El ministro Óscar Puente no necesita, al parecer, la ingesta de sustancia alguna para tener episodios alucinógenos que le impelen sin freno alguno a abrir la boca y hablar. O a tuitear. Encantado de conocerse -creo que se dirá cosas feas a sí mismo- y de defender con uñas, dientes y pantallas al Amado Líder -el Puto Amo, en su pedestre versión-, ahora ha enfadado al presidente argentino Javier Milei, otro que tal baila, al insinuar que se droga. Qué más quiere un ultra que le provoquen. Así que ya está montado un conflicto (¡otro!) diplomático. Más que Puente, este hombre es una mina.