SON días de desilusión y hasta negatividad. Enésima oportunidad perdida de los rojiblancos para lograr el objetivo sin depender de nadie más y en primera persona. No les van las finales a los de Valverde. Cada vez que la cosa pinta de bien a muy bien, marcha atrás y vuelta a la casilla de salida. Es algo que no es nuevo, se repite en las últimas temporadas y el resultado ya estamos viendo cuál es. Unas veces por la falta de acierto, otras por el árbitro de turno o directamente por el cha cha cha, el caso es que el rival se lleva los puntos y los leones quedan magullados y con pocas explicaciones que poder ofrecer.

Lo de El Sadar fue igual que la peli de Murray, El día de la marmota. Hay veces que no hay más que tirar de hemeroteca para poder escribir la crónica solamente cambiando la ficha del partido. Mismos problemas y defectos y sensación de incapacidad en la cancha y tras la línea. Valverde, es cierto que tiene bajas importantes, asiste a un final de liga abrupto y con flojera de piernas de los suyos. El técnico no contaba con este final y hasta en prensa se le nota fatigado. Los futbolistas sufren mucho, pese a lo que la gente cree. No es una cuestión de querer, para nada. El equipo lo intenta y pone todo el empeño del mundo. El asunto es que muchas veces, directamente no puede.

La liga que estamos viviendo está perdiendo calidad y lo triste del caso es que se está perdiendo una gran oportunidad. Está barato alcanzar el séptimo puesto. En otras ligas europeas sería imposible llegar a esa plaza con estos puntos. Perder catorce partidos de treinta y seis jugados no es para nada normal. Es verdad que cuesta hacer gol, pero también se encajan con demasiada facilidad. La manta sigue sin estar ajustada y ya no hay tiempo para acomodarla de una mejor manera. Valverde tendrá que darle una pensada buena para la siguiente campaña.

Pase lo que pase el domingo ante el Elche la reflexión a nivel club también debe ser extensa. Hay evidencias de sobra para entender que el primer año de esta Junta ha estado lleno de buenas voluntades pero también de improvisaciones de difícil digestión.

Hoy, en Lezama, partido entre el Bilbao Athletic y el Amorebieta. Los azules ascienden a Segunda División si logran un punto ante un descendido filial que de la mano de Pallarés ha ido mostrando sus miserias a lo largo de las jornadas. La afición del Amore y la del Athletic compartirán objetivo. Creo que no hay un solo athleticzale que no quiera que asciendan los de Haritz Mujika.

Las dinámicas de unos y otros son tan distintas que pese a las insinuaciones desde Elda, lo normal es que en el campo se vea el porqué del ascenso de unos y el descenso de otros. Es emocionante ver cómo los zornotzarras vibran con sus futbolistas para retornar a una competición que te ubica en el mapa

Hay muchos motivos por los que será emotivo este día. El desplazamiento a Lezama será masivo y cero dudas de que dos horas después en la casa del Athletic, los azules cantarán el alirón y el consiguiente ascenso. ¡Aupa Azules!