Síguenos en redes sociales:

La calle Dos de Mayo, territorio comanche

Los vecinos denuncian que viven diariamente con las amenazas, insultos, vejaciones y agresiones de un grupo de jóvenes. Los residentes buscan una convivencia tranquila basada en el respeto mutuo

La calle Dos de Mayo, territorio comancheFoto: Zigor Alkorta

Bilbao. Bilbao La Vieja, y en concreto la calle Dos de Mayo, se ha convertido en territorio comanche. Tal y como dicen sus vecinos y comerciantes, no se trata de una situación nueva. Desde hace "muchos años", esta vía es un hervidero de amenazas, insultos, vejaciones y agresiones. Los causantes son, al parecer, un grupo de personas que "ocupa las calles". La última agresión tuvo lugar el pasado lunes, cuando un joven de 29 años recibió una paliza y acabó pasando por el quirófano con el tabique nasal fracturado. El motivo, según denuncia, es que quería salir de su propio portal y este grupo no se lo permitió. "Gracias que no respondió a la agresión, porque sino se le echan todos encima", afirma Javier, vecino del portal.

No se trata de un altercado aislado. Los vecinos denuncian otro incidente el pasado martes. Los jóvenes que ocupan la calle nuevamente impidieron el paso a este joven cuando trataba de salir del portal, esta vez con su padre. Y amenazaron: "¿Qué pasa, tu hijo no tuvo bastante con la paliza de ayer?", según cuentan los testigos.

"He llegado a contar más de 50 personas ocupando la acera", dice Lili, vecina de la zona. "Estos jóvenes ocupan las calles, las aceras, los bordillos de los comercios y no nos dejan ni salir de casa. Nos tienen amedrentados y no podemos decirles nada, porque de lo contrario... a mí me han lanzado ladrillos a las ventanas, me han roto las persianas y me han pegado tortazos varias veces", explica Valentina, otra vecina. "No sólo eso, tenemos que pedirles permiso para pasar y si les apetece nos obligan a bajar a la carretera. Además, nos amenazan y nos insultan. No nos tienen ningún respeto", apunta Asunción.

Según cuentan los vecinos y comerciantes, el problema no es que estos jóvenes sean marroquíes, argelinos o nigerianos. "No se trata de un tema de racismo sino de respeto y convivencia", dice Lili. "Soy angoleña y desde que llegué aquí hace 35 años he sido una más del barrio. Los vecinos me tratan de igual a igual porque desde un principio les respeté y ellos a mí", matiza. "No somos racistas, es que no queremos vivir entre malas personas, sean de donde sean", asegura Javier.

Desamparados Los bilbainos residentes en la calle Dos de Mayo se sienten desamparados. "La convivencia es imposible debido a la falta de respeto", indica Valentina. Están amenazados, viven con estrés y con miedo. Un miedo real. "Saben quiénes somos y ya no nos atrevemos a enfrentarnos a ellos porque algún día nos va a pasar algo", explica Asunción.

"Por la noche no podemos dormir, arman escándalo hasta altas horas de la madrugada. Esto no es forma de vida", afirma Juli. "Mi hija de 24 años no se atreve a volver sola a casa por la noche porque no es la primera vez que la esperan cuando llega. Esto hay que vivirlo para entenderlo", dice Javier.

Tanto es así, que son muchos los residentes que han decidido abandonar el barrio. "Muchos se van por la convivencia, no se puede criar a un hijo en estas condiciones", asegura Valentina. Y es que, tal y como explican los vecinos, "estos individuos no respetan ni la edad, ni el sexo, ni la raza, tanto increpan a ancianos como dicen groserías a niñas". "Tenemos que poner orden y hacer de policías poniendo en peligro nuestra integridad", dice Elisa, otra vecina.

El problema no es la falta de policía, tanto municipal como autonómica en la zona, sino que, según cuentan estos testigos "no pueden hacer nada". "Parece que ellos gozan de diferentes privilegios. A mí me han roto dos veces la nariz, si yo hago lo mismo cae todo el peso de la ley sobre mí, pero ellos entran por una puerta de la comisaría y salen por otra. ¿Por qué quedan impunes sus actos y no tienen consecuencias?", dice un comerciante.

Por todo ello, piden a las autoridades "que actúen". "No queremos abandonar nuestro barrio, hemos vivido en él toda la vida y queremos seguir haciéndolo".