El PP suele elegir cuidadosamente los días en los que sale a la calle a exhibir músculo. Ayer domingo, con el pretexto de mostrar unidad frente a la “amenaza” de la Ley de Amnistía suscrita entre PSOE y Junts per Catalunya para así aupar a Sánchez a la presidencia, y pese al habitual baile de cifras –80.000 asistentes, según la Delegación de Gobierno en la capital, Madrid, y un millón, según fuentes populares–, fue el día idóneo. Con actos convocados en las 52 capitales del Estado, la formación conservadora se mostró favorable “a dar la batalla contra la impunidad” donde sea –en las instituciones, en los parlamentos, en los tribunales, en la Unión Europea y también en las calles– de forma “pacífica, cívica y legítima”. Será una lucha constante, advirtió el presidente del PP, un Alberto Núñez Feijóo que volvió a referirse a una nuevas elecciones como única alternativa al actual panorama político.

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Concentraciones del PP contra la amnistía en todo el Estado

Lo cierto es que, pese a las movilizaciones del PP, el Estado tendrá un presidente socialista esta misma semana ◘–la investidura se celebra de miércoles a jueves–, una vez cerradas las negociaciones con una amplia amalgama de partidos –ERC, Junts, PNV...– que ha logrado componer Pedro Sánchez. Pero, a juicio de Feijóo, el Estado “va a tener a un presidente que ha comprado su investidura a cambio de la impunidad judicial de sus socios pagada con los impuestos de los españoles”. Con la participación de sus dirigentes –estuvieron Isabel Díaz Ayuso, el expresidente José María Aznar, el alcalde madrileño José Luis Martínez-Almeida o el vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta, Borja Semper–, la cita de Madrid estuvo capitalizada por la lectura de un manifiesto en el que los populares convocaron a los presentes a “defender el Estado de Derecho, protestar contra la amnistía y garantizar la igualdad de los españoles, independientemente de la comunidad autónoma en la que vivan”.

Durante la protesta en la Puerta del Sol madrileña, que contó con alusiones constantes al presidente Sánchez –y también gritos contra el expresident Puigdemont–, Feijóo se comprometió a mantener la movilización de manera pacífica, al menos hasta que sea posible una vuelta a las urnas que descabalgue al secretario general del PSOE de La Moncloa. Esa hipótesis es sumamente complicada de darse, pero Feijóo no renuncia a ella. “No nos callaremos hasta hablar en unas elecciones y que todos podamos otra vez votar, porque lo que se está haciendo es lo contrario de lo que hemos votado”, manifestó un Feijóo que dejó clara la postura negativa de su formación a la amnistía, a la supuesta impunidad, a la desigualdad “y sí a una España de ciudadanos libres e iguales”. “Ganaremos esta batalla, la de la razón, la igualdad, la ley y el Estado de Derecho”, abundó.

Amenaza redoblada

La situación requiere, a juicio de Feijóo, mantener prietas las filas, especialmente visto que “la amenaza se redobla”. “No son las urnas, es la codicia de una persona [Sánchez] lo que nos ha traído aquí. Ha sobredimensionado el valor electoral del independentismo. Con el 6% no pueden decidir por el 100% de los españoles. Tienen menos apoyo que nunca, pero han encontrado un atajo. Siempre he combatido el independentismo, pero al menos ellos van de cara. Sánchez, no”, aseveró. Y, de nuevo, hubo llamamiento a que los “socialistas descontentos” con las prácticas de su secretario general se rebelen y rompan amarras con el PSOE. Más contundente se mostró la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, quién avanzó que el PP devolverá “golpe a golpe”, a la par que se mostraba favorable a “dar la batalla por larga que sea”.

Pese a que en un principio todo indicaba que Vox no iba a hacer acto de presencia en el acto organizado por PP, la ultraderecha sí que se hizo presente. Pero, tal y como habían ordenado desde las altas esferas de la calle Génova, no hubo lugar a los actos vandálicos.