Bilbao. Primero quiso ser marino y terminó siendo maestro, aunque lo suyo fue siempre el mundo de la información, a cuya causa dedicó los mejores años de su vida. Eduardo Uriarte, un rostro que muchos espectadores de televisión recordarán, falleció ayer a los 66 años. Durante 31 años dio lo mejor de su vida para contarnos historias desde Telenorte. Salir a la calle, buscar, preguntar, relatar y enseñar era lo que más le gustaba. No era un profesional que se sintiera cómodo en la redacción; él, como recuerdan sus compañeros, "prefería salir a tomar el aire".

"Nuestras carreras fueron paralelas; nos encontramos en los 60 en Radio Popular y terminamos en Televisión Española en 2006 cuando nos jubilamos. Él era un reportero nato, tenía un verbo muy fluido y era muy claro; a veces era mordaz en las preguntas y también tenía un punto divertido. A él no le gustaba lo que los periodistas llaman mesa de redacción, le gustaba tomar el aire y coger el micrófono para palpar la realidad de la calle", así le recordaba ayer Ernesto Díaz, su compañero durante más de tres décadas.

Eduardo Uriarte Ibarreta -mundakés convicto y confeso- dio sus primeros pasos periodísticos en Radio Popular de Bilbao, allá por 1966, junto a Alberto Bacigalupe, Félix Linares, Ernesto Díaz y Carmen Navarro. Posteriormente, al cabo de un año, se les unirían Carlos Bacigalupe y Zorion Eguileor, como él, también nacido en Mundaka y amante de su pueblo por encima de todo. Defendió a Mundaka con un pundonor increíble, ayudado por su paisano, amigo y colega, el cantautor y actor Zorion Eguileor. Como quiera que ambos hablaban un euskera de ley, tanto en radio como en televisión eran los encargados de todas las locuciones.

Interés humano "Hacía muy bonitos y divertidos retratos de los personajes, se preocupaba por las personas. Pero también era divertido fuera de la televisión. Era un saltarín de txoko en txoko. Era cocinillas y a su vez le encantaba probar la cocinilla de los demás. Era un tipo entrañable, honesto, como periodista una persona con mucho criterio, un solterón empedernido... Sus dos focos de atención eran Mundaka, su patria chica, y Canarias, su refugio al sol y lugar de sus correrías"; para Ernesto Díaz era un amigo entrañable, "era un hombre de amistad, más de vinos que de pintxos", señala emocionado por el recuerdo.

Eduardo estuvo en primera línea, significándose como un todoterreno. Hizo locución de continuidad, reportajes, redacción y hasta transmisiones de fútbol con el Barakaldo como protagonista. Los que han vivido parte de su vida profesional a su lado recuerdan ciertas anécdotas: "Transmitía Eduardo un partido en Lasesarre, que coincidía en algunos minutos con el rezo del Rosario, que Radio Popular emitía todas las tardes desde Begoña. En el locutorio Mari Cruz Soriano. Como quiera que la segunda parte del encuentro estaba a punto de comenzar, a la Soriano no se le ocurrió otra cosa que decir: Suspendemos el rezo del Santo Rosario para volver a Lasesarre. ¡Adelante Eduardo Uriarte! La que se montó fue parda y por poco las devotas del rezo acaban con los estudios...", cuentan sus compañeros. "Era una persona muy tenaz, un poco cabezón y tenía un criterio poco menos que indomable; cuando tomaba postura sobre un personaje o un tema él lo defendía con una honestidad impresionante; y se apeaba muy poco de ese burro", rememora Ernesto Díaz.

A primeros de los 70, los más destacados nombres de Radio Popular pasarían a incorporarse al Centro Regional de Televisión Española en Bilbao. Fue el caso del propio Eduardo, de Alberto Bacigalupe, de José Manuel García Llona, de Ernesto Díaz, de Alberto López Echevarrieta y de Mari Cruz Soriano. Más tarde lo haría, para presentar y dirigir el programa Al fondo, el hombre, durante cinco años, Carlos Bacigalupe.

Durante un tiempo, y de manera profesional, fue destinado al Centro de TVE de Las Palmas, donde registró un valioso éxito profesional, que le trajo además un amor inmenso a las islas. Tanto fue así que deseaba jubilarse para ir a Canarias, hacer crucigramas -era un auténtico experto-, y dorarse al sol isleño. Eduardo Uriarte se había jubilado en 2005 y solo ha podido cumplir su sueño durante seis años.

Los que compartieron horas y horas de trabajo con él, también tiempo de asueto, recuerdan sus aficiones: "Le gustaba el poteo, la música coral, la pelota y el remo. Le gustaba charlar con sus amigos, hablar de sus historias televisivas y era políticamente incorrecto. Pero sus amigos lo eran de veras y recibían de él un trato exquisito", aseguran convencidos.

Eduardo Uriarte tenía 66 años. Dejó su profesión cuando Televisión Española empezó con las prejubilaciones. Amaba profundamente a su familia, compuesta de hermanos y una hermana. Aquella generación de profesionales que está en el ánimo de todos ha perdido a uno de sus mejores componentes.