Síguenos en redes sociales:

Pedro Aizarna: "Lo peor era no poder llamar a casa"

Tres montañeros del grupo Ganguren de Galdakao llegaron ayer por la tarde a Termibus tras un viaje "eterno" desde India Aseguran que "no pasamos nada de miedo" durante la tromba de agua

Pedro Aizarna: "Lo peor era no poder llamar a casa"FOTO: ZIGOR ALKORTA

bilbao. La pesadilla de unas vacaciones catastróficas terminó ayer para siete de los 46 vascos que quedaron atrapados en la ciudad cachemir de Leh a consecuencia de las inundaciones que sacudieron el norte de India la madrugada del 5 al 6 de agosto. Tres de ellos, Pedro Aizarna, Begoña Arandia y Pantxi pusieron fin a su intensa aventura hacia las 20.30 horas en Termibus. "Se nos ha hecho muy larga la vuelta porque salimos el lunes a las 15.00 horas de Leh, y llegamos Delhi sobre las 17.00 horas y a las 2.00 horas de la madrugada partimos hacia Bruselas, y después Madrid y en autobús hasta Bilbao", comentó Pedro Aizarna nada más poner pie en la capital vizcaina.

A pesar de las alarmantes noticias que llegan cada día desde allí, Pedro Aizarna aseguró que no llegaron a temer por sus vidas. "No pasamos nada de miedo porque consideramos al principio que era una lluvia torrencial como las que caen en Bilbao", comentó.

El inicio de la catástrofe les sorprendió de madrugada estando en el hotel junto a otros turistas. "Nos dimos cuenta de la situación cuando empezamos a ver que entraba agua en nuestra habitación del hotel. A la mañana siguiente vimos que hacía un sol precioso para subir el monte que teníamos previsto, pero el guía nos dijo que estaba todo muy mal y que no se podía subir. Entonces aprovechamos la mañana para hacer un montecito pequeño de 3.900 metros. Cuando bajamos, nos dijeron que un barrio de Leh estaba totalmente destruido", recordó. "En ese momento fue cuando decidimos ayudarles y empezamos a desescombrar un hospital que había sido totalmente anegado por las inundaciones y del que fuimos quitando todo el barro de las camillas y sillas, aunque más tarde nos dimos cuenta de que el resto era más trabajo de máquinas porque todas los caminos estaban totalmente destruidos", describió Aizarna. Los montañeros vascos se toparon con la realidad de la tragedia al conocer las primeras víctimas. "Vimos cadáveres a los que estaban enterrando en un cementerio próximo", afirmó Aizarna que lo que más le sorprendió fue la reacción de los habitantes de Leh cada vez que empezaba a llover. "Ellos subían a las montañas para guarecerse en los muchos monasterios que hay por aquella zona", relató.

Orden alfabético Respecto a su rápida evacuación, Aizarna explicó que se debió a motivos de "orden alfabético y gracias a nuestros apellidos, mi mujer y yo pudimos regresar juntos", explicó. "Fuimos de los primeros evacuados, salvo Rafael que estaba herido y salió el primero", añadió. Según Aizarna, las indicaciones que les llegaron desde la embajada española y el Club Ganguren eran claras. "Las instrucciones que teníamos era que allí no pintábamos nada, y que esta semana volvíamos a correr el peligro de que hubiese otro monzón muy fuerte", indicó.

La avalancha de turistas que todavía busca salir de Leh y de la capital india hizo que las dificultades de la evacuación aumentasen ante la escasez de vuelos. "El billete lo conseguimos nosotros de muy mala manera, por nuestros medios, porque aunque vino un funcionario de la embajada, éste no pudo hacer mucho", señaló Aizarna. Y es que los montañeros vascos tuvieron que buscarse la vida en una situación que por momentos se convirtió en extrema para algunos. "Hubo reaciones de dos tipos, por un lado la gente que se asustó mucho y dijo que había que salir de allí a toda costa, y por otro lado hubo algunos que consideramos que no era para tanto", indicó Aizarna. "Lo peor era no poder comunicarnos con nuestras familias, por eso optamos por pedir a cualquier indio de Leh su móvil. Le dábamos 50 o 100 rupias y era cuando podíamos hablar directamente con la familia, porque sólo funcionaban sus móviles".

Debido a la tragedia humana de la que fueron testigos, los miembros del grupo Ganguren no dudaron en ponerse manos a la obra en las tareas de desescombro y aportar gran parte de sus provisiones. "Dimos todos los medicamentos que teníamos del botiquín al hospital y nos quedamos con lo esencial". Con esto gesto solidario mantuvieron la calma y no se quedaron de brazos cruzados mientras esperaban a que se ejecutasen los trámites legales para poder salir de Leh.

críticas La labor de la embajada española a la hora de gestionar la evacuación fue duramente criticada por Aizarna. "No puedo valorar positivamente la actuación de la embajada porque estábamos totalmente abandonados, no teníamos noticias de nada. Hubo gente que sacó billetes a través de internet antes que nosotros que realizábamos los trámites a través de la embajada". Además, aclaró que dicha gestión les costó un sobreprecio. "El precio de internet era alrededor de 5.000 o 6.000 rupias, y nosotros tuvimos que pagar 7.900 rupias", dijo.

Por último, ya con la calma de sentirse en casa y con la familia, Aizarna valoró "muy positivamente estas vacaciones porque ha sido la ilusión de nuestras vidas hacer un trekking de este estilo, y fuimos con todo el ánimo", declaró al mismo tiempo que hizo un balance positivo de haber regresado a casa sano y salvo. "Si hubiésemos empezado el trekking un día antes, ahora no estábamos aquí contándolo, por eso esta experiencia tiene un sabor agridulce, porque tiene el punto negativo de que han desaparecido amigos que estaban allí como nosotros", concluyó. Hoy se espera la llegada del resto del contingente de montañeros vascos.