Banda que pliega velas: Huyo de las despedidas como de la peste. Por eso no estuve en Bergara el 19 de enero del 91, la fecha capicúa del primer y supuestamente definitivo adiós (concierto registrado en un disco de pésimo sonido que conservo junto a todos los anteriores) y tampoco he adquirido entradas para ninguno de los espectáculos de esta segunda gira final de verdad de la buena. De hecho, y sabiendo que navego contra corriente generacional, viendo las imágenes del recital del BEC, no pude evitar una sensación de incomodidad al pensar que tanto los del escenario como los de abajo no se habían librado de los efectos escasamente delicados del paso del tiempo. ¿Nosotros, los de entonces, somos los mismos? Quizá sí, pero también no