Bilbao. Millones de personas en la India y en el extranjero lloran desde el martes la muerte de Sathya Sai Baba, un popular y controvertido guía espiritual indio que levantó una extensa red asistencial, un emporio económico y, más anecdóticamente, conquistó al movimiento hippie con su estética y sus supuestos milagros. Sai Baba, de 84 años y autoproclamado dios, sufrió un fallo cardiorrespiratorio en el hospital que él mismo levantó en su ciudad natal de Puttaparthi.
Sai Baba, cuyo verdadero nombre era Sathyanarayana Raju, cuenta con millones de seguidores, entre ellos influyentes políticos, empresarios (como el fundador de la cadena Hard Rock Cafe), astros deportivos y actores de cine, que le consideraban una encarnación o avatar de la trinidad hindú formada por Brahma, Vishnú y Shiva.
El consejo que gestiona su obra asegura que tras "abandonar su cuerpo mortal", el gurú estará ahora "omnipresente" en la naturaleza, y que el deber de sus seguidores será "sentirlo y buscarlo de forma diferente", hasta la llegada de su próxima encarnación.
Nació el 23 de noviembre de 1926 en el seno de una familia pobre. A los 14 años, Raju dijo tener naturaleza divina y predicó durante tres días bajo un árbol. Cuando aún era joven, su fama como gurú comenzó a extenderse y se multiplicaron sus devotos seguidores, que acabaron convirtiendo su tranquila ciudad natal en una vibrante urbe, donde se edificaría en 1950 su centro religioso, la Morada de la Paz.
El santón se hizo famoso por sus supuestos milagros, habilidades místicas con las que producía ceniza o comida de la nada, o se sacaba de la boca joyas, bolas de oro y relojes.
Sai Baba, conocido por su melena estilo afro y su larga túnica naranja, adquirió popularidad en Occidente en la década de los setenta, en gran medida gracias al movimiento hippie. Los últimos años, y tras recibir acusaciones de fraude, Raju había abandonado sus milagros, y se había centrado en las ayudas sociales y la caridad, apoyado en un consejo que gestiona, según la Hacienda india, más de 9.000 millones de dólares en donaciones.
Según sus predicciones, ocho años después de su muerte -"a los 96 años", dijo- nacería un nuevo avatar, Prema Sai Baba.