El euskera es un idioma único en el mundo por muchos motivos. Uno de los más destacados es su origen, pues aún hoy se desconoce su procedencia y conexión con otros. A pesar de este misterio, esta lengua milenaria ha influido a nivel internacional, exportando su cultura e identidad a otros rincones de todo el globo.

Pese a que no está muy claro de dónde viene, existen muchas teorías que conectan el euskera con regiones tanto de Europa e incluso Asia. De acuerdo con los expertos, la lengua vasca guarda similitudes con ellas. ¿De qué tierras hablamos?

De Euskadi al Caúcaso

Algunas hipótesis apuntan a que el euskera habría nacido en el Cáucaso, concretamente en Georgia. Esta zona ubicada a medio acaballo entre Europa y Asia, repleta de vastos valles y escarpados montes, es todo un cóctel de lenguas, etnias y culturas diferentes entre sí.

Las investigaciones explican que el euskera sería muy próximo al daguestano y especialmente al georgiano, si bien no hay claras evidencias que liguen un modelo proto-euskérico y otro proto-caucásico. Sin embargo, hay dos grandes teorías al respecto.

La primera se basa en los flujos migratorios que tuvieron lugar en el pasado. De acuerdo con esta idea, los pueblos caucásicos se desplazaron en la antigüedad hacia la zona de los Pirineos. Dicho de otro modo, los vascos serían descendientes directos de estos emigrantes caucásicos.

La segunda teoría incide en una supuesta expansión proto-vasca en Europa tras la última gran glaciación, siendo el sur de Francia y el norte de la península ibérica los puntos de partida. En este caso, los caucásicos podrían ser los descendientes de estos antiguos vascos que emigraron al Cáucaso.

Claros ejemplos

Aun así, hay varias palabras que guardan ciertos parecidos entre las lenguas de estos pueblos y de las que podemos extraer algunas conclusiones. Un buen ejemplo es el término ‘zari’, cesto en georgiano, que en euskera se llama ‘zara’ u ‘otzara’.

Otra palabra que podemos encontrar es ’ezer’, hermoso en georgiano, y que al euskera se traduce como ‘eder’. Se trata, sin duda, de una muestra más de las curiosas coincidencias que unen a las tierras vascas con las remotas aldeas de Georgia.

Un elemento gramatical común entre estos idiomas es la ergatividad, que diferencia al sujeto intransitivo del sujeto transitivo o activo. En la frase “el hombre viene”, el sujeto en euskera sería ‘gizona’, pero en “el hombre ve”, el sujeto sería ‘gizonak’, añadiendo una -k al final de la palabra.

Por si fuera poco, muchas lenguas de esta zona del mundo contienen en su estructura el concepto de la ergatividad, muy frecuente en la construcción de algunas de sus frases. Otro motivo que conecta al euskera Georgia.

Otras teorías

Dejando a un lado las hipótesis planteadas sobre el origen del euskera, como la que afirma que su cuna es Georgia, hay otras que resultan igual de interesantes.

Armenio

El lingüista vasco-británico Edward Spencer Dodgson en 1884, al igual que el filólogo alemán Joseph Karst en 1928, descubrieron más de 300 coincidencias léxicas, gramaticales y fonéticas entre el euskera y el armenio, como por ejemplo en ‘tegi’ (lugar) y ‘zati / zat’ (porción, parte, en euskera y armenio, respectivamente).

Del mismo modo, el lingüista Vahan Sargsyan identificó en 1998 casi 600 palabras compartidas entre los dos idiomas. Este experto sugiere que se introdujeron mediante la metalurgia y la agricultura gracias a una antigua migración de armenios a tierras vascas.

Otros ejemplos que sostienen esta teoría son palabras en común como ‘ardi’ (oveja), ‘urti’ (agua abundante) y ‘gari’ (trigo en euskera; cebada en armenio).

Japonés

El escritor J. B. Lissarrague expone en su artículo ‘La soi disant parenté des langues basques et japonaise’ para la Revista Internacional de Estudios Vascos que el japonés y el euskera tienen vocablos similares: ‘akita’ quiere decir fatigado, mientras que en euskera esta palabra se dice ‘akitua’. 

Para expresar 'hermano', en japonés utilizan las palabras ‘ani’ o ‘ainé’, y en euskera se dice ‘anae’ o ‘anai.’ Para decir casa, los nipones dicen ‘utxi’ y los vascos dicen 'etxe'. Por otra parte, muchacho en vasco es ‘mutiko’ y en japonés ‘musuko’, mientras que solamente allí es ‘bakari’ y aquí ‘bakarrik’.