Las causas pendientes de del acusado por un intento de estrangulamiento a un vecino de Bilbao en diciembre de 2021 siguen aumentando. Nelson David M. B. es sospechoso de al menos siete homicidios y dos homicidios en grado de tentativa. La segunda sesión del juicio en el que se le juzga únicamente por uno de estos delitos, por el que se enfrenta a una condena de casi 18 años, reveló ayer martes la existencia de un patrón en la forma de actuar del procesado tras las investigaciones desarrolladas en 2022. Así lo indicaron dos ertzainas de la unidad de delitos contra las personas que testificaron ayer martes en la Audiencia Provincial de Bizkaia. Los agentes señalaron que los crímenes estaban “absolutamente relacionados” y había “muchos indicios” que vinculaban al acusado con los mismos.

Según explicó el agente responsable de dicha área, su unidad recibió el encargo de investigar al acusado, de origen colombiano y de 25 años, el 29 de abril de 2022, cuando se corroboró que cabía una posibilidad “muy cierta” de que fuera autor de varios homicidios. Esta fue la conclusión a la que se llegó después de que el juez instructor del caso por el que se le está juzgando estos días emitiera una orden de detención. Paralelamente, se le relacionó con un caso de homicidio en septiembre de 2021, que salió a la luz después de que se practicara una segunda autopsia, a instancias de la familia, en la que se detectó presencia éxtasis líquido. 

“Pudimos relacionar a esta personas con unas muertes, aparentemente naturales, en las cuales en minutos posteriores o en días posteriores, el sospechoso manejaba dinero, tarjetas y vendía objetos personales de las diferentes víctimas”, expuso el agente sobre las conclusiones a las que llegaron tras analizar datos bancarios o visualizar imágenes de cajeros en las que el acusado “sacaba dinero con tarjetas de los fallecidos”. “Había muchos indicios que señalaban a esta persona como posible sospechoso”, señaló el agente, quien habló de un mismo patrón en todas las muertes. “Tenían características comunes, como la condición homosexual de las víctimas, que aparecían en sus viviendas, sin aparente violencia, sentados o recostados en su sofá”, apuntó.

Este mismo agente participó en la detención de Nelson David M. B. tras su entrega en la comisaría de Irun, a la que acudió el 5 de mayo de 2022 tras verse “acorralado”. Durante el registro del domicilio “se hallaron una serie de efectos que posteriormente se relacionaron con el resto de casos”. Se trata de perfumes, sudaderas o zapatillas que fueron pagadas con las tarjetas de los fallecidos, además de documentación relativa a cuentas bancarias del sospechoso. “Pudimos comprobar que en una del Banco Santander era donde había estado recibiendo Bizums desde teléfonos de fallecidos o transferencias de diferentes cuentas”, afirmó este agente, quien expuso que “la investigación sigue su curso”. 

Otro de los agentes que participó en las pesquisas relató que en los casos en los que pudieron tener acceso a los terminales de los fallecidos hay constancia de que utilizaban Wapo, aplicación de citas para personas homosexuales a través de la que el acusado contactaba con sus víctimas. “Actuó de la misma forma en la que lo hizo en esta última ocasión”, afirmó en relación al modus operandi del acusado, que el lunes reconoció que quiso “aturdir” a la víctima del caso por el que se le juzga, “en un impulso”, con el objetivo de robarle. De hecho, Nelson David M. B. apuntó que procedía a instancias de una banda de “tarjeteros”. Sin embargo, este agente aseveró que, tras investigar a “todo el entorno social y laboral del acusado”, no encontraron a ninguno de los sujetos a los que se refirió el lunes y, además, expuso que el procesado no llegó a mencionarlos en las declaraciones judiciales previas.

En la segunda sesión también testificó la pareja del acusado, protegida tras un biombo, quien ratificó que mantiene una relación con el acusado desde verano de 2021, cuando estaba “terminando el bachillerato” en Murcia. La joven, que sostuvo que Nelson David M. B. “nunca ha sido violento”, reconoció que no tuvo conocimiento de la bisexualidad de su pareja ni de que consumía drogas hasta que salió en los medios. Además, respondió vagamente cuando fue preguntada por el entorno del acusado, que apenas conocía. No obstante, mantuvo que la “única intención” que tenía era robar. 

En esa misma sesión testificó también el psiquiatra que sigue atendiendo a la víctima, que tras la agresión denunciada manifestó un estrés post-traumático de ansiedad y angustia del que “está evolucionando favorablemente”.