El pelotari durangarra del salto del pollo en Dania
durango. Todo comenzó un día de San Silvestre. Finalizaba 1943 y el mundo recibía a un durangarra en la clínica La mujer y el Niño de Bilbao, a un futuro cestapuntista de órdago: José Joaquín Griñón. Todos le conocería como Cete. Falleció el 2 de septiembre a los 67 años. Su padre era Ildefonso, médico practicante bilbaino de ascendencia riojana y aragonesa. Manuela era la madre, algorteña y de familia riojana y gallega. Era maestra. "Franco puso en la calle de un plumazo a maestras nacionales; y de otro plumazo Felipe González les reconoció sus derechos y dio plaza a las que querían ejercer de nuevo. Siendo ya viuda, tuvo la valentía de reciclarse y volver a ejercer el magisterio hasta que le correspondió jubilarse", cuenta la familia.
Del matrimonio nacieron cuatro hermanos. Vivieron una infancia feliz, "sin muchos caprichos pero también sin estrecheces". Cete cursó estudios en San José Jesuitak y San José Maristak. Formaba su futuro como administrativo.
Fue monaguillo pillo en Santa María de Uribarri. "Conocía cada recovecos de la torre de la iglesia. El sacristán era Tomás, excelente personas, y en vísperas de Navidad subía con algunos monaguillos a la torre a tocar las campanas".
Jose era muy vital y "trasto", pero no dejaba de lado las tradiciones, como acudir a diario al rosario de las 14.30 horas con el objetivo de conseguir el ticket para la excursión a la playa de fin de verano con catequistas y curas. También participaba en las procesiones de Semana Santa y en los juegos nocturnos de verano. Una noche jugando a Tres Navíos en el Mar llevaba a su hermana pequeña en los hombros y "en un tropezón salió volando, cayó al suelo de bruces y se rompió la nariz".
Otro juego era bordear la pared de la iglesia, entre los dos pórticos, subidos al pequeño saliente que había a una altura de un metro del suelo, "y sujetándote con los dedos que introducías en los agujeros que había entre las piedras de la pared". También era "un artista" a txorro, morro, canicas o iturris.
apasionado de la historia Griñón fue amante de la lectura, de todos los géneros, aunque, sobre todo, la historia. También era buen caminante. "Le gustaba un buen paseo bien de Urkiola hasta las faldas del Anboto, o por Bitaño, a Larrinagatxu, Mañaria y vuelta a Durango, entre otros recorridos".
Como su padre era practicante en el frontón, le entró el gusanillo de ser pelotari y al final terminó por serlo. Hizo la mili, como voluntario, en la Base Aérea de Pollença y jugó en el frontón de Palma de Mallorca. También lo hizo en Durango, Madrid, y Florida: en el Dania Jai Alai Palace donde hizo muy buenas temporadas por lo que se deduce de los diversos artículos publicados, tanto en periódicos de la zona como en la revista editada por el mismo frontón. En algún momento, le apodaron Chicken que significa pollo en castellano, por su forma de saltar para coger las pelotas. "¡Era espectacular!", recuerdan sus hermanos. Su salto era tan famoso, que le fotografiaron para la portada de la revista que editaba el mismo frontón. También sacaron tarjetas con esta misma foto. Obtuvo varios títulos entre los que destacan campeón de dobles por parejas con Ayerdi, durante varios años. Además ganó junto a Milicua las Series del Mundo de España -según cita la familia- e hizo exhibiciones en el frontón El Paraíso de Venezuela. En aquellos tiempos hubo parejas de hermanos jugando en Dania. Una de ellas la componían con el nombre de Griñón (José Joaquín) y con el de Durango (Alfonso, "para nosotros Txontxo", subraya su hermana Marisa). Al colgar la cesta trabajó como cestero y tras años por América volvió a Durango.
amante del deporte Deportista empedernido, le gustaba Titín III en mano y Echave en cesta; en ciclismo era de Jacques Anquetil; en motociclismo entusiasta de Valentino Rossi, y en automovilismo Ayrton Senna. En baloncesto, fue fan de Los Angeles Lakers, y en béisbol era seguidor acérrimo de los Yankees de NY. "Por sus venas corría sangre vasca y su bandera allí donde estuviera era la ikurriña. Todo lo relacionado con la cultura vasca era su debilidad", agrega la familia.
Los Sanfaustos de Durango los vivía a tope: se disfrazaba, formaba parte de cuadrillas y "era buen actor intentando hacer reír a la gente". Se amoldaba a todas las circunstancias: ha hecho la compra, ha guisado, ha preparado barbacoas, ha practicado pesca submarina a pulmón y ha pescado de todo, desde chipirones hasta langostas, "lo que se podría decir un superviviente nato".
Su padre participó en la Guerra Civil en el bando nacionalista como sanitario en varios frentes hasta que tras el bombardeo de Gernika, "parte del ejército se entrego a los italianos en Santander entre los que se encontraba, siendo hecho prisionero por el ejército franquista. Estuvo en un batallón de castigo en Teruel". El hijo de aquel, Cete, vivió la vida "en todos los sentidos, intensamente, me atrevería a decir que hasta el final", apunta Marisa. Jose fue siempre "muy amigo de sus amigos, terco como él solo, pero perdía el norte cuando tenía que ayudar a alguno de ellos". Una anécdota puede ser cuando Juan María Zarandona, también pelotari y que murió allí en el año 1993 estaba enfermo, debía desplazarse al hospital y no tenía medio para hacerlo. "Entonces le llevó en su coche, haciendo locuras ya que iba conduciendo con un pie por la ventanilla para animar a su amigo y contándole chistes, para que así se olvidase momentáneamente de su problema", según contaba el propio Zarandona.
La familia agradece las condolencias mostradas y los pésames recibidos del otro lado del Atlántico, "lo que demuestra que ha sido apreciado por muchos, aunque también habrá quien no comulgaría con su forma de pensar". En una carta que data de 2001 dejó escrito: "Ruego a los que he dañado me perdonen. Encomiendo a Dios a los que me criticaron, como hermanos a quienes amo. Los que me olviden harán bien. A los que me recuerden, ruego que pidan por mi alma".