zamudio. El amor es de las pocas cosas que crecen cuando se reparte. Así lo hizo saber dando ejemplo Miren Lambarri durante su camino vital de 77 años. Ella no buscaba el destino de la felicidad, la trataba de pasear sin empeñarse cada día. Hasta el pasado martes, que se despidió en su senda hacia la eternidad con el acompañamiento para siempre de los suyos, de toda su familia y amigos. Hoy se oficiarán los funerales por su persona en la parroquia San Martín de Arteaga de Zamudio, a partir de las 18.00 horas.

Miren Lambarri García nació en Sodupe un inocente 28 de diciembre. Corría el año 1933. La joven se casó con Txomin Merodio de Alonsotegi, municipio en el que afincaron su residencia familiar y en el que vivieron durante más de treinta años, hasta que hace una década se mudaron a Zamudio. Miren trabajó como administrativa en un periódico vizcaino entre 1951 y 1961. Junto a su amiga Pili, constituyeron hace unos años una ONG para visitar y aportar mayor calidad de vida a las personas mayores de la residencia de Zamudio, cuya dirección y usuarios que le rindieron un sencillo homenaje "por tu labor comunitaria", y se lo entregaron acuñado en una emotiva placa.

A juicio de una de sus dos hijas, Ana -la menor se llama Estibaliz-, su amatxu fue "siempre moral. Era muy servicial. Un ejemplo es que al venir a vivir a Zamudio cuidó de mis hijos. Me los crió ella. Echaba una mano para todo", le reconoce y le califica de "muy nacionalista, comprometida hasta el final".

Con esta misma mira, la retrata su sobrino, Manu Tejada, alcalde de Abanto-Zierbena. "Era muy muy abertzale, ligada al ciento por cien al PNV. Era una afiliada muy seguidora del partido", ensalza Tejada. Ana recuerda que el día del Alderdi Eguna era "para ella lo máximo".

El amigo de la familia Manu Galíndez dibuja la persona de Miren con trazos íntegros. "Era una emakume íntegra, una gran persona. Es una pena todo lo que ha sufrido por su enfermedad para lo buena persona que ha sido", enfatiza Galíndez quien agrega que "cuando las personas se mueren, parece que todas son buenas, pero en este caso ella sí que lo ha sido, emakume entregada al ciento por cien".

Entregada, también a sus dos aficiones, pasiones: "Su familia y el PNV", destacan. Todo ello con una tercera pata: la amistad. "Aunque vinieron hace diez años a Zamudio, conocían a todos, con todos hablaban", apunta Ana. Manu Tejada va más allá: "Era excepcional, de grandísimo corazón. No tiene enemigos y diría más, ni poco-amigos tampoco. En una ocasión me dijo que nunca se había metido a la cama estando enfadada con alguien. Era una mujer de soluciones y muy positiva, sin rencor con nadie. Era muy católica".

El pasado martes mientras una tormenta comenzaba a llegar a Zamudio, cuando "la tarde se puso triste" -apunta Ana-, Miren posó los pies sobre un nuevo camino, sabiendo que ha dejado numerosas sendas abiertas, todas ellas con un lenguaje a compartir entre todos: el optimismo.