El guionista de "El marido de la peluquera"
Bilbao. Claude Klotz nació en 1932, en Marsella, hijo de un maquinista, que le transmitió "una pasión sin límites por el cine" y le bautizó con su nombre. Pero a sus 45 años, un editor le rebautizó Patrick Cauvin; su novela, E= MC2 mon amour, vendió más de dos millones de ejemplares. Y cambió la vida de Klotz, modesto profesor de instituto hasta entonces. Ya en 1971, Klotz firmaba su primer polar -la novela policiaca francesa con tintes políticos-, a la que seguirían trece novelas de acción, protagonizadas por Reiner, héroe de ambigua moralidad.
Pero no será el violento Klotz, sino el romántico Cauvin, quien triunfará. Ese Cauvin que firma, en 1977, el superventas que le haría famoso. "Aunque el dinero nos lo repartimos", ironizaba Klotz.
El libro contaba los amores infantiles de dos críos superdotados, Daniel, provinciano pobre que sueña con Hollywood, y Lauren, pequeña estadounidense de rica familia. En 1979, George Roy Hill lo transformó en filme, producto típico del Hollywood con el que Daniel soñaba.
A veces, Klotz protestaba: "¿Cómo hubiera podido imaginar que el inexistente Cauvin vendería más libros que yo?". Pero no le disgustaba la situación: "Al fin y al cabo, es el argumento quien decide si escribe Klotz o Cauvin".
Devoto de la literatura popular, Klotz le dedicó un Dictionnaire amoureux des héros (Plon), en el que hizo coexistir a Betty Boop, su novia ideal, con el Zorro y Phileas Fogg; a Lucky Luke con Quasimodo.
guiones Pero el hombre fundamental en su vida de cinéfilo fue Patrice Leconte, para quien escribió el guión de El marido de la peluquera (1990), que fue un filme de culto casi toda Europa. Mientras Cauvin disfrutaba de su fama romántica, Klotz volvió a provocar polémicas, en 1981, con una novela sobre el holocausto, tema por entonces intocable.
Para calmar el juego, el amable Patrick Cauvin, de turista en Egipto, siguió en 1982 a una pareja de minusválidos, en sus sillas de ruedas, divertidos y enamorados. Es el eje de Dans les bras du vent.
En 1984, Cauvin firmó Laura Brams. Pero mientras la crítica juzgaba que esta historia de amor, aunque con toque Hitchcock, podría ser atribuida más bien a Klotz, el aludido se manifestaba incapaz de zanjar el conflicto. Así que enunció su teoría de la novela como una rama del cine: "Mi ambición es la de convertir al lector en espectador; los diálogos son mi cámara". Y como en el cine, en 1997 publicó una continuación de su best seller más sonado: en Pythagore, je t"adore, Laurent y Daniel se reencuentran, ya adultos. Cauvin volvía a triunfar.
Tras cinco años, Cauvin sorprendió con una novela de intriga (Le sang des roses) digna de Klotz.
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