ELORRIO. El pasado domingo, día 31 de julio, festividad de San Ignacio, moría el sacerdote elorriarra Don Félix Gallastegi Audicana, un cura campechano y popular. Suscriptor y ávido lector de este diario, en ocasiones ocupó alguna de sus páginas, como, por ejemplo, con motivo de la inauguración del Batzoki de Benidorm, cuya bendición impartió, o cuando pronunció el pregón de fiestas y lanzó el chupinazo inaugural de las Ferixa Nausikoak de su villa natal.
Pero relatemos brevemente algunos de los datos principales de su trayectoria vital. Nacido en 1930, ingresó en el Seminario en el curso 1941-1942, donde conformó con sus condiscípulos, los Derwiches, un grupo de amigos cuyo compañerismo y cariño le acompañarían toda su vida.
En su vocación sacerdotal fue influenciado, según sus propias palabras, por el ejemplo del hermano de su padre, esto es, su tío Don Claudio Gallastegi -el conocido párroco de San Antón-, quien le recomendó que en su vida sacerdotal, por modesta que fuera, desarrollara proyectos y actuara, máxima que Don Félix cumplió sobradamente.
Su primer nombramiento le llevó a Berriz. A este le siguieron los de Etxano, Atxondo, Elorrio, Benidorm y, finalmente, Ispaster, desde donde asumió también la parroquia de Ereño.
Después de su jubilación se trasladó -junto a su madre Áurea, fiel compañera en sus últimos destinos- a la Residencia Diocesana San Vicente, en Bilbao, donde, además de seguir impartiendo misa diariamente, se acercaba cada fin de semana con el mismo objetivo al Duranguesado, en especial al barrio de Gazeta en Elorrio, al cual estaba muy unido.
retiro En su retiro de Bilbao puso por escrito las peripecias de su vida en un par de volúmenes amenísimos, donde se relatan mil y una anécdotas de sus cincuenta años de sacerdocio por los pueblos de Bizkaia.
Don Félix fue, sobre todo, un hombre de acción: allí donde estuvo, dejo su impronta. "Umeekin jolastu, gazteekin ibili, herrikoa izan" era su divisa.
Valga lo siguiente como muestra de ese triple objetivo plenamente ejecutado: no hay adulto en Elorrio que no recuerde las actividades que Don Félix preparó para niños (las excursiones a Gamarra o las colonias de verano), jóvenes (el Gazte Leku o la escuela de ciclismo) o el pueblo en general (el establecimiento de la tamborrada en las fiestas mayores del pueblo, su actividad como directivo del equipo de fútbol local o la recuperación de las ermitas).
Y cómo olvidar su labor con los mayores en Benidorm, a donde trasladaba a cientos de vizcaínos anualmente, mucho antes de que se inventaran el Imserso o Adineko.
A la vista de estas iniciativas se puede decir que, a menudo, se adelantó a su tiempo: locales y actividades para jóvenes, ocio para los mayores, promoción del deporte y las fiestas populares, cuidado del patrimonio cultural y monumental de nuestros pueblos?
Sirvan estas líneas como recordatorio de su figura y agradecimiento de la familia a todas las personas que le han acompañado en su vida y en el momento de despedirle de entre nosotros.
Agur, Felix, egun handira arte!