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El cura emprendedor y akulari de Bizkaia

El cura emprendedor y akulari de BizkaiaFoto: deia

Bilbao. Uno de los sacerdotes de Bizkaia más emprendedores -si no el más- falleció el pasado lunes tras dejar una huella cooperativa, apostólica, militante en el euskera, social, radiofónica, educacional, deportiva, cultural… El diccionario no cuenta con voces suficientes para definir la impronta legada por Julián Olazabalagoa Zugaza. Tal vez el mejor calificativo sería pionero.

El religioso diocesano nació en Larrabetzu el 8 de diciembre de 1929 y tras su ordenación en América, volvió a Bizkaia, con una empresa entre sus dedos y mente: como director de la Escuela Laboral Parroquial de Markina y coadjunto de la parroquia de Santa María-Xemein.

Esa fue la semilla que hizo germinar hierbas -unas buenas y otras mejores-, arbustos, árboles con innumerables esquejes, hojas… Su imparable actividad hoy queda repartida en la sociedad y sus ciudadanos vizcainos. A Julián han de recordarse en Lea Artibai Formación Profesional, en incontables cooperativas, en la Caja Laboral, en Bizkaia Irratia, en Misiones Diocesanas, en Bizian Gora, en la Residencia de los Venerables, asociaciones de viudas…

Asentado en Markina como capital de su universo particular, Olazabalaga se hace muy amigo del fundador de Mondragón Corporación Cooperativa, José Mari Arizmendiarrieta, sacerdote de este pueblo vizcaino, fallecido en 1976. Con él coincidió en la visión de emprender y con el cooperativismo como bandera. Así, el de Larrabe-tzu, tras hacerse cargo de la Escuela Laboral Parroquial (1957), puso en marcha La Markinesa (1959), Miba (1963), consiguió que en el municipio se abriera la octava oficina de Caja Laboral, en 1971 constituyó Cicaucho en Berriatu, al año siguiente Barrenetxea Invernaderos; en 1972 convenció a Caja Laboral para crear una cooperativa de 80 viviendas en Markina. Su amplio currículo como emprendedor continúa en 1974 con la firma Lealde en Ispaster y EIKA, un año más tarde Kide y entre otras, en 1978 Herriola.

Sus días no tenían 24 horas o bien tenía un gemelo porque al mismo tiempo posibilitaba que los locales de la escuela fuera lugar abierto "a cualquier proyecto sin ánimo de lucro", tenía como consigna. Allí, se gestaban cursillos, reuniones,… y Julián era, como le conocían "el akulari", rememora una de las personas que más y mejor le conoció, su colaboradora de proyectos, Maite García Iriondo. "Le bastaba convencer a alguien para algo y ya le clavaba el akuilu y ponían en marcha lo que hiciera falta. Era muy activo, exagerado, pero además hacía que los de su alrededor también lo fueran. Ponía en movimiento a todo el mundo". Y lo mejor es que lograba sus frutos, sus objetivos. "¡Ha hecho una labor tremenda, tremenda!", le reconoce Maite.

Su labor apostólica no la dejó a un lado y se desvivió por la JOC y la HOC, Acción Católica, Legión de María y, entre otros más, los Luises. "Yo creo que Markina fue el primer pueblo que tuvo consejo de pastoral con seglares y sacerdotes", agrega García Iriondo. También fue activista en el capítulo de animación, las organizaciones como Beti Jai de personas mayores o viudas.

Olazabalaga también fue pionero en recuperar un batzoki incautado por los franquistas. "Julián junto a Arizmendiarrieta consiguieron que los franquistas devolvieran el ba-tzoki a Markina, antes de llegar la democracia. Su objetivo era instalar allí un ambulatorio. La iniciativa no llegó a buen puerto, pero nos lo devolvieron", evoca Maite quien va más allá: "Fue el primero de Bizkaia y hasta desde Gipuzkoa nos llamaban para saber qué pasos se habían dado para recuperarlo".

Desde septiembre de 1964 y hasta febrero de 1973, el grupo de Olazabalaga publicaba y difundía una hoja de información llamada Gurea. "Solo un mes no llegó a los hogares. La Guardia Civil nos incautó la multicopista", lamenta Maite. Sin embargo, cada Gurea informaba sobre las cooperativas y con artículos de fondo, incluso con la firma de Bernadino Barrutia en euskera. "Ese trabajo no tiene nombre. Fue inmenso, una labor maravillosa", ensalza Maite.

También fue precursor al comenzar a organizar viajes -no pierdan comba- para viudas y jubilados a Iparralde, gracias al apoyo de Caja Laboral. La oferta se llamó Ikusi eta ikesi. Así, en julio de de 1978 conocieron Euskadi Norte un total de 1.466 personas, en agosto 2.321 y en septiembre 334. De esa iniciativa "nació Eroski Bidaiak", ilustra García Iriondo. Olazabalaga también organizó viajes a Roma, Jerusalén, Fátima, Lourdes… Al mismo tiempo, creaba las primeras cooperativas agrarias y daba cine para el pueblo, organizaba despedidas de solteros de los Luises… Markina fue uno de los primeros pueblos en abrir un Centro de Promoción de la Mujer, cursillo de cristiandad, ejercicios espirituales…

Colaboró con las Misiones Diocesanas de Los Ríos (Ecuador), con seglares, con curas de Lea Artibai… "Tenía una idea seguida de otra y otra más. Compraba cerditos y txahalas y se las dejaba a los baserritarras para criarlos y lo que se sacara de su venta iría para misiones", recuerda su colaboradora que hizo una labor en la sombra que, por supuesto, también deben ser reconocida en estas líneas.