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Una vida plena de humildes días y noches Kas

Una vida plena de humildes días y noches KasFoto: deia

Bilbao. Conocido estos días el perfil empresarial y de la proyección internacional de la firma vasca Kas, del fallecido, José María Knörr Elorza, su hijo Ignacio Luis, reivindica en DEIA su figura familiar, la humilde de sus principios que en estos días ha pasado desapercibida.

Se ha hablado de que el gasteiztarra heredó la fábrica de cervezas La Sucursal de su abuelo alemán, un maestro cervecero que quiso poner tierra de por medio con la guerra franco-prusiana. También que el padre de José María, Román, fundó la fábrica de gaseosas As, esencia que años más tarde refrescaría su marca como Kas. Y ahí una curiosidad, la idea fue de una mujer, la de añadir la K de Knörr (se pronuncia Kéner) a As. Fue iniciativa de la esposa de José María. "Se le ocurrió a mi madre, quien le animó a mi padre a hacerlo porque así tendría más sonoridad", ilustra Ignacio Luis.

Pero volvamos atrás. A los orígenes. José María Knör Elorza fue un hombre que se acostaba a diario a las once de la noche y se despertaba a las seis de la madrugada. Nunca echaba siesta. "Peleaba duro por su familia". El matrimonio tuvo ocho hijos que había que sacar adelante. Durante la Guerra Civil, la familia vio cómo les requisaban una "furgonetilla" que tenían para hacer repartos y José María y su madre, a pesar de la escasez reinante, pudieron comprar un carro y un caballo. Ahí comenzó el origen revolucionario de esta marca de refrescos referente en el Estado. Consiguieron la concesión de la marca Chumbo, "de sabor a higos chumbos", y arrancaron a producir, al tiempo que repartían a los primeros clientes e iban a segar hierba "a terrenos de nadie" para tener para comer la yegua. "¡Mi padre era incansable!".

de reparto Poco a poco el reparto fue mayor en Gasteiz. "La yegua ya se sabía el camino y paraba de establecimiento en establecimiento". Ella descansaba, como la familia, el día de guardar, el domingo. José María aprovechaba la jornada para ir a cazar, su afición. Seguía levantándose a las seis e iba con la escopeta a la zona que hoy es Lakua.

Pero no quedaba ahí todo. Knörr también se dedicó a vender muebles, incluso, "a la venta de chatarra y mi madre, mientras tanto, confeccionaba la ropa para todos. Y los pequeños iban heredando lo de los mayores. Había que salir adelante".

Como aún así andaban "justos", el Obispado le concedió a la mujer del fallecido esta semana, el bar de la Casa Social Católica, sita en la calle Vicente Goikoetxea. "Con ello, con las gaseosas, la venta de hielo y lo del bar nos iba mejor". Es más, mientras el padre el domingo cazaba, los hijos (Ignacio Luis tenía 6 años) ayudaban en el bar ya que había juego de bolos. "Nosotros nos encargábamos de decir a mi madre cuándo se le había pasado el tiempo pedido por los que iban a jugar, una hora o lo que fuera... Y mientras otros de nosotros iban elaborando las banderillas de la barra".

José María se supo empresario cuando viajó ya a Madrid a patentar el nombre de la marca Kas como "bebida refrescante de zumo de fruta". Quienes conocen bien el mundo de la economía aseguran que este hombre trató de adelantarse a la llegada de la firma Coca Cola. "Para nosotros es un orgullo que Kas sea un símbolo vasco. Allí donde lo pedimos no fanfarroneamos de ello. No va con nuestra forma de ser", previene el hijo.

personalidad Llegados a su forma de ser. ¿Cómo era este precursor? "Muy constante, trabajador, tenaz y tremendo. Era rígido, pero consigo mismo, nunca para su familia", le viste de adjetivos su hijo. Al ver que Kas comenzaba a crecer, pidió ayuda a sus hermanos, para entrar a formar parte de la firma que abriría más de diez fábricas en el Estado, en Bélgica o Portugal. El hermano mayor, Román, que era militar, dejó el Ejército para incorporarse a la empresa. Luis y Javier también se unieron. Ambos habían heredado el bar Baden (balneario en alemán) de su bisabuelo. Lola también se incorporó y solo Pilar siguió su vida, ya que "estaba casada en Bilbao".

Ignacio quiere recalcar que su padre fue un hombre "apolítico", "nunca nos hablaba de política. Decía que prefería estar con un electricista o mecánico quien fuera antes que con un político. Eso sí, sabemos que iba a votar, pero nunca supimos a quién", explica y agrega que "nunca le gustó figurar. En los homenajes no lo pasaba bien".

La familia Knörr de Gasteiz no tiene relación alguna con otra firma muy famosa como es las sopas Knorr. "No. La de sopas es de origen suizo y no lleva diéresis sobre la letra o. Y se pronuncia como se lee", diferencian estas curiosidades.

Así pasaron los años: en 1954 se patentó Kas; en 1971 se vendieron las primeras acciones al Banco Industrial de Bilbao. "Sus accionistas acabaron vendiéndolo a PepsiCO y para mi padre, que no pudo hacer nada, fue muy triste. Para mí lo es a día de hoy, con todo lo que nos costó y lo que mi padre trabajó por salir adelante. Porque a pesar de los homenajes con lehendakaris y tal... mi padre era más de buzo que de traje".