la media noche. Ha servido en la barra, si hacía falta servía mesas, si había que pasar la fregona, ahí estaba Javier?

Gran melómano El servicio militar, el vizcaino lo cumplió primero en Vitoria y más adelante en Gorliz. Él siempre decía que lo mejor en esos casos era "pasar inadvertido; ser de los del medio, y él mismo comentaba que eso le funcionó", valora Mari Tere. De familia de gudari, el regente del bar era todo un amante de la música. No podía vivir sin ella. Le gustaba de todo tipo y programaba para los clientes lo mismo bilbainadas que Kepa Junkera o clásica. Este último género era su pasión, con Mozart o Verdi como algunos autores de referencia. A juicio de la familia, Javier fue un hombre "fuerte", que a pesar de dolencias estuvo siempre a pie de barra. "Se ha dedicado completamente a ello, yo siempre le decía que tenía que vivir más", agrega su mujer.

Oleaga era prototipo de hombre bilbaino. Desde sus rasgos faciales a su amor por el Athletic o la Virgen de Begoña, la Amatxu. También fue una persona muy nacionalista vasca. "Nos gustaba viajar, pero no tuvimos el tiempo que nos hubiera gustado", agrega Mari Tere. En materia deportiva tenía una mente privilegiada, se acordaba de todo tipo de resultados, de fechas? fuera de balones en San Mamés, fuera de pelota en el Deportivo? "¡En eso era terrible!", remata la esposa. Javi fue socio del club de Ibaigane, pero por falta de personal en el establecimiento acabó pasándole el carné al único hijo del matrimonio, Iker, y más adelante borrándose.

El establecimiento vivió sus alegrías y también desgracias como las inundaciones de 1983 que anegaron la capital vizcaina. La familia lo pasó muy mal. "Con mucha tristeza", evoca Mari Tere. Los momentos de crecidas, que fueron dos, los sufrieron con mucho temor. Todo era lodo, barro, pero gracias a una reforma que habían hecho en pilares "un año o dos antes" el Amboto resistió "bien". El agua llegó casi al techo del bar. Sin embargo las puertas ni se abrieron y el agua se fue filtrando por debajo de ellas y salió a la calle. Las mesas apareciendo flotando.

"Recuerdo que hubo una primera subida a la tarde noche y otra con la pleamar, al amanecer", agrega. Aunque el restaurante de los Oleaga resistió bien, el local de enfrente, el Gorbea, su edificio, acabó derrumbándose días después de la tragedia natural. Curiosamente este establecimiento, entonces, también era de unos parientes de los regentes del Anboto.

Es más, dos hijos de los cinco del matrimonio fundador, Javier y Jon, se casaron con otras dos hermanas, Mari Tere y Mertxe, ambas de Orozko. El primero se ha encargado de la barra del bar y el segundo, del restaurante. La familia llegó a tener tres bares en una misma calle y el hermano mayor, Jesús, abrió en Gasteiz el Amboto Oleagarena y, tras dejarlo en manos de otra regencia, el Oleaga. Por lo tanto, son toda una saga muy conocida en Bilbao y la capital alavesa. El actual regente del Amboto Oleagarena, Iñaki Lorenzo, envía por medio de estas líneas "su pésame a la viuda, hijo y resto de familia de los Oleaga", valoró desde su local de la calle gasteiztarra Cuchillería, número 29.

El gerente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo de Bilbao, Jon Aldeiturriaga, lamentó también el fallecimiento de Javier. "Era un hombre de carácter reservado, un verdadero profesional de la hostelería. Era de hablar lo justo, muy educado y atento con sus clientes".

El portavoz del colectivo bilbaino tiene un especial cariño hacia el Anboto porque era el bar donde su padre, Juan, jugaba siempre al mus con el padre de Javier y Jon, José. Aldeiturriaga califica el establecimiento como típico de Bilbao, aunque no era un bar de pintxos. "Allí se hicieron apuestas deportivas cuando no las hacía nadie, eran otros tiempos. Lo llevaba Txibiri, un empleado".

cocina vasca actualizada El gerente de comerciantes les está agradecido desde muy joven a la familia Oleaga, porque José le hizo ya hace casi cuatro décadas a Aldeiturriaga un certificado de que él había estado trabajando en el bar, credencial para un proyecto personal para ir a aprender inglés a Gran Bretaña. El portavoz del comercio vecinal del Casco Viejo, aplaude cómo evolucionó la cocina del Amboto. Partieron de una comida típica vasca a ir actualizándola, es decir, con los platos más elaborados. El propio Jesús Oleaga, chef del Oleaga, ha recomendado siempre, cuando le entrevistan, la merluza con salsa de nécoras del Anboto, elaborada por Jon Oleaga, o las nécoras a la plancha. Los postres corren a cargo de la mujer de Jon, Mertxe, que los borda.Con todo el restaurante, con una capacidad para 110 personas, es un punto de referencia en la gastronomía del Casco Viejo, uno de los establecimientos clásicos de la cocina tradicional en Bilbao, referencia obligada del querido botxo de Javier. Este jueves se ofició su despedida religiosa en la catedral de Santiago. Familia y amigos quisieron darle el último agur.