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El bilbaino que se descubrió vasco en Madrid

El bilbaino que se descubrió vasco en MadridFoto: Euskal Etxeko Mendi Elkartea

Bilbao. "Lo ha sido todo en la Euskal Etxea de Madrid". Ese hombre fue Pablo Beltrán de Heredia Iraurgui. Falleció el pasado 12 de octubre, nueve meses después de que este hogar vasco le galardonara con su insignia de oro. Este bilbaino dedicó a impulsar y desarrollar el asociacionismo vasco en la capital española. Era directivo de Txoko-Zar, también miembro destacado de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, en la que fue delegado en corte y presidente (10 años), y en diciembre de 2011 distinguido como Amigo de Mérito. Fue, además, presidente de la Real Congregación de Naturales y Originarios de las Provincias Vascongadas, propietaria de la iglesia de San Ignacio.

Pablo Beltrán de Heredia Iraurgui nació en Bilbao en 1935, en Ciudad Jardín, faldas de Artxanda. De madre y padre vizcainos, él solía hacer hincapié en que entre sus ascendientes había alaveses y guipuzcoanos. "¡Ya ves, tengo raíces en los tres territorios!", entonaba en una entrevista realizada para la Euskal Etxea. La familia se mudó a la calle Henao. El joven Pablo estudió en Jesuitas primaria, secundaria y bachiller. "La famosa reválida entonces se hacía en Valladolid", matizaba. Acabaría estudiando la carrera de ingeniería en Bilbao. "Yo era de esos a los que llamaban empollones", reconocía.

Su vida siguió unida a la capital vizcaina cuando se casó con Tuti, su mujer. Se habían conocido en una romería el día de San Juan en Eneperi, entre Bakio y Bermeo. Ella nació en Cuba, aunque su padre era de Bakio. Tuvieron cuatro descendientes: dos chicos y dos chicas.

Durante una década trabajó en Bilbao, en la empresa Munisa, en la que desempeñó diversas funciones, entre ellas la de director de la fábrica de Mungia, donde se fabricó el famoso Goggomobil. Precisamente, hace poco se cumplieron 50 años de la salida al mercado de aquel singular coche y estuvo con sus compañeros de entonces celebrándolo en Mungia. Él mismo hizo uso del utilitario. "¡Naturalmente! Tuve dos. Hasta que nos trasladamos a Madrid".

Emigraron en 1969 a Madrid por una oferta profesional de Dragados y Construcciones. "Y no me lo pensé". En la firma permaneció hasta la prejubilación en 1997. "Antes de vivir aquí yo solía decir: si me pierdo, no me busquéis en Madrid y, ya ves, llevo aquí más de media vida", recapitulaba.

cuestión identitaria Pronto, entró en contacto con un grupo de vascos que asistían a misa en la Ciudad Universitaria, en el colegio mayor Pío XII. Se unió a ellos. "La verdad es que al llegar a Madrid tuve un curioso descubrimiento: ¡Me di cuenta de que era vasco! Hasta entonces, no había sentido esa sensación de pertenencia o de identidad, porque cuando vivía en Bilbao la cuestión identitaria no me preocupaba. Hay que entender que en aquellos tiempos las cosas no eran como luego fueron y son ahora. Puede que aquel descubrimiento fue lo que me impulsó a enredar en los colectivos de vascos de Madrid".

Beltrán de Heredia fue un hombre de Iglesia cristiana, muy creyente. Él solía decir que en un momento de su vida le ayudó el pensamiento de Teilhard de Chardin, filósofo jesuita francés y convencido evolucionista. "También la lectura de Unamuno me ayudó en mi fe", agregaba.

En deportes, fue de montaña y gimnasia diaria y en literatura recomendaba San Manuel Bueno, mártir, de Unamuno. Le interesó también Vargas Llosa, García Márquez o Graham Greene. Su película favorita fue De aquí a la eternidad y, reciente, le sorprendió la película muda The artist.

Sus compañeros de Euskal Etxea le dedican adjetivos como tenaz, honesto, trabajador, noble, sincero, humilde o inteligente. En términos políticos él se definía como vasquista: "Creo que lo he demostrado a lo largo de mi vida y de mis actividades. También siempre he dicho que no soy nacionalista. Al hilo de esto, recuerdo que no hace mucho, hablando con Martxelo Otamendi, en un momento de la conversación le dije que yo no era nacionalista, a lo que me respondió: Nadie es perfecto (risas). Hablando en serio, creo que la historia del País Vasco está muy ligada a la generación de España. Cuando hablo de estas cosas siempre digo que yo soy de mi familia, soy de Bilbao, soy de Bizkaia, soy del País Vasco, soy de España y soy de Europa... Siempre he sido muy europeísta. Si tuviera que definir mi ideología política diría que soy liberal, dentro de un orden, con inclinación hacia la derecha, pero en muchas cosas con pensamientos de izquierda".

euskaltegi Castellano parlante, Pablo apostó por aprender euskera. Comenzó en los 70. Y por trabajo no pudo avanzar como quiso. Llegada la prejubilación, completó los seis cursos del euskaltegi de la Euskal Etxea. A pesar de que como contaba el último curso no lo hizo bien por tener sesiones de radioterapia, no cejó en su empeño. "Insistí: estuve en un barnetegi y también tuve dos estancias en caseríos en Gipuzkoa y en Nafarroa que fueron muy instructivas e interesantes".

El actual presidente Julio Elejalde le hizo una entrevista. En ella acabó preguntándole: El actual presidente de la Euskal Etxea, Julio Elejalde, le hizo la entrevista en la que hace balance de su vida. Acabó la charla preguntándole: ¿Te sientes satisfecho de tu vida? La respuesta: "Mira, Julio. Lo único que puedo decir es que le doy gracias a Dios por la vida que tengo y que he tenido, de la que me siento muy satisfecho".