Es curioso que, tratándose de un servicio de regulación de aparcamiento en la ciudad, la OTA no pare. O su gestión, por ser más precisos. Acaban de confirmar que el 30 de octubre entrarán en juego las nuevas reglas. Se endurece la sanción mínima y se elimina las dos horas gratuitas de mediodía. Esas son, probablemente, las dos modificaciones que saltan a la vista. Se trata de una nueva ordenanza de aparcamiento en superficie que trae consigo la creación de una área central intensiva que contará con horario ininterrumpido, como si fuese, qué se yo, el incesante núcleo del átomo, y una segunda residencial que circunvalará la primera y donde las condiciones de aparcamiento serán, esa impresión da, menos severas.

Un trébol de cuatro hojas, la aguja en el pajar. la media naranja a según qué edad. Un aparcamiento libre se ha convertido, ya ven, en una de esas rarezas a las que el ser humano miran con sombro cuando aparecen. ¿Facilitará las cosas la nueva regulación, hará sitio para tanto coche como circula? Es una pregunta de complicada respuesta hasta que no entren en juego las nuevas normas. Es de suponer que sí, pero con algunos condicionantes. Uno no podrá dejar el coche con la conciencia tranquila. ¿Volverán las multas; se agitarán las bandadas de grúas? Son preguntas sin respuesta hasta que no entre en acción la nueva ley. El área municipal de Movilidad y Sostenibilidad asegura que se pretende “mejorar el estacionamiento en la Villa así como lograr el equilibrio entre la oferta y la demanda de aparcamiento en la vía pública en diferentes zonas de la ciudad”. Pretensiones, ideas, propuestas, cálculos. Todo está en el aire. Se acerca noviembre y no será hasta entonces cuando conozcamos si este otoño traerá consigo nuevos vientos que limpien el aire y barran las aceras. Toca esperar.